Salud Mental

Estado de ánimo y cognición

12 de Febrero, 2023 María Pérez

Es cada vez más notorio el interés por el estado de ánimo y la cognición. Por ello, hoy, hablaremos del estado de ánimo y algunos síntomas cognitivos.

 

Para ello, comenzaremos hablando sobre qué es el estado de ánimo, pues bien, es aquello que sentimos. Es esa vivencia emocional y generalmente estable en el tiempo que delimita cómo nos encontramos. Es la parte más emocional de cada persona. Cuando alguien se siente en calma, o se siente triste o alegre, son estados de ánimo, por ejemplo.

 

Hay cinco emociones básicas y éstas son la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y el asco. Aunque también cabe destacar que hay tantas emociones como estados de ánimo, y todas y cada una de las emociones que sentimos tienen una finalidad en nosotros/as. Cada emoción que sentimos quiere decirnos y/o advertirnos de algo (p.e. en el caso de sentir miedo, nos está advirtiendo que hay peligro; en el caso de sentir alegría nos está diciendo que nos estamos sintiendo bien con aquello que estamos haciendo, viendo o practicando, etc.).

 

También es importante mencionar que el estado de ánimo, va altamente ligado al estado cognitivo. ¿Por qué? Porque dentro de la cognición se encuentran los pensamientos e ideas que generamos en cada situación que vivimos o que imaginamos, así como la percepción que tenemos acerca de las cosas, la memoria, la atención, el juicio y la toma de decisiones, entre otras).

Cuando el estado emocional es agradable, normalmente el pensamiento y la percepción, entre otros síntomas cognitivos, también lo son; y cuando el estado de ánimo es desagradable, el estado cognitivo que le sigue tiendo a serlo también. Es decir, está estrechamente influenciado el cómo pensamos con el cómo sentimos, y viceversa.

Cuando experimentamos sensaciones o emociones intensas, generalmente tendemos a regularnos, tanto de forma automática como de forma consciente. La regulación emocional se entiendo como un mecanismo donde se ven implicados algunos procesos (de cualquier tipo) que están influyendo sobre la forma en la que los seres humanos experimentamos y expresamos nuestras emociones.

 

Gracias a estos procesos que generamos en nosotros, conseguimos que nuestro estado de ánimo consiga aumentarse, disminuirse o en ocasiones, mantenerse. Pero cuántos más estudios se han realizado más se ha observado que los procesos cognitivos poseen un papel clave a la hora de la regulación emocional. La rumiación, la aceptación, el catastrofismo, la revisualización o reinterpretación de los sucesos, son, por ejemplo, procesos cognitivos. Y muchos de ellos los usamos de forma consciente o inconsciente para mantener un estado de ánimo o para evitar seguir experimentándolo.

 

Y finalmente comentaremos el por qué sucede esto.

Pues bueno, desde la psicología evolucionista, se contempla que desde que los seres humanos aparecieron y a medida que ha ido cambiando el mundo, el entorno y las personas, también ha ido modificándose nuestras conductas, pero el cerebro sigue muy parecido al que era en aquellas épocas. Esto quiere decir que antes era muy necesario sentir emociones de alerta intensa, o sensación de huida, quizá era necesario rumiar acerca de las cosas, saber en qué situaciones era conveniente no volver a estar, a reinterpretar o revisualizar diferentes situaciones que generaban alguna emoción para volver o no a vivirlas. Antes todo esto era importante, por lo que, de alguna forma ha sido y actualmente es, en algunas ocasiones, adaptativo (p.e. sentir asco cuando algo huele mal para informarnos de que quizá está en mal estado la comida), y en otras desadaptativo (p.e. ya no es tan adaptativo el sentir niveles de ansiedad tan altos por estar anticipando que si oímos un ruido nos va a atacar un animal).

 

En resumen, esto anteriormente mencionado, se acerca a una pequeña aproximación de la importancia de las palabras, del pensamiento y de lo que esto genera en las emociones y en el estado de ánimo, y viceversa.

Neuropsicóloga en Ita Vitoria