Trastornos de la Conducta Alimentaria

Volver a comer juntos

26 de Abril, 2020 Milagros Burguera

Las características de la sociedad en que vivimos, el ritmo de trabajo, las exigencias de un estilo de vida marcado por el reloj y los horarios, y con una banda sonora de fondo que nos acompaña a todos y que suena más o menos así: “no tengo tiempo, no llego, no me da la vida para más, luego te atiendo, después, madre mía que estrés… “, hace que quede bastante lejos el poder disfrutar como antaño de las comidas y cenas alrededor de la mesa, todos juntos.

Lo asumimos. Lo hemos aceptado. De vez en cuando comeremos en familia, eso sí, iremos a una casa de comidas para llevar y compraremos raciones de lo más apetecible, cada uno lo que quiera, ¡faltaría más, ponernos a cocinar encima!

 

Han sido muchas las veces que en la consulta he oído en primera persona el testimonio de este cambio social, yo misma lo soy. Son demasiadas las pacientes que han referido, al evaluar sus hábitos alimentarios, situaciones como las que siguen: “es que como sola, cada uno tiene su horario y no coincidimos, abro la nevera y cojo lo que veo, comemos juntos algún sábado o domingo...“. Y qué fácil y bien nos lo están poniendo las grandes superficies de alimentación que nos preparan con cariño, todo tipo de recetas caseras para que lo tengamos fácil y rápido, y sólo sea abrir y calentar. Nuestra casa no se llenará de olor a comida, que antes, recuerdo con nostalgia, era lo que llamábamos “calor de hogar”. Este concepto puede que desconocido para las generaciones llamadas X o Millennials, Z, y venideras, se fraguaba a fuego lento, principalmente en la cocina.

 

Instaurar como una de las primeras medidas en el tratamiento de los TCA la reeducación de los hábitos alimentarios en casa, tiene implicaciones directas en las costumbres familiares, y sorprendentemente, o no tanto, esto ha sido muchísimas veces un problema, pues es  muy difícil que la paciente pueda hacer sus ingestas acompañada, que coma saludablemente y aprecie el gusto por comer bien, sin miedo, cuando en casa sobre todo se come comida hecha, que sea casi imposible comer juntos, o por lo menos cenar, y ni hablamos de desayunar acompañada y sin prisas.

Y llegó el confinamiento. Ahora lo tenemos que hacer todo juntos. Y la verdad es que sería muy interesante poder observar y medir lo que estará pasando en las casas y las familias de personas que padecen un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA):

Quizá el confinamiento sea el escenario que posibilite acompañar de verdad a la paciente y juntos luchar contra el TCA. Desde luego este virus tiene mucha más fuerza que un terapeuta, que muchas veces se encuentra sólo ante la difícil dinámica familiar que ha provocado el trastorno alimentario. O, por el contrario, la misma virulencia del COVID 19 esté preparando el escenario opuesto, y se esté manteniendo o agravando el problema, realizándose las mismas conductas y produciendo el mismo sufrimiento.

Y en este caso me pregunto, ¿podrá ocurrir que, por cansancio, pueda darse el cambio? Todos los días, en todas las ingestas y acompañada en todo momento por tus familiares ¿no podrá esta, fatal circunstancia, producir un verdadero efecto catártico, y por hastío y aburrimiento promover el cambio en la paciente?

 

El confinamiento puede ayudar a que se favorezcan algunas de las ganancias secundarias que en algunos casos se obtienen cuando se padece un TCA: cercanía, compañía, atención, restablecimiento de relaciones familiares en todas sus combinaciones, padre-madre, madre-hija, hermanas, etc. Y quizá la más importante, toma de conciencia obligatoria del problema alimentario, al enfrentarse inevitablemente y de manera intensiva, sin evitaciones a los desayunos, almuerzos, comidas, meriendas y cenas.

¿Y no nos suena esto a la sobrecorrección, saciación, implosión e inundación? ¿No podrán actuar estas elementales técnicas conductistas y de exposición masiva, como resorte de cambio en muchas pacientes incipientes, o en las instaladas o cronificadas en el trastorno? Quizá sea una posibilidad. Lo que es seguro es que la actitud previa será determinante para observar cómo influye el confinamiento en una persona con TCA.

Ciertamente, en muchos hogares hay una persona sola o dentro de un núcleo familiar que sigue luchando contra su trastorno, y que ahora lo está haciendo desde casa, y confinada. Será importante tener claro que el confinamiento no detiene el tratamiento, y que incluso en esta circunstancia tan especial, la paciente deberá continuar con las indicaciones clínicas.

“Juntos paramos esto”. Estamos convencidos que sólo así podremos con esta pandemia. En mi opinión para una paciente con TCA y para su familia también tendría que ser la primera pauta a seguir para salir del trastorno: “Juntos podremos”. 

Psicóloga de Ita Previ Valencia

Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia

Curso de Aptitud Pedagógica

Máster en Intervención en Trastornos de Personalidad y de la Conducta Alimentaria ADEIT-PREVI

Psicóloga General Sanitaria