“Antes de entrar en el programa Salud y Vida mi relación con la comida era bastante emocional. Algunas veces la utilizaba como premio o consuelo y después me sentía culpable. No comía demasiado pero me sentía mal cuando no controlaba las calorías, sobretodo en Navidad o celebraciones en que la comida es una parte más de la fiesta. Aunque me preocupaba, no era una prioridad real para mí, no era capaz de organizarme y, cuando llegaba cansada a casa, acababa cenando cualquier cosa. En definitiva, pensaba que mi dieta era equilibrada pero en realidad era bastante restrictiva, poco variada y escasamente planificada.

Pasar por el programa Salud y Vida me ha ayudado a establecer unos hábitos más saludables, a planificar la compra y cocinar de forma más organizada. También he comprendido que las dietas restrictivas no funcionan, que la alimentación ha de ser equilibrada y variada y que debo cuidarla toda mi vida, ya que mi sobrepeso no es un problema puntual, es parte de mí.

El programa también me ha servido para gestionar mejor mis emociones, para darme cuenta que la comida no puede ser una válvula de escape y tomar consciencia de ello. Ahora mi relación con la comida ya no es emocional, disfruto más comiendo en compañía pero en ningún caso es un premio o me hace sentir mal y culpable.”

Imagen extraída de Danbo and Me