Salud Mental

La autoexigencia

15 de Agosto, 2021 Juan Pablo Muñoz

La autoexigencia parece ser un mal de esta época, o al menos así lo ven algunos filósofos contemporáneos como Byung Chul Han (la sociedad del cansancio) Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando”, ya no es la antigua filosofía del “deber hacer” una cosa sino la del “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya.

 

Esta autoexigencia se puede dar de dos formas, la primera es desde el perfeccionismo que tiene que ver con estándares muy altos los cuales son internalizados y no se modifican por las expectativas de los demás

La segunda forma de autoexigencia puede darse por la búsqueda de aceptación, o en otras palabras porque se atribuye una importancia excesiva a la aprobación o reconocimiento a expensas de las propias necesidades y al centrarse más en las reacciones del otro que en las propias y, por tanto, no desarrollan un yo maduro internamente dirigido estando su autoestima más dependiente de cómo les consideren los demás.

Sin embargo, en la práctica clínica lo más común es que ambas formas de autoexigencia, el perfeccionismo internalizado y la búsqueda de aprobación externamente dirigida, vayan juntos.

 

Estas autoexigencias casi siempre suelen ser formas de compensar la sensación o vergüenza por ser imperfecto, pero también, aunque menos frecuente es porque las personas autoexigentes simplemente fueron educadas para buscar aprobación social o bajo estándares muy altos de exigencia siendo esta una autoexigencia que empieza como externa pero tarde o temprano se convierte en exigencia extrema internalizada.

 

Como es de esperar la emoción dominante es la presión. La gente que padece de autoexigencia tiene mucho que hacer y poco tiempo para ello, por tanto, suelen sentirse agotados, aunque no lo manifiesten exteriormente. No se permiten disfrutar o descansar pues esto es “perder el tiempo”. Otra característica de la autoexigencia extrema es la rigidez del pensamiento que no sale del “debería de” o “tendría que”.

 

Las personas con alta autoexigencia tienen mucha ansiedad al fracaso, también es común el hipercriticismo a uno mismo y los demás, por esto mismo es difícil vivir con personas autoexigentes ya que “nunca nada está bien” para ellos y por tanto es común la irritabilidad y competitividad. Presentan un perfeccionismo del tipo “todo o nada” y rara vez disfrutan del éxito pues nada más conseguir una meta ya se han centrado en la siguiente tarea.

 

En términos clínicos las personas autoexigentes son reacias a cambiar ya que esta autoexigencia trae muchas ventajas a nivel profesional y además la vergüenza, crítica, culpa, autocritica, etc. da un temor muy alto al potencial afecto negativo y por tanto son reacias a reducir sus metas. Por otra parte, si la autoexigencia es inculcada desde la familia, podemos prever que no siempre son bien recibidos ciertos cambios a nivel familiar dada la tendencia a ser aceptables socialmente.

También es difícil que renuncien a todo el logro secundario y refuerzo positivo que obtienen. Además, va en contra de los valores sociales dominantes. Por eso el objetivo es moderar esta tendencia y no eliminarla.

Filosóficamente las personas somos más felices y nos sentimos más satisfechas cuando expresamos nuestras emociones auténticas y nos comportamos en base a nuestras inclinaciones naturales y esto es algo que la autoexigencia extrema suele impedir. También es importante reducir esta autoexigencia porque suele ser un factor predisponente a la ansiedad y depresión, así como a somatizar desde la creencia de “solo puedo permitirme parar de trabajar cuando estoy enfermo”.

Desde nuestro trabajo vemos que es un factor común en el Trastorno de la Conducta Alimentaria, desde la anorexia es obvia la autoexigencia que viven estas personas con sus cuerpos, pero también se ve en la bulimia y el trastorno por atracón, muchas veces el único escape o placer que tienen fuera de un mundo interior (y exterior) de exigencias es la comida y de ahí la importancia de reducir o moderar esta tendencia.

 

Director de Ita Tarragona

Psicólogo y psicoterapeuta de Ita dese 2011

Máster en Terapia Cognitivo Social