El tratamiento farmacológico puede ser una ayuda inicial para la reducción del número de atracones. Los episodios de ingesta compulsiva de grandes cantidades de alimentos, son la parte visible del trastorno, la punta del iceberg.



Para conseguir una total recuperación es importante trabajar la parte emocional y psicológica que causa y mantiene el trastorno. Los atracones están relacionados, no sólo con el seguimiento de dietas restrictivas, sino, con una manera de afrontar estados emocionales negativos. La llamada “alimentación emocional” es una forma de calmar sentimiento de tristeza, soledad, rechazo, aburrimiento, etc. Es un acto de se lleva a cabo de forma impulsiva, sin pensar, la vivencia de pérdida de control es muy intensa. Aunque en un primer momento nos calma, enseguida nos sentimos culpables y empiezan los auto reproches que van minando la autoestima.



Para dejar atrás este funcionamiento necesitamos seguir un trabajo psicológico que nos ayude a detectar que aspectos de nosotros mismos están fomentando el trastorno y a desarrollar nuevas estrategias para hacerles frente. El tratamiento farmacológico puede ser una ayuda puntual, pero no un tratamiento único, ni a largo plazo. Combinado con el abordaje psicoterapéutico, la medicación antidepresiva y los supresores del apetito, entre otros, pueden ayudar a disminuir la frecuencia de los atracones.



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