Trastornos de la Conducta Alimentaria

Alimentación y ejercicio físico: la delicada línea de la salud

05 de Febrero, 2023 Victoria Rodríguez Moldenhauer

Recibimos continuamente bombardeos de información en la que nos dicen que para obtener salud debemos alimentarnos de una forma correcta y realizar ejercicio físico.

Estos dos conceptos, están estrechamente relacionados y para saber si realmente nos aportan beneficios para la salud debemos preguntarnos: ¿cómo lo estamos utilizando para que realmente sea saludable?

 

Comencemos aclarando conceptos:

 

Realizar un deporte o ejercicio físico (hago distinción porque en el caso del deporte se compite) son actividades que utilizamos para mantenernos activos física y mentalmente. Nos movemos, jugamos, nos divertimos e interaccionamos con otras personas, haciéndonos sentir parte de un grupo.

Durante estas prácticas aparece nuestra esencia, ya que conectamos con muchas emociones desde nuestro lado más natural, por ejemplo, celebramos cuando ganamos y nos entristecemos cuando perdemos, pero no dejamos de disfrutar, pues reconocemos todo lo que nos aporta en su totalidad.

 

Tener una alimentación saludable, significa tener una estructura alimentaria que nos permita nutrirnos a nivel fisiológico, disfrutar de todo aquello que ocurre alrededor de una mesa, es decir, del contexto social y tener la capacidad de elegir alimentos desde la apetencia y poder conectar con sensaciones como pueden ser el hambre, la saciedad y los sentidos.

¿Cuándo traspasamos esa línea en los que estos conceptos dejan de ser saludables?

 

Cuando vivimos el deporte o ejercicio como objetivo físico, desde la necesidad de reconocimiento por nuestro entorno, desde la exigencia, la perfección y el control. En este momento, existe una desconexión de todas esas emociones y puede aparecer sentimientos como el sufrimiento, el inconformismo y la frustración. El disfrute ha desaparecido, de manera que nunca llegamos a estar satisfechos.

 

Lo mismo nos ocurre con la alimentación:  cuando realizamos dietas restrictivas, existe una obsesión por determinados patrones alimentarios y las falsas creencias de obtener unos objetivos a través del manejo de la comida, también nos desconectan de nuestros sentidos y nos puede llevar a un estado en el que la alimentación deja de nutrirnos, a aislarnos (perdemos ese contexto social) y por lo tanto emporar nuestro estado de salud.

 

El mal uso del ejercicio y la alimentación genera un círculo vicioso de control, descontrol y compensación, que al inicio nos puede hace creer que tenemos hábitos saludables, pero nada más lejos de la realidad, estamos descuidando nuestras necesidades nutricionales, emocionales y sociales.

 

Qué podemos evitar para no generar una mala relación con la alimentación y el ejercicio físico en casa:

  • Dietas restrictivas o de moda con el fin de bajar de peso.
  • Diferencia en el tipo de alimentos escogidos en función del ejercicio que se realiza, unido a comentarios de si están permitidos o no.
  • Comentarios con respecto al físico de cualquier persona.
  • Obligar a hacer un determinado deporte o tipo de ejercicio físico, sin preguntarte si te gusta.
  • Comer con distracciones (televisión, teléfonos, ordenador, de pie) y en un horario desordenado, ya que nos aleja de conectar con sensaciones y emociones durante las ingestas.

 

El ejercicio en personas que padecen un trastorno de conducta alimentaria puede ser utilizado de forma compulsiva o de compensación por lo que es necesario por parte del equipo realizar una reeducación con ese ejercicio o deporte que se practicaba.

 

Durante el tratamiento, el ejercicio se comienza a introducir cuando ya hay una aceptación corporal, una regulación en la gestión de las emociones y no se ejerce un control sobre la comida. Al producirse esa reconexión física y mental se valora qué tipo de ejercicio es positivo para la salud de la persona o la incorporación al deporte que practicaba, pues el contacto con los compañeros de equipo, el volver a sentirse parte de un grupo, tiene un impacto positivo en su estado de salud.

 

Cada persona debe buscar cuál es su deporte, ejercicio o actividad física que le conecta con el autocuidado y no realizarlo desde la obligación y la exigencia, puesto que entonces, no podrá obtener los beneficios que nos puede llegar a aportar.

 

Necesitamos una reconciliación con la alimentación y el ejercicio para volver a sentir, disfrutar, introducirlo en un contexto social y sentirnos en paz con nuestros hábitos y así poder mejorar nuestro estilo de vida.

 

 

 

 

Nutricionista de Ita Madrid

 

Farmacéutica (Universidad Miguel Hernández de Elche) 

Nutricionista (Universidad Isabel II de Burgos) 

Experta en TCA (Instituto de gestión emocional, nutrición y obesidad Norte y Salud) 

Especialista en nutrición clínica (ICNS) 

Experta en nutrición digestiva (CEAN) 

https://pasasypistachosnutricion.com/