Preguntas Frecuentes

Hijos rebeldes y desafiantes

Sin duda uno de los desafíos más importantes que tenemos como padres en la educación de los hijos, es la gestión de las pataletas y la provocación. Aunque no hay un manual de cómo actuar con hijos rebeldes y desafiantes, la psicología y la psiquiatría señalan modelos educativos que pueden favorecer los problemas de conducta en el futuro.



Una forma de educar a los hijos/as marcadamente autoritaria, a la larga, puede fomentar comportamientos agresivos. Al centrarnos sólo en prohibir y dar órdenes se deja de lado la propia iniciativa del niño. El progenitor/a impone sus normas, sin dar pie al consenso, ni que el niño entienda y gestione dichas normas. Al seguir esta línea, fácilmente podemos caer en la descalificación y el insulto. Digamos que, aunque la intención sea la de “educar” sin darnos cuenta, se establece un modelo agresivo que impone y no se deja espacio para el diálogo. Las muestras de cariño suelen ser muy escasas, normalmente porque son vividas por los padres/madres como muestra de debilidad.



La postura contraria, en la que no se ponen normas, ni se interviene en los conflictos, supone un abandono. Muchas veces tras estas actitudes hay miedo a traumatizar o a lastimar a los niños. O si intervienen con un castigo, por ejemplo, luego se arrepienten y no hacen que se cumpla.



La sobreprotección transmite al hijo/a el mensaje de que es débil, que no es capaz. El primer pensamiento del padre/madre sobreprotector es “no sabrá hacerlo” y evitan que el niño pruebe las cosas por sí mismo.



Que un niño desarrolle un trastorno de conducta como el trastorno negativista desafiante, depende de varios factores. Es una mezcla de las características propias del niño/a y las condiciones en las que crece. Los trastornos de conducta no son exclusivos de chicos y chicas que han crecido en familias desestructuras o entornos marginales. Los patrones de comportamiento desafiantes y rebeldes en niños/as mayores de 5 años no son propios de la etapa vital, son una señal de alarma que nos indica que hay algún problema. Ante esta situación, actuar lo antes posible consultando a los profesionales de la salud mental, evita que se deterioren las relaciones familiares y surjan problemas mayores.