Salud Mental

Violencia de Género y Salud Mental

25 de Noviembre, 2020 Ada Folch

“Violencia contra las mujeres es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga, o pueda tener como resultado, un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública o privada”
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. (Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre de 1993, ONU)


Estamos cada vez más concienciados de que la violencia contra las mujeres es algo habitual en nuestra vida, y que no es ni mucho menos un fenómeno aislado. Han pasado 27 años tras esta declaración recogida por la ONU, y es innegable que se ha generado una mayor conciencia de problema en la población.
Según la Confederación de Salud Mental España, el TMG engloba una serie de trastornos que cursan con alteraciones mentales de duración prolongada, asociados a un grado variable de discapacidad y disfunción social y que requiere de la atención de diversos recursos asistenciales de red de atención psiquiátrica y social. Por tanto, podemos estar hablando de mujeres con trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos de personalidad, trastornos psicóticos, patología dual (trastorno mental y adicción), etc. Estos trastornos dificultan su adaptación al entorno y generan malestar en la persona que lo vive. Estas mujeres, además, tienen asociada una mayor probabilidad de riesgo de suicidio.
Podemos dar un vistazo a las estadísticas que ofrece FEDEAFES, en un estudio cuantitativo a nivel nacional:

  • 75% de mujeres con TMG han sufrido violencia en el ámbito familiar o/y en la pareja alguna vez en su vida.
  • 80% de las mujeres con TMG que han estado emparejadas en algún momento de su vida han sufrido violencia procedente de la pareja.
  • 52% de las mujeres con TMG que conviven con familiares han sido victimizadas en el último
  • Más de la mitad de las mujeres con TMG que han estado en pareja han sufrido violencia física.-
  • 40% de las mujeres con TMG que están sufriendo violencia en la pareja en la actualidad no la identifican como tal.
  • Más del 40% de las mujeres con TMG han sufrido violencia sexual.
  • El riesgo que tiene una mujer con EMG de sufrir violencia en la pareja se multiplica entre 2 y 4 veces respecto a las mujeres en general.


Sin embargo, existe a día de hoy muy poca investigación sobre la violencia de género que sufren las mujeres con Trastorno Mental Grave (TMG). Y es que los estigmas asociados a la salud mental, muchas veces perjudican a quienes sufren dicha violencia.
Así como cada vez más va calando en la población la necesidad de reconocer este tipo de violencia sobre las mujeres, los estigmas, por el contrario, silencian las situaciones desfavorables que puedan vivir las personas con problemas de salud mental. Esto se ve alentado por ideas como que la enfermedad mental no tiene un relato veraz o bien que la inestabilidad emocional asociada a la descompensación psicopatológica, hace que ellas
mismas provoquen situaciones de violencia, invalidando así el discurso de aquellas que se atreven a pedir ayuda.


Resulta difícil detectar estos casos, pues aquellas mujeres que sufren de algún trastorno mental, denuncian menos que aquellas que no se ven afectadas en la salud mental. Una vez detectado, la intervención resulta más difícil, pues los profesionales nos encontramos con que son casos de mayor complejidad. En la mitad de los casos en los que la mujer finalmente se decide a pedir ayuda, el/la profesional de salud mental que la atendía en el último año, no tenía conocimiento de dicha violencia.


Cuando la mujer decide pedir ayuda, será crucial en su proceso terapéutico que establezca un vínculo de confianza y seguridad con el profesional. Para ello, el profesional tendrá que escuchar de forma empática y no enjuiciar su historia. El correcto manejo de esta historia podrá prevenir una retraumatización en la mujer.
A nivel de intervención, se añade un problema en la fase final, y es que faltan recursos en salud mental para atender a esta población. Un ejemplo es que hay insuficientes pisos de acogida para estas mujeres. Estas mujeres suelen contar con una red de ayuda muy pobre a su alrededor, y los pisos de acogida suelen ser la mejor solución. Estos pisos de acogida deben garantizar la protección, seguridad y autonomía de la mujer. Cuando además tienen que suplir las necesidades asociadas al TMG, la probabilidad de encontrar el recurso adecuado es más difícil si no se cuenta con un buen asesoramiento por parte del profesional que la trata.

Psicóloga de Ita Argentona TC