El recurso que trata el aspecto más grave y conocido de las patologías relacionadas con la alimentación (anorexia, bulimia, atracón…) es el ingreso en un hospital.
Es la gravedad llevada al extremo. Cuando nada más garantiza la seguridad vital de la persona que lo padece, cuando el riesgo por desnutrición, por conductas autolesivas y heteroagresivas escapa a los dispositivos habituales, cuando la salud mental del paciente se encuentra al borde del abismo, el paciente es aislado de su entorno, de lo que le daña y empieza el camino hacia la recuperación. Pero, cuando la enfermedad nos permite trabajar en todas sus dimensiones: social, biológica y psicológica, existe un recurso fantástico, el Hospital de Día, "Es un grupo de gente que ha pasado por lo mismo que yo y me comprenden", reconocen las pacientes.
Los Hospitales de Día constituyen tanto una alternativa como un complemento a las unidades de internamiento. "Encontré un grupo en el que puedo contar con confianza lo que pienso, y me siento comprendida", explica una de nuestras pacientes.
El tratamiento en Hospital de Día interfiere menos psicológicamente que el ingreso hospitalario y permite a las pacientes continuar en contacto con las personas y actividades de su entorno mientras está recibiendo el tratamiento.
La atención al paciente se realiza desde la parte médica y psiquiátrica, desde la nutricional y desde la psicológica, poniendo al servicio de la rehabilitación, un equipo multidisciplinar de profesionales especializados en la materia.
El paciente puede llegar desde varias vías, derivación de otros servicios, de otros profesionales o de forma privada, por iniciativa de la propia familia afectada por el trastorno, que se decide a buscar ayuda. En todos los casos el protocolo es el mismo: valoración del equipo de la unidad de TCA para diagnosticar el tratamiento y decidir que unidad asistencial es la más adecuada para el paciente. El paciente es candidato a entrar en el Hospital de Día si cumple los siguientes criterios:
- Presencia de un trastorno alimentario grave de acuerdo a criterios DSM-V, CIE-10
- Inestabilidad tras hospitalización
- Falta de estructura externa suficiente para un tratamiento ambulatorio
- Necesidad del paciente de un tratamiento intensivo pero que no se considera necesario el ingreso.
Cuando el paciente inicia el tratamiento en la unidad comienza el trabajo, centrado en normalizar las pautas alimentarias y la rehabilitación nutricional como prioridades, pero trabajando a la vez la reestructuración cognitiva y la identificación de los procesos patológicos subyacentes tanto psicológicos como relacionales (familiar y entorno).
Es un proceso lento, donde se controla el peso del paciente, se aprende a comer de forma normal, y se integra al paciente en la dinámica de trabajo de un grupo terapéutico (varias personas con dificultades comunes y un objetivo, vivir mejor, dejar atrás el infierno y la esclavitud de un trastorno alimentario) "Al ver ejemplos de otras compañeras, me abrí a la posibilidad de que podía recuperarme", apunta una paciente.
El Hospital de Día plantea entre 3 y 5 días de asistencia, en horario de mañanas y tardes, dispone de un comedor terapéutico, salas de terapia grupales y un programa amplio, específico e intensivo de trabajo. "Todos los días puedo contar con el grupo si necesito ayuda o me encuentro mal", apuntan las pacientes.
Cada paciente cuenta con un terapeuta de referencia, que junto al grupo, imprime la fuerza necesaria para afrontar y superar las dificultades. "En el grupo no me siento juzgada, sino que saben exactamente lo que me pasa y cómo ayudarme", indican las pacientes.
En el HD de Ita Prisma Zaragoza: ¡La fuerza de un grupo, la dirección de un grupo profesional y trabajo diario!