En los últimos años la influencia sociocultural asociada a la belleza está experimentando cada vez un mayor impacto, si bien hace unos años la presión en torno a cánones y estereotipos de delgadez promovidos por la televisión y revistas era los imperantes, en la actualidad con la revolución de las redes sociales esta influencia cobra una mayor huella en la población.
Fotografías que se traducen en mensajes que ensalzan el aspecto físico como: “estás muy guapa”, “estás cañón” o “cada vez pareces más joven” son comentados por un gran grupo de personas y acompañados por un sinfín de likes, todo ello derivando en un enorme refuerzo sobre cuán importante es la belleza y los aspectos que la sociedad dictamina que la conforman. Con ello nos referimos no solo a la delgadez, sino también a nuevos cánones asociados, tales como: rostros refinados, labios voluminosos, dientes blancos y alineados o cuerpos perfectamente tonificados.
Esta práctica relacionada con ovacionar y ensalzar el aspecto físico genera una gran presión en las personas, promueve obsesión y en muchos casos la búsqueda irrefrenable por lograr el ansiado estereotipo a través de prácticas agresivas como intervenciones quirúrgicas, deporte extenuante o restricción alimentaria. Estos comportamientos en muchas ocasiones se banalizan como prácticas “aparentemente sencillas de seguir y aptas para todos y todas”, sin embargo, su dificultad o incumplimiento se torna un problema para la persona comprometida en su desempeño.
Pero…, ¿Y qué ocurre además cuando los comentarios recibidos por parte de los demás son críticas a nuestro aspecto físico?
Comentarios negativos sobre el cuerpo o body shaming
En una cultura como la nuestra en la que tan normalizado está el hecho de opinar sobre el aspecto ajeno y se simplifica el cambio a “mejor”, como si de algo sencillo ser tratara, los juicios o burlas hacia los otros conforman una práctica muy habitual. Críticas emitidas hacia los demás por “percibir” su cuerpo alejado de los cánones de belleza conforman el denominado body shaming.
Este fenómeno que procede en muchas ocasiones de círculos cercanos como la familia o de otros contextos más alejados, se puede terminar convirtiendo en determinante para la construcción de la imagen corporal creando sentimientos negativos hacia uno mismo y potencialmente, contribuyendo al desarrollo de diferentes trastornos mentales.
Body Shaming e Imagen Corporal
Las personas a lo largo de nuestra vida desarrollamos una representación mental de nuestro cuerpo que implica una serie de percepciones, pensamientos y sentimientos. Esta experiencia totalmente personalizada y subjetiva puede no ser congruente con la realidad objetiva y se determina socialmente, conformándose de manera paralela al desarrollo evolutivo y cultural.
La construcción de una imagen corporal negativa o la insatisfacción corporal es el producto de una serie de experiencias personales negativas en torno al cuerpo, el body shaming puede ser un factor influyente en el desarrollo de la imagen corporal, o en aquellos casos en los que ya esté presente perpetuar la percepción negativa de la persona. A su vez, la internalización de unos ideales de belleza reforzados constantemente por la sociedad aumenta la presión y en ocasiones crean una expectativa irreal derivando en sufrimiento, problemas emocionales y comportamientos orientados a modificar la propia imagen.
En su forma más extrema, todo ello, junto con otros factores que impliquen un aumento de la vulnerabilidad personal, entre los que destacan la baja autoestima, determinados rasgos de personalidad o problemas interpersonales, podría dar lugar a diferentes trastornos mentales graves como el Trastorno Dismórfico Corporal, Trastornos de la Conducta Alimentaria o la Vigorexia.
En resumen, el cada vez mayor impacto de los estándares de belleza a través de numerosas fuentes de información y el feedback positivo que se asocia con cada una de sus formas, promueve ideales en la población que aparentemente resultan fáciles de seguir.
Este fenómeno, principalmente en la gente más joven tiende a universalizarse y con ello se reduce el espacio para otras áreas personales como los estudios, los hobbies o las amistades. Además, todo ello, da lugar a la otra cara de la moneda, ya que “esta moda” mide la distancia con esos ideales y promueve comentarios críticos y negativos que impactan de manera muy dañina en la mente de la población.