Salud Mental

La invalidación familiar en los Trastornos de la Conducta Alimentaria y Trastornos de Personalidad

09 de Abril, 2023 Laura García Cerredo

“No es para tanto”, “si lo tienes todo en la vida, no sé de qué te quejas”, “anda, pero no te pongas así”, “¿otra vez llorando?”, “siempre estás igual”, “¿qué trauma ni trauma?, si no te ha pasado nada grave en tu vida”, “¿te vas a enfadar por eso?”, etc.

¿Te suenan estas expresiones?, por desgracia, son más comunes en nuestro día a día más de lo que pensamos.

 

Es habitual encontrar en familiares de pacientes con trastornos de la conducta alimentaria y trastornos de personalidad, respuestas invalidantes en sus dinámicas familiares.

¿Qué es validar?, validar es legitimar el pensamiento, emoción y acciones, aunque no lo compartamos según mis pensamientos, emociones y acciones. Las respuestas invalidantes, hacen referencia a las amenazas, la minimización, críticas, el insistir e ignorar las experiencias de las personas. Al inicio, hemos nombrado ejemplos de invalidación verbal, sin embargo, también existe la invalidación conductual. ¿Cómo te sientes cuando te expresas emocionalmente con alguien y esa persona está mirando el móvil todo el rato?, esto sería un ejemplo de invalidación conductual, por ello, no sólo tenemos que estar pendientes de nuestra expresión verbal, sino de las miradas, gestos y expresiones corporales al interaccionar con otras personas.

 

En muchas ocasiones, las pacientes presentan desregulación emocional intensa, si juntamos esto con las respuestas invalidantes familiares, tenemos como resultado relaciones problemáticas y, en consecuencia, el mantenimiento o empeoramiento de la sintomatología.

Según el Modelo Transaccional, en las relaciones entre personas se establece el principio de reciprocidad, es decir, si una persona presenta una alta desregulación emocional, emitirá en muchas ocasiones una comunicación invalidante, ya que se deja arrastrar por su mente emocional. Si a esa comunicación respondemos de forma validante, la reactividad emocional disminuirá. Por el contrario, si respondo de forma invalidante, aumentará y provocará una escalada conductual desadaptativa. Por lo tanto, la comunicación es una interacción de reciprocidad. Si yo valido a mi hijo/a, mi hijo/a me validará, y, por lo tanto, mediante la comunicación familiar se irá modelando las conductas del paciente.

¿Eso significa que tengo que tolerar todo lo que haga mi hijo/a?, no.

Al igual que es importante validar también es importante establecer límites y normas personales. Sin embargo, validar también es saber cuándo es el momento apropiado para poner límites. Por ejemplo: si mi hija aparece en casa y me cuenta que ha vomitado, no conseguiré nada si le expreso con mi cara decepción y verbalizo enfado. Una alternativa sería, verbalizar “entiendo lo duro que tiene que ser para ti esto, ¿te parece si nos sentamos y me cuentas?”, mientras la miro y dedico mi atención plena a ella (valido la emoción, no la conducta). Una vez que ha disminuido la reactividad emocional, podré verbalizarle mi preocupación y responsabilizarla de su conducta (recuerda que validar también es decidir el momento correcto para realizar ciertas acciones).

Por lo tanto, ¿qué puedo validar?, validamos los pensamientos, emociones, valores, esfuerzos realizados (por ejemplo, “sé que estás esforzándote mucho, sin embargo, ¿te parece que intentemos esto otro?”), la dificultad de la tarea y la legitimidad de querer algo. Para comenzar a validar, es recomendable, en primer lugar, intentar evitar la invalidación (recuerda, es mejor no empeorar la situación) y, en segundo lugar, comenzar a validar pequeñas cosas del día a día.

 

Desde la Terapia Dialéctica Conductual (DBT), se recomienda utilizar la habilidad CLARA. Comunicar, Legitimar, Aclarar, Respetar y Aceptar la realidad (lo que es, en lugar de lo que debería ser). Para validar, es necesario comprender y hacer partícipe de esa comprensión a la persona. Para ello, podemos tomar perspectiva de la situación y no juzgar ni interpretar, sino describir objetivamente la realidad y aceptarla radicalmente.

En conclusión, para mejorar la dinámica familiar y la alta reactividad emocional del paciente es necesario incluir la validación emocional dentro del tratamiento. Ayudando al paciente a retomar la línea base de la emoción en momentos de desregulación emocional y de forma comórbida, disminuir la tensión y estrés familiar.

Terapeuta Ita ABB Jerez

 

-Graduada en Psicología por la Universidad Loyola Andalucía.

-Máster Psicología General Sanitario por la Universidad de Cádiz.

-Especialista en Terapias de Tercera Generación por la Universidad de Almería.

-Especialista en Terapia Dialéctica Comportamental por DBT Iberoamérica.