La mayoría de las mujeres que reciben un diagnóstico de autismo, deben realizar un largo recorrido hasta dar con éste. Muchas de ellas, relatan que ha sido duro el camino hasta dar con el diagnóstico definitivo, asumiendo situaciones de incomprensión, de rechazo y malestar emocional.
A menudo reciben otros diagnósticos antes de recibir el diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA). Esto es debido a la complejidad a la hora de identificar la sintomatología clínica de las mujeres, puesto que se puede confundir con la sintomatología propia de otros diagnósticos, además de la falta de formación por parte de los profesionales clínicos.
Además, cabe destacar que a menudo, las mujeres dentro del espectro hacen uso de estrategias como el masking (camuflaje). En consecuencia, tienden a camuflar y disimular su sintomatología y todavía es más difícil para los profesionales detectar la sintomatología más propia del TEA. Este tipo de estrategias pueden suponer un incremento de su ansiedad y/o sintomatología depresiva, ya que a menudo, mantener estas estrategias pueden suponer un esfuerzo y, en consecuencia, aumentar el estrés.
Muchas chicas y mujeres con autismo, han presentado previamente un diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), ya que la sintomatología a menudo es similar y puede confundirse.
Por ejemplo, las chicas y mujeres con TLP, así como con TEA pueden presentar síntomas comunes como: autoestima afectada, sentido difuso de uno mismo, dificultades en las relaciones, dificultades para regular emociones intensas, sensibilidad al rechazo, dificultades para controlar los impulsos… En este sentido, es frecuente que se confunda la sintomatología entre ambos diagnósticos.
Con la finalidad de realizar un diagnóstico diferencial, cabe destacar que las personas con TLP presentan malestar emocional, y las mujeres dentro del espectro, también. Aun así, el origen de ese malestar es diferente, ya que las chicas con un diagnóstico de TLP presentan este malestar desencadenado por dificultades de apego, en cambio las chicas en el espectro presentan este malestar desencadenado por sobrecargas cognitivas o sensoriales.
Seguidamente, las mujeres con diagnóstico de TLP presentan relaciones intensas, frecuentemente marcadas por dinámicas de idealización y desvaloración, además de un miedo intenso al abandono, y las mujeres con TEA puede haber dificultades para mantener amistades o desarrollar una amistad intensa a la vez.
A continuación, cabe mencionar que las mujeres con TLP presentan un patrón generalizado de inestabilidad en las relaciones, autoimagen y estado de ánimo y las mujeres con autismo, pueden presentar dificultades sensoriales que deriven en inestabilidad en el estado de ánimo, puesto que les puede suponer una sobrecarga a nivel sensorial que derive en mucho cansancio y agotamiento.
Además, otro aspecto que debe tenerse en cuenta para realizar un diagnóstico diferencial, son los comportamientos e intereses restringidos y repetitivos, que forman parte de la sintomatología nuclear del TEA y en cambio, no están presentes en el diagnóstico de TLP.
A modo de conclusión, existen muchos aspectos comunes en ambos diagnósticos y es necesario que los profesionales se especialicen, con el objetivo de realizar una ajustada valoración diagnóstica y, en consecuencia, adaptar la intervención terapéutica a las necesidades de cada persona.
En Ita realizamos un proceso diagnóstico exhaustivo con la finalidad de encajar las necesidades de cada persona, así como fomentar el autoconocimiento y promover la comprensión y el funcionamiento de cada uno.
