Psiquiatría General

La depresión infantil: la enfermedad psiquiátrica que suele pasar desapercibida en la vida de los más pequeños

03 de Octubre, 2019 Ester Ricós

La depresión infantil: la enfermedad psiquiátrica que suele pasar desapercibida en la vida de los más pequeños y el trastorno del ánimo más frecuente en la infancia y adolescencia. La mayoría de los estudios coinciden en que cerca del 1% al 2% de los niños en edad prepuberal, y cerca del 5% de los adolescentes sufren una depresión clínicamente significativa en algún momento de su vida. No se trata de un mito sino de una enfermedad cuya prevalencia va en aumento.

 

Es importante identificar los signos y síntomas que aparecen cuando la depresión afecta a los niños y adolescentes, sin esperar que sean los mismos de los que aparecen en la edad adulta.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la depresión es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

Menos de la mitad de los niños y adolescentes que sufren depresión son diagnosticados correctamente. Se suelen minimizar los síntomas por parte de los padres, incluso confundiéndolos con comportamientos propios de la etapa vital infantil o adolescente.

 

Signos y síntomas más típicos:

  • En la primera infancia (antes de los 6 años), la tristeza suele presentarse en forma de irritabilidad, rabietas, fobia escolar, dolores, quejas somáticas, enuresis, etc.
  • En la etapa escolar (de los 7 años hasta la pubertad) se observa apatía, irritabilidad, agresividad, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, trastornos del sueño, aumento o disminución del apetito, trastornos somáticos, etc.
  • En la adolescencia la tristeza se suele transformar en comportamientos desafiantes y negativistas ante las normas,  marcada irritabilidad y agresividad, aislamiento social y problemas de autoestima. Se exponen a situaciones de riesgo como el abuso de alcohol u otras sustancias. Expresan sentimientos de poca valía, de desesperación, dificultad para concentrarse, llanto frecuente, subida o bajada de peso, cambio en el apetito, trastorno en el sueño, cansancio, etc. En ocasiones pueden tener pensamientos relativos al suicidio o a las autoagresiones.

Los profesionales de la salud mental pueden ayudar a clarificar y diagnosticar la depresión.

El diagnóstico temprano y la actuación en fases iniciales del trastorno es básico para garantizar el éxito del tratamiento, acortando el periodo de la enfermedad y disminuyendo el impacto en la vida diaria de los niños y adolescentes.

 

¿A qué se debe?

Se trata de una enfermedad, como en la mayoría de trastornos mentales, multifactorial. Factores genéticos, factores ambientales, eventos vitales y características personales del niño intervienen en su aparición y desarrollo. 

 

No hay dos procesos iguales:

  • Evaluación y diagnóstico diferencial.
  • Exploración de los factores de vulnerabilidad y de desarrollo de la enfermedad. Entendemos cada proceso como único, siendo necesaria una comprensión lo más amplia posible del significado de la depresión en la vida del individuo. Se recogen eventos vitales, antecedentes personales y familiares, relaciones familiares, rendimiento escolar, pertinencia al grupo de iguales, etc.
  • Exploración del impacto que ha podido tener la depresión en la vida del niño o adolescente. Interesa observar cuántas áreas estarán más o menos preservadas: área académica, familiar, social, personal y emocional.

 

Tratamiento

La guía de la American Academy of Children and Adolescent Psychiatry (AACAP) en los Estados Unidos recomienda diferentes intervenciones según la gravedad de la sintomatología. Se complementa la psicoterapia con el tratamiento farmacológico sólo en los casos de síndrome depresivo moderado o grave.

En Ita no solo tratamos los síntomas que aparecen en cada uno de nuestros pacientes, sino que trabajamos para la prevención de recaídas, haciendo hincapié a todos aquellos aspectos que han intervenido en el desarrollo y gravedad de la misma.

En nuestra Unidad de Psiquiatría General infanto-juvenil trabajamos con formato grupal e individual para favorecer la recuperación integral de la persona, recuperando, por supuesto, hábitos saludables de vida, indispensables para salir del proceso depresivo.

 

En las terapias de grupo:

  • Identificación con los iguales. Comprensión del propio problema a través de la experiencia de compañeros que han pasado por situaciones similares.
  • Espacio de catarsis emocional, con liberación de las emociones que bloquean al adolescente.
  • Dinámicas vivenciales para resolver in situ aspectos que dificultan el buen funcionamiento del individuo.

Acompañamiento del niño y adolescente en el área académico y social. Se ayuda al paciente a fomentar las fortalezas individuales. Se refuerza la autoestima del niño, dando un valor a la persona frente a las inseguridades y miedos que lo invalidan.

Psicoeducación al propio paciente y a la familia. Si no se entiende el propio proceso y los factores que han intervenido no es posible salir del mismo. Se fomenta la colaboración de los padres y del entrono próximo del niño, siendo agentes activos en el proceso de recuperación.

Acompañamiento a los familiares (padres y hermanos), dado que en muchas ocasiones el clima familiar se ha visto afectado a lo largo del desarrollo de la enfermedad. Se refuerzan los vínculos familiares y se trabaja para el reequilibrio de la estructura familiar.

Coordinadora clínica de la USMA

 

Psicóloga especializada en USMA en Ita Canet

Licenciada en psicología por la Universidad de Barcelona

Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia por la Universidad Ramón Llull

Level I Training, Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) - Asociación Europea de EMDR