Salud Mental

Nutrición y depresión. ¿Cómo se relacionan?

04 de Octubre, 2018 Ferran Vila

La depresión es un trastorno mental frecuente que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de 300.000 personas en el mundo. En su prevención y tratamiento es clave seguir una dieta saludable que, pese a que no sustituye el tratamiento ni la atención de un especialista, puede ayudar.

 

La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a millones de personas, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración, según la Organización Mundial de la Salud.

 

La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar con psicoterapia y sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

 

 

Los estudios reflejan que la dieta mediterránea es preventiva de la depresión, así como practicar deporte regular, tener una red social amplia o unos horarios estables. No obstante, ciertos estudios recalcan que no está por determinar si una alimentación desequilibrada es la causa o la consecuencia de la misma.

 

Los nutrientes que necesitamos para funcionar correctamente provienen de todas y cada una de nuestras elecciones alimentarias, por lo que es importante elegir correctamente los alimentos que vamos a consumir. Aquí te dejo varios consejos nutricionales que, sin sustituir el tratamiento original, ayudan a la prevención y tratamiento de la depresión.

 

  • Es importante mantener un peso saludable y evitar las variaciones, suelen ocurrir por la pérdida de apetito o la aparición de ansiedad, motivo por el cual se recomienda acudir a un dietista-nutricionista.
  • Hay que potenciar una dieta saludable y hacer especial hincapié en proteínas de alto valor biológico (no significa aumentar la cantidad, sino mejorar la elección), como carnes magras, pescado, huevos, tofu, etc. para corregir posibles déficits de hierro, tiamina, riboflavina, niacina, vitamina B6 y B12. El consumo de frutas y verduras es importante porque contienen vitaminas del grupo B y tiene un fuerte poder antioxidante frente al estrés oxidativo.
  • El omega-3 también tiene un efecto protector, por lo que se recomienda consumir pescado azul y frutos secos, y añadir a la dieta productos de grano entero, semillas y nueces, para asegurar una dosis adecuada de selenio.
  • Por último es aconsejable evitar los grupos de alimentos ricos en grasas saturadas o en azúcar: carnes rojas o procesadas, lácteos altos en grasa, granos refinados y cafeína.

 

Imagen | Unsplash

Soy dietista de Ita Avenir, coordinador clínico del equipo de nutrición. Tengo un máster en manejo del TCA y la obesidad (Máster en Intervención psicológica en Trastornos de la Conducta Alimentaria y la Obesidad).