Salud Mental Adolescente

Frustración en la adolescencia: causas, consecuencias y desafíos 

06 de Octubre, 2024 Ester Ricós

La frustración, derivada del latín "frustrare", es una emoción que surge cuando no logramos alcanzar nuestros deseos o metas. Durante la adolescencia, una etapa de cambios biológicos, sociales y emocionales, gestionar esta emoción se vuelve especialmente complejo. A medida que los jóvenes exploran su identidad y se enfrentan a nuevas experiencias, a menudo se encuentran con situaciones que escapan a su control, lo que genera un desajuste entre sus expectativas y la realidad. 

 

La búsqueda de identidad y la frustración 

Según Erik Erikson, la adolescencia es una etapa crítica donde se busca responder a preguntas fundamentales como "¿quién soy?" y "¿a dónde voy?". Este proceso de exploración es esencial, pero también expone a los adolescentes a situaciones desconocidas y a menudo frustrantes. El conflicto entre su deseo de independencia y la dependencia residual hacia los padres puede intensificar estos sentimientos, generando rechazo y tensión en el contexto familiar. 

 

Pensamiento abstracto y expectativas elevadas 

Jean Piaget señaló que, durante la adolescencia, los jóvenes desarrollan una capacidad de pensamiento más abstracto y lógico, lo que los lleva a plantearse metas ambiciosas. Sin embargo, esta habilidad también los hace más susceptibles a la frustración cuando sus expectativas no se cumplen. Al idealizar lo que pueden lograr y subestimar sus limitaciones, el desajuste entre lo deseado y lo alcanzado se convierte en una fuente constante de frustración. 

El impacto de las redes sociales 

Las redes sociales han intensificado estos desafíos. La constante comparación con otros y la presión por proyectar una imagen perfecta pueden elevar las expectativas y aumentar la frustración. El fenómeno conocido como FOMO (Fear Of Missing Out) refleja el miedo a quedar excluido, lo que impulsa a los adolescentes a estar hiperconectados y pendientes de cada evento social. Esta necesidad de estar siempre presentes en redes genera ansiedad y una percepción de éxito ligada a la actividad digital, dificultando la gestión de la frustración cuando no logran cumplir con estas expectativas. 

 

Crianza y tolerancia a la frustración 

Se observa que los cambios en las últimas décadas de los roles en la familia de origen y los estilos de crianza tienen un impacto directo en la tolerancia a la frustración de los niños y adolescentes. El incremento de la sobreprotección parental es conocido en la literatura psicológica como el estilo de "crianza helicóptero", donde los padres intervienen constantemente para proteger a sus hijos de cualquier malestar. Esta tendencia es la respuesta al deseo de los progenitores de proteger y facilitar el éxito de los hijos. En muchos casos puede impedir el desarrollo de habilidades clave, como la capacidad de afrontar la frustración y resolver problemas de manera autónoma en contextos fuera del contexto familiar, en los que deberán aceptar y gestionar los límites y normas impuestos. Los adolescentes que crecen con estas carencias van a convertirse en adultos con una autopercepción un tanto pobre, con niveles muy bajos de autoeficacia y regulación emocional, pudiendo desarrollar diversas problemáticas, como trastornos de conducta, problemas de salud mental (ansiedad, depresión) y comportamientos de riesgo (uso de sustancias, violencia).  

 

Promover habilidades de afrontamiento 

Para mejorar la tolerancia a la frustración en los adolescentes, es fundamental fomentar su autonomía y habilidades de afrontamiento. Esto les permitirá enfrentarse de manera más efectiva a situaciones desafiantes, desarrollando un mayor bienestar emocional y una percepción más positiva de sí mismos. Trabajar en esta dirección es clave para su desarrollo integral y su capacidad para enfrentar los desafíos de la vida adulta. 

 

Camino hacia el aprendizaje para tolerar mejor la frustración 

  • Errar es aprender. Podemos ayudar a nuestros adolescentes a revisar el error, siendo una oportunidad para reflexionar, tolerar los resultados y buscar nuevas soluciones para alcanzar lo que uno desea. 
  • Plantear objetivos realistas. Cuando los objetivos son difíciles de alcanzar la rabia y tristeza aumenta, con lo que es bueno ajustar los objetivos a las posibilidades de cada uno, aumentando la probabilidad de éxito. De esta forma aumentamos la satisfacción personal y los niveles de autoestima.  
  • Coherencia y consistencia en los límites. Es necesario que los padres (y otros adultos) mantengan firmes los límites y normas a seguir, ofreciendo al adolescente un escenario que puede anticipar y, por lo tanto, elaborar un plan de acción seguro sin incertidumbres. 
  • Ser asertivos con los adolescentes, fomentando la escucha activa y los espacios de expresión emocional, sin juicios ni contra argumentos que pueden generar situaciones de confrontación.  

 

El papel de los adultos en el mundo de los adolescentes es imprescindible, con lo que el trabajo en el manejo y la tolerancia a la frustración debe empezar por los propios adultos. El adolescente necesita no ser juzgado, ni presionado, ni sobreprotegido; necesita confianza, acompañamiento y validación.  

Coordinadora clínica de la USMA

 

Psicóloga especializada en USMA en Ita Canet

Licenciada en psicología por la Universidad de Barcelona

Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia por la Universidad Ramón Llull

Level I Training, Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) - Asociación Europea de EMDR

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