Salud Mental

Después del COVID-19

29 de Marzo, 2020 Milagros Burguera

Seguramente no podremos confirmar ninguna de las teorías conspiratorias acerca del origen del coronavirus. Si ha sido diseñado premeditadamente desde un laboratorio de Wuhan para ajustar la distribución demográfica del país, o si responde a intereses norteamericanos para desmontar la estructura económica del gigante asiático. Científicos de todo el mundo trabajan incansablemente, para identificar genomas del agente causal que hay detrás de este brote pandémico, y de momento los resultados concluyen abrumadoramente que el origen está en la vida animal, y que el patógeno ha saltado a contagiar seres humanos en una fatal circunstancia excepcional. Desafortunadamente todos nosotros estamos comprobando que su existencia es real y también sus efectos, desde que tuvo lugar el primer contagio en territorio español, en enero de 2020. 

 

Como si de una película de ciencia ficción se tratara, desde hace meses hemos asistido a un mundo extraño, donde nuestro único tema de conversación ha sido el miedo al contagio por este virus, cuáles son las medidas de precaución que debemos tomar para ir a comprar, a trabajar, cómo debemos ponernos los guantes y las mascarillas, cuánta distancia debemos dejar entre nosotros, y tristemente siguiendo las directrices gubernamentales del estado de alarma nacional, cómo debemos cumplir estrictamente un confinamiento obligatorio en casa.

 

Y cuando nos hemos querido dar cuenta, ya ha sido tarde. En casa, aislados, nos hemos percatado de cuantos besos y abrazos daríamos, y ahora no podemos dar. Suele ser así, es nuestra naturaleza rebelde, contradictoria, la que en tantas y tantas ocasiones nos conduce a renegar de lo importante.

El niño de dos años porque está aprendiendo a decir “no”, la adolescente porque está en su etapa de reivindicación, el joven adulto porque prefiere a su novia, el padre porque está ocupado y la madre porque tiene prisa; Con mis amigos porque no pega, y con mis compañeras por que no toca. Así, se van escapando besos y abrazos, y se va esfumando el tiempo que pasamos con ellos, con nuestros abuelos, con los tíos y primos a los que casi no vemos, con nuestros padres, hermanos y hermanas, con nuestros hijos, con nuestras hijas, con nuestra pareja. Y pasa el tiempo, de espaldas al afecto, al cariño, al amor.

 

Mientras investigan una vacuna para hacer frente al Covid 19, todos los días esperamos con ilusión salir a nuestros balcones para aplaudir a los médicos, enfermeras y personal sanitario en todo el mundo, que se dedican a investigar, a tratarnos y a cuidarnos cuando estamos enfermos.  Y hasta que llega este momento todos estamos juntos en casa, curando heridas que teníamos y que nos estaban haciendo daño, heridas producidas también por un virus letal que arrasaba con lo esencial, un virus producido por el estrés, las prisas, la competitividad, el individualismo, el consumismo, las tecnologías y el mundo virtual y falso que generan.

 

Ahora teletrabajando, o no, confinados por obligación, en casa, estamos jugando con nuestros hijos, comiendo y cenando juntos, haciendo pasteles, manualidades, leyendo, escuchando música y haciendo deporte juntos, recuperando caricias y besos que hace tiempo no dábamos, haciendo viodeollamadas con ilusión a los amigos, a nuestra familia, echando de menos, ahora sí, de verdad, el poder abrazarlos, besarlos y decirles cuánto los queremos, necesitamos y echamos de menos.

Definitivamente acabaremos con ese virus entre todos, y ojalá también recuperemos juntos la sensatez de valorar de verdad que estamos vivos. Demostrando día a día lo que nos importa la persona que tenemos delante, mirándole a los ojos, cogiendo su mano al hablar, haciéndole sonreír, llorando con ella, pidiéndole perdón, respetando, comprendiendo, escuchando, amando y dándole las gracias por estar. De esta manera podremos comprobar que estamos vivos de verdad. Sólo así se desplegará ante nosotros la verdadera magnificencia de la vida, desarrollando plenamente nuestra capacidad para amar, nuestra espiritualidad, nuestro verdadero ser, y con la esperanza renovada de poder construir un mundo mejor.

Psicóloga de Ita Previ Valencia

Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia

Curso de Aptitud Pedagógica

Máster en Intervención en Trastornos de Personalidad y de la Conducta Alimentaria ADEIT-PREVI

Psicóloga General Sanitaria