Durante la época estival, y no sólo durante las vacaciones, cambiamos los hábitos alimenticios y de actividad física.
Es más frecuente abandonar hábitos de vida saludables e incrementar el consumo de azúcares, alcohol y el número de comidas fuera de casa, lo que en muchas ocasiones contribuye al aumento de peso en esta época del año.
En concreto para las personas que ya presentan sobrepeso y obesidad resulta una época del año, especialmente difícil e incómoda.
Las personas con sobrepeso y obesidad tienen más dificultades para regular su temperatura corporal durante todo el año, pero en la época estival las consecuencias son otras. Tienen menos facilidad para eliminar y disipar el calor a través de la circulación, lo que hace que suden mucho más, pierdan muchos líquidos y sales minerales, y terminen deshidratándose con rapidez. Asimismo, en estas personas la concentración de agua es menor que en las personas que tienen un peso normal, ya que el tejido graso no retiene de manera eficaz el agua.
Entre los síntomas que puede causar el calor en las personas con obesidad se encuentran la sensación de cansancio y agotamiento, presión arterial baja, visión borrosa, sensación de sed continuada, dolor de cabeza y trastornos cardíacos.
Cuando la temperatura corporal aumenta podemos estar en riesgo de sufrir un golpe de calor. En este caso, junto a los síntomas antes mencionados, también se pueden presentar náuseas y vómitos, mareo, desmayos, confusión mental o convulsiones. Llegados a este punto la temperatura no suele disminuir con la administración de antitérmicos y el golpe de calor puede provocar la muerte.
Recomendaciones
- Evitar las actividades que impliquen esfuerzo físico en las horas centrales del día.
- Incrementar el consumo hídrico aunque no haya sensación de sed.
- Protegerse el rostro y usar gafas de sol.
- Permanecer en lugares frescos en las horas de más calor.
- Usar ropa clara y holgada
A su vez la pauta alimentaria se ve afectada hay un incremento de bebidas azucaradas, aumento del consumo de alcohol, comidas desreguladas nutricionalmente , horarios más laxos , se incrementa el consumo de sobre ingestas durante todo el día y el consumo de comidas preparadas.
Recomendaciones:
- No saltarse la primera comida del día y evitar la bollería.
- Cocciones suaves y ligeras.
- Aumentar el consumo hídrico aunque no se aprecie la sensación de sed.
- Aumentar el consumo de verduras y frutas frescas.
- Tomar en preferencia comidas que incluyan líquidos.
- No consumo de alcohol.
- No hacer abuso de alimentos azucarados ni excesivamente salados.
- Restringir al mínimo el consumo de comidas preparadas.
Esta época del año tiene una mayor afectación sobre la actividad y los efectos del calor.
Los efectos más habituales son los edemas, la difícil tolerancia de la subida de la temperatura y la sensación de ahogo, problemas cardíacos puesto que se ha de hacer un sobre esfuerzo por la subida de la temperatura.. todo ello no invita a hacer actividad diaria regular como se puede llevar a cabo en otra época del año.
Es importante seguir activos y para ello aprovechar las horas del día donde no hace tanta temperatura, aprovechar para disfrutar de los paseos por la orilla del mar a horas tempranas, nadar y beneficiarse de las ventajas del agua, favorecer un sueño reparador para disfrutar de las oportunidades del día.
En definitiva, la prevención es la clave para disfrutar de un período estival en el que las personas con enfermedades crónicas y forman parte de la denominada población de riesgo, deben evitar los esfuerzos excesivos en momentos del día con más calor, la ingestas copiosas y desregularizadas y la exposición a temperaturas.