Trastornos de la Conducta

Niños rebeldes. ¿Cuándo debemos buscar ayuda profesional?

26 de Enero, 2019 Javier Feliz Álvarez

La rebeldía es necesaria para que los niños y niñas encuentren límites y marcos de referencia en los que formar su personalidad y, así, llegar a ser autónomos en la edad adulta.  Existen casos en los que esta rebeldía, en principio positiva para un buen desarrollo hasta la madurez, se convierte en resistencia o desafío hacia los padres y la autoridad, especialmente el profesorado, y, por tanto, en un problema para los mismos niños y adolescentes, y su entorno familiar y escolar.

 

El concepto de rebeldía en adolescentes y niños engloba un comportamiento que se caracteriza por la resistencia o bien el desafío a la autoridad. En el último caso, hacia padres o docentes, e incluso hacia ellos mismos. Entendida de una manera relacional y evolutiva en la edad de las personas, la rebeldía marca una parte del comportamiento normal del desarrollo en el que el niño o el adolescente intentarán ver dónde está el límite o marco de referencia en el que se pueden mover. Se trata de una fase de exploración que les permitirá entender los límites y la capacidad normativa de los progenitores y educadores a la hora de marcar pautas y marcos de actuación en la conducta de los menores. Por lo tanto, en un primer momento conviene ver el concepto de rebeldía como una característica de la autonomía y del desarrollo del menor, siempre y cuando nos movamos en marcos de referencia evolutivamente normales, es decir, sin conductas estridentes ni oposicionismo marcado hacia la familia o figuras que representen autoridad.

 

Existen unas fases en el desarrollo evolutivo en las que los comportamientos rebeldes son “normales” en relación con la exploración de la voluntad propia del menor, y que sus progenitores deberán acompañar, entender, educar y marcar, entendiendo el crecimiento psicológico y personal que representa. En este caso, la actuación de los padres, madres, y personas de referencia debe ir encaminada hacia analizar, en primer lugar, el momento evolutivo en el que se encuentra el menor (no es lo mismo la rebeldía en niños de 4 que en niños de 14).

 

 

A partir de ahí, deberán analizar qué opciones se pueden llevar a cabo en base a la estrategia de intervención más adecuada: desde reforzar comportamientos del menor, marcar límites claros, crear contratos conductuales, establecer diálogo entre progenitores antes de actuar, practicar la escucha activa, intentar comprender el mundo emocional, conductual de la persona y un sinfín de estrategias que pueden resultar útiles según el grado de rebeldía evolutiva o bien el grado conductual en el que se encuentra.

 

La autoridad en la infancia y la adolescencia

Los padres deben tener en cuenta que la autoridad, a la hora de marcar límites, puede resultar útil en edades tempranas del desarrollo; pero en la adolescencia nos puede jugar en contra. Debemos encontrar estrategias más comunicativas y emocionales, que permitan crear conciencia y trabajo comunicacional con ellos.

 

Prevención de la rebeldía en niños y adolescentes

En términos de prevención, debemos ser capaces de gestionar la autoestima (personal y ajena), hacer partícipe al adolescente, de acuerdo con su edad, de las dinámicas y problemas familiares, practicar la escucha activa, apreciar pequeños avances, ser capaces de no juzgar premeditadamente, entre otros factores. Haciendo esto construiremos una base segura que nos permitirá estar alerta de los posibles repuntes o aspectos relacionados con la rebeldía.

 

¿Cuándo debemos pedir ayuda a un profesional?

Cuando, pese a todo lo explicado anteriormente, las conductas se salen de la normalidad evolutiva, es decir, se producen agresiones muy marcadas, el niño o adolescente no cambia a pesar de adoptar las medidas indicadas, aumentan los fenómenos conductuales, aparecen problemas alimentarios, de conducta o emocionales escolares y la actuación de los padres queda inhabilitada, es necesaria la ayuda y el trabajo de un profesional.

 

En Ita especialistas en salud mental asesoramos, trabajamos y comprendemos a las familias para ayudarlas cuando es necesario el trabajo de un especialista en terapia infantojuvenil. Podemos Ayudarte.

 

Imagen | Unsplash

Mi nombre es Javier Feliz y actualmente soy Director de la Unidad de ITA Trastornos de Conducta, me considero una persona responsable y resolutiva con afán de iniciativa y con capacidad para trabajar en ambientes por resultados y bajo presión.