La anorexia y la bulimia nerviosas son los principales trastornos alimentarios que se dan hoy en día. Ambas tienen efectos adversos en la fisiología del paciente y, por supuesto, afectan también a la salud bucodental. Un dentista está capacitado para identificar los signos bucales de un grave trastorno alimenticio, lo que le convierte en un potencial aliado tanto en la recuperación como ofreciendo ayuda para proteger la salud oral del paciente, ayudando a iniciar una charla con los profesionales adecuados para gestionar estos trastornos alimentarios.
Una de las principales repercusiones bucodentales asociadas con este tipo de trastornos es la erosión dental, especialmente en la cara interna de los dientes anteriores. Esta manifestación es una de las más características en las personas con bulimia y se debe a la acción del ácido de los jugos gástricos del estómago al provocar el vómito recurrente. Esto puede llegar a ocasionar que los dientes se muestren desgastados e incluso traslúcidos, pudiendo incluso llegar a producirse astillamientos en los bordes frontales de los dientes.
Es importante en estos casos informar de una serie de pautas destinadas a minimizar el impacto de estos ácidos en los dientes. De esta forma es aconsejable no cepillarse justo después del vómito y enjuagarse con abundante agua. También pueden recomendarse tratamientos con flúor o gel con flúor de alta resistencia, para fortalecer el esmalte de los dientes, fundamental cuando ha habido erosión dental. “Así mismo es de ayuda utilizar productos con sustancias humectantes y que estimulen la salivación, y de esta forma lograr disminuir la acidez bucal. Del mismo modo es aconsejable no abusar de zumos de frutas ácidas y huir de la ingesta de alimentos ricos en azúcares”, añade el Dr. Antoni Gómez, presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña (COEC).
La pérdida de esmalte dental también provocará la aparición de hipersensibilidad dental y hará que sea más fácil que se acaben produciendo caries, dos aspectos que también deberán ser tenidos en cuenta a la hora de manejar a los pacientes con este tipo de trastornos alimentarios.
Las encías y mucosas de la boca también sufren y se ven alteradas. De esta forma es habitual que se produzca un enrojecimiento de las encías, con inflamación e incluso la aparición de llagas y úlceras. La escasa ingesta de nutrientes esenciales para un buen mantenimiento de los tejidos de soporte puede aumentar las alteraciones periodontales. “Incluso en el caso de la anorexia se puede llegar a ocasionar una osteoporosis, debilitándose los huesos maxilares que sostienen los dientes y pudiendo llegar a producirse la pérdida de piezas dentales”, añade el Dr. Antoni Gómez.
Otras alteraciones asociadas con estos trastornos alimentarios son la inflamación de las glándulas salivales, la inflamación de la comisura de los labios (también conocida como quelitis) y la sequedad bucal o xerostomía. “En definitiva, se trata de toda una serie de manifestaciones a las que hay que prestar atención por parte de los dentistas, ya que pueden repercutir de forma favorable en el pronóstico de unos procesos de evolución compleja y prolongada. No hay que olvidar que muchas de estas personas no se atreven a consultar sus problemas con su médico, pero las molestias en la boca hacen que sea más fácil que acudan al dentista, que puede convertirse en el primer profesional en detectar el problema y activar los protocolos necesarios para un mejor manejo de estos pacientes”, finaliza el Dr. Gómez.
