Mi hija tiene ansiedad ¿qué puedo hacer?
La adolescencia es una etapa de profundos cambios, tanto físicos como emocionales. Durante esta fase, los jóvenes enfrentan nuevos desafíos, y nos es extraño que se muestren ansiosos, temerosos y con dudas. Si su hija muestra signos de ansiedad, es natural preocuparse, pero el primer paso es saber diferenciar entre una ansiedad funcional (necesaria) y una ansiedad preocupante.
La ansiedad es una reacción natural que nos prepara para responder a situaciones de peligro. Por ejemplo, si su hija tiene un examen importante, los nervios ayudan a activarse y prepararse mejor. La ansiedad, en esencia, es una herramienta adaptativa que nos ayuda a enfrentar desafíos.
Se convierte en un problema cuando es desproporcionada respecto a la situación o dura más de lo necesario. Si, el nivel de ansiedad por una exposición de clase llega hasta al punto de generar un bloqueo o la lleva a “huir”, esa ansiedad deja de ser útil y comienza a ser perjudicial. De igual manera, si la ansiedad no disminuye después de un evento estresante, también puede ser señal de un problema.
La ansiedad desadaptativa en adolescentes se manifiesta cuando los jóvenes experimentan preocupaciones persistentes, miedos intensos o comportamientos de evitación hacia situaciones que la mayoría consideraría normales. Pueden presentar síntomas como sudoración, palpitaciones, insomnio o irritabilidad.
Como padres, se puede desempeñar un papel vital. Primero, abriendo canales de comunicación, escuchando sus preocupaciones y validando sus sentimientos. No hay que subestimar lo poderoso que es un simple “te entiendo y estoy aquí”.
Consideren buscar ayuda profesional si notan que la ansiedad está afectando significativamente la vida de su hijo. Un profesional de la salud mental puede ofrecer estrategias y herramientas adaptadas a cada situación. Cada adolescente es único, y lo que funciona para uno, puede no ser adecuado para otro.