Con toda probabilidad una persona con un Trastorno Narcisista de la Personalidad no acudirá a terapia por este problema. Muy probablemente, si acude a terapia, será por otro tipo de consulta, como por algún episodio depresivo, por sus relaciones inestables, alguna ruptura personal o diciendo cosas como la gente no me valora como merezco, nadie me entiende…
En la mitología griega, Narciso era un joven tan guapo que se enamoró de su propia imagen reflejada en un estanque, pero como no podía abrazarla dado que se desvanecía, fue incapaz de dejar de contemplarse y se quedó allí quieto deleitándose tanto en su hermosura que llegó a morir de hambre. Dicen que en ese lugar creció por primera vez la flor que lleva su nombre: el narciso.
No fue hasta 1898, cuando Havelock Ellis empezó a utilizar este mito de Narciso como una metáfora del amor exagerado a uno mismo y posteriormente ha ido tomando la forma el trastorno de la personalidad tal y como lo conocemos actualmente.
Todos, en algún momento, nos hemos encontrado en la vida con alguna persona narcisista, pero, por si queda alguna duda, estas son las características con las que podemos detectarlas. Los narcisistas:
- Se sobreestiman a ellos mismos, a sus capacidades y sus conquistas y creen que son mejores que los demás y especiales; esto lo pueden llegar a verbalizar y sentirse ofendidos si no se les da la razón.
- Necesitan frecuentemente reconocimiento, elogios y admiración y, si no lo tienen, pueden reaccionar de manera hostil o incluso agresiva.
- Piensan que sus necesidades son prioritarias, y quieren recibir el trato especial que creen que merecen.
- Presentan problemas con la empatía, y les cuesta mucho preocuparse por los sentimientos y/o necesidades de los otros.
- Muestran comportamientos prejuiciosos, altaneros e incluso llegan a ser hostiles.
- Para relacionarse buscan personas con puestos importantes y/o grandes posesiones, que alimenten su sentimiento de superioridad.
Sin embargo, para poder diagnosticar un Trastorno Narcisista de la Personalidad, es necesario que estas tendencias personales sean un patrón perdurable, inflexible y dominante en distintas áreas del funcionamiento de la persona y generen malestar o mermen funcionamiento; es decir se deben de cumplir los criterios clínicos que establece el DSM 5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales; APA, 2014). Dichos criterios son:
Presentar un patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
- Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia (p. ej., exagera sus logros y talentos, espera ser reconocido como superior sin contar con los correspondientes éxitos).
- Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal ilimitado.
- Cree que es “especial” y único, y que sólo pueden comprenderle o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus.
- Tiene una necesidad excesiva de admiración.
- Muestra un sentimiento de privilegio (es decir, expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus expectativas).
- Explota las relaciones interpersonales (es decir, se aprovecha de los demás para sus propios fines).
- Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
- Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos sienten envidia de él.
- Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.
Sin embargo, a pesar de toda esta coraza aparente de superioridad, infalibilidad e invulnerabilidad, la paradoja del narcisismo es que es un patrón que se da como resultado de una autoestima débil, pobre y deteriorada, que se refugia en la apariencia y desdeña a los demás para que no se descubra su verdadero autoconcepto frágil, lábil y necesitado de admiración para poder acercarse a algo parecido a sentirse realizado.