Si algo sabemos en Ita es que cada persona, y más en la etapa de la adolescencia, se caracterizada por notables diferencias individuales que hacen patentes el dicho de ‘’cada persona es un mundo’’. Distintos rasgos de personalidad, capacidades cognitivas, habilidades diferentes, contextos sociofamiliares diversos e historias únicas que tocan encajar en un sistema educativo concreto, como también con un contexto social, que no siempre está hecho para ser la pieza del puzle que encaje con todo lo anterior. Es preciso entonces, que según como sean los ingredientes que conforman a nuestro hijo, la vuelta al colegio puede ser un hecho difícil de enfrentar.
La vuelta a las rutinas, a las obligaciones, la perspectiva de un nuevo curso escolar largo, las tareas escolares después de las clases, las actividades extraescolares, la suma de todas estas actividades diarias puede abrumar y ser vivido con angustia y resultar abrumador. Son la perspectiva de nueve meses intensos, cargados de responsabilidad, de presión y, a menudo, de sobre exigencia por cumplir con las expectativas y los resultados académicos esperados por la familia, el entorno y el centro educativo.
Si pensamos en el impacto que la vuelta al cole puede tener en jóvenes con algún trastorno de salud mental, es fácil imaginar que las consecuencias negativas aumentan. La escuela debe ser un entorno natural, amigable, acogedor e inclusivo para los jóvenes, el medio donde crecer, adquirir habilidades y competencias para desarrollarse como personas y ciudadanos en sociedad construyendo los cimientos para el proyecto laboral en el futuro. Igualmente, sabemos que no siempre es así. También puede ser un medio hostil si los jóvenes son vulnerables por características de personalidad o por un trastorno de salud mental. Los retos en el aprendizaje y la adquisición de competencias, las relaciones con el grupo de iguales, entre otros, pueden suponer factores de estrés y de riesgo n los jóvenes con vulnerabilidad a causa de un trastorno mental.
Lo que representa un trabajo para el adulto, es a la escuela para el adolescente, aunque magnificando algunos aspectos importantes a considerar. El colegio reúne muchos retos para el adolescente los cuales explosionan de distintas formas. Por un lado, es el lugar donde encontrar un grupo de iguales en el que apoyarse (haciendo hincapié en que ahora los amigos tendrán un lugar primordial entre sus prioridades).
Por otro lado, el colegio también será el instrumento y método para demostrar la propia valía, ante la familia, maestros y compañeros. Si tenemos en cuenta que la adolescencia es una etapa de transición donde la persona está en la búsqueda de su identidad, es preciso ver la escuela como el espacio clave donde todo ello se va a manifestar. De esta forma, es innegable que la escuela puede resultar en muchas ocasiones ser un estímulo estresor para nuestros adolescentes. No tiene por qué serlo durante toda la etapa educativa, puede serlo en alguna etapa, semanas de exámenes, días puntuales por malestar con los iguales o bien en casa, momentos de recibir las notas… El colegio es la palestra de unas personas aún carentes de seguridad, donde la lucha por una patente identidad exitosa, a nivel social y académico, está en juego con todo lo que implica.
El nivel de atención, de esfuerzo en la adquisición de las competencias, la competitividad, la presión social por el éxito impacta negativamente, como ya hemos dicho, en aquellos jóvenes más vulnerables.
La diversidad de las aulas no siempre permite una atención individualizada y las adaptaciones curriculares para los jóvenes que lo requieren. Se requieren más recursos para que la educación de los jóvenes con un trastorno de salud mental se adapte a sus necesidades educativas y de aprendizaje y no a la inversa.
Es importante ayudar a los y las adolescentes en esta transición para que puedan tener una vuelta la rutina sin estrés ni malestar. Familias y profesorado deben acompañar a los y las jóvenes en este proceso y ayudarles en la medida de los posible.
Para ello facilitamos 5 consejos para jóvenes, familias y docentes en esta vuelta al cole.
5 tips para adolescentes para sobrellevar la vuelta al cole:
-
Anticipar de forma realista pero siempre tendiendo a ser positivo. No hay que ser idealista, pero… ¡No tiene que ir todo mal!
-
Recordar que familia y profesores siempre están dispuestos a escuchar y quieren ser un apoyo. No dudes en contarles todo lo que necesites, confiar en ellos es garantía de conseguir sentirte un poco mejor.
-
¿Cuáles son tus objetivos? ¿Son los que le propondrías a tu mejor amigo?
-
Visualizar la vuelta al colegio como una nueva oportunidad. Es el momento de volver a empezar, teniendo la oportunidad de hacer de forma distinta aquello que el curso pasado no funcionó.
-
Aceptar las indicaciones de padres y profesores. Aunque cueste aceptarlo, siempre irán enfocadas al respeto hacia tus responsabilidades como alumno/a, buscando siempre tu mejor versión.
5 tips para familias para ayudar a sus hijos/a a retomar la rutina:
-
Fomentar la comunicación. Es importante preguntar a tu hijo/a aquello que le preocupa, ayudarle a identificar y acogerlo con tus consejos de forma constructiva para ayudarle a fortalecer su seguridad personal. Fijar un espacio diario para comentar cómo ha ido la jornada escolar, animarle a compartir los aspectos positivos y negativos de su día.
-
Realizar conjuntamente los preparativos de la rutina escolar. Implicarles en las compras es una buena estrategia para ayudarles a visualizar la vuelta a la rutina con otra actitud.
-
Mostrar alegría y emociones positivas en la vuelta al cole de tus hijos. Nuestra actitud es el mejor espejo para que ellos se reflejen y vivan este momento con ilusión y motivación.
-
Regular los tiempos destinados a las tecnologías. Es importante asegurar espacios de calidad de acuerdo con la tarea que toque en cada momento del día.
-
Compartir con el colegio si hay algún aspecto que te preocupa para que desde allí estén atentos y proporcionen acompañamiento y seguimiento conjunto con la familia.
5 tips para el profesorado para que el alumnado no se sienta sobrepasado en su vuelta al cole:
-
Recordar al alumnado que no solo eres profesor/a de tu materia, sino que también eres un apoyo en lo que nivel personal se refiere.
-
Dedicar un espacio a comentar cómo se están sintiendo en la vuelta, qué objetivos se proponen… Así podrás ayudarles a ajustar y obtener una perspectiva sana de la vuelta a la rutina.
-
Observar cómo viven los espacios libres. El recreo puede dar mucha información al respecto. Los espacios no estructurados pueden ocasionar situaciones de tensión, de bullying que se deberán detectar para poder intervenir y revertir las consecuencias.
-
La atención individualizada, las tutorías, el conocimiento previo que puedan tener los profesores sobre el currículum educativo de sus alumnos, les ayudará a anticipar situaciones estresantes que puedan superar a los alumnos en el inicio del curso escolar.
-
Contemplar la coordinación de la comunidad educativa y la familia con los recursos comunitarios cuando haya alumnos con un problema de salud mental en el aula. Sólo trabajando de forma ordenada e integral podremos asegurar que se contemplan las necesidades de apoyo educativo individual que requieren esos alumnos.