Hoy, viernes 15 de noviembre, es el Día Mundial sin Alcohol, día establecido por la Organización Mundial de la Salud para que la población mundial se conciencie sobre los daños que provoca el consumo de esta sustancia.
El consumo de alcohol, en nuestra sociedad occidental, está normalizado, un hecho que provoca que los jóvenes y adolescentes no vean los peligros que conlleva el consumo de estas sustancias sin control.
Históricamente, el alcohol se ha relacionado con momentos festivos y con cultos religiosos.
Hace 5.000 años ya existía el vino y la cerveza, y por sus efectos se les vinculó con lo divino y los rituales chamánicos y religiosos. En Grecia, por ejemplo, se les relacionaba con dioses como Dionisio (dios del vino y el exceso), y en Roma lo hacían con el baile mediante el Dios Baco (que representaba el vino y la danza)
Delirio, desenfreno, diversión…, son algunos de los aspectos con los que se le ha relacionado y deberíamos reflexionar. El alcohol es una droga de las denominadas “droga legales”, se trata de una sustancia que es aceptada por la sociedad y es percibida como poco perjudicial en comparación con otras.
Los efectos del alcohol pueden ser a largo o corto plazo. A corto plazo podemos sufrir somnolencia y relajación, aspectos que afectan directamente a la coordinación y la concentración, dificultades en la atención y el habla, y apatía; entre otros. En cuanto a consecuencias para nuestro organismo tras consumir de manera repetida grandes cantidades de alcohol, podemos sufrir hipertensión arterial, alteraciones del sueño, gastritis, agresividad, ulcera gastroduodenal, depresión, fibrosis hepática, disfunciones sexuales, cardiopatías, deterioro cognitivo, encefalopatía, demencia, cáncer y psicosis
Cuando el consumo de alcohol se produce en periodos cortos de tiempo, como por ejemplo, el fin de semana, los daños de efecto sobre el organismo se multiplican.
El Alcohol es responsable de 3 millones y medio de muertes. Según cifras de la Encuesta Nacional de Edades (2018) en España el 36% de la población entre 15 y 64 años sufren un abuso y dependencia del alcohol, mientras que el 5’8% de españoles han tenido un consumo de riesgo. Entre estos datos, podemos destacar que el 1’4% de hombres y el 0,3% de mujeres tiene una posible dependencia alcohólica.
Es recurrente encontrar que el alcoholismo está asociado a otras patologías mentales. Un 22% de los pacientes que tienen un trastorno mental, sufren alcoholismo. Las personas con mayor dependencia alcohólica, muestran una mayor sintomatología asociada.
Algunos de los trastornos comórbidos del alcoholismo son aquellos trastornos de carácter ansioso-depresivo o el juego patológico.
