Trastornos del Neurodesarrollo

Comunicación y lenguaje en el TEA

08 de Septiembre, 2019 Berta Massaguer Bardají

El lenguaje es un indicador positivo de pronóstico. El lenguaje influye positivamente en la conducta, la comunicación, el aprendizaje y el funcionamiento adaptativo. El lenguaje permite acceder a la comprensión de un mundo simbólico y abstracto.

Las familias y profesionales entienden el lenguaje como un hito importante en el desarrollo de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) pero no es la única forma de comunicación. Ésta y el lenguaje están interconectados.

 

Las personas con TEA pueden tener dificultades para la comunicación e interacción social. Para muchas de ellas, el lenguaje no es siempre la mejor forma de comunicarse. Las palabras son abstractas, efímeras y pueden tener interpretaciones muy diversas.

Existe un amplio espectro a nivel lingüístico que puede presentarse en dificultades de comunicación y manifestarse de diferentes maneras. Cuando hablamos de problemas de comunicación nos referimos a:

  • Escasa intención comunicativa.
  • Recursos limitados para comunicar.
  • Limitaciones en el mensaje que se transmite.
  • Presentan una interpretación literal del lenguaje que conlleva respuestas que puedan ser inadecuadas al mensaje del emisor.

 

Dentro del espectro del autismo existen muchos perfiles y hay una gran variabilidad, es decir, se puede afirmar que ninguna persona con TEA es igual, por lo que, a la hora de intervenir, es necesario realizar un plan de intervención individualizado.

Cuando el área del lenguaje y la comunicación se ve más afectada nos podemos encontrar con casos que no tengan desarrollado el lenguaje verbal, para este colectivo se prioriza la intervención centrada en la producción del habla, eso habitualmente se realiza mediante el uso de Sistemas Alternativos y Aumentativos de la Comunicación (SAAC). Aún así, se debe tener en cuenta que el lenguaje verbal no tiene que ser el único foco de intervención, ésta debería ser holística y tener en cuenta que es importante facilitar espacios para fomentar la intención comunicativa e interacción con el entorno.

Por último, recordar que aquellas personas con TEA que no tienen desarrollado el lenguaje verbal, no implica que no exista comunicación.

 

Existen casos en los que el área de la comunicación y lenguaje no se ve tan afectada y sí que presentan un nivel de habla adecuado a su edad cronológica. Aún así, el lenguaje se pueden objetivar carencias en la forma de comunicarse (comentarios inadecuados, lenguaje muy adultizado para su edad cronológica, presencia de rituales verbales, ecolalias…)

Es importante realizar un trabajo individual partiendo del nivel de comunicación y lenguaje de cada persona, con el objetivo de promover la conversación recíproca, el uso de comentarios adecuados al contexto, la comprensión del lenguaje figurado (metáforas, bromas, chistes, ironías, sarcasmos…) y el lenguaje no verbal. Todo eso puede realizarse mediante dinámicas o juegos con el fin que sea más interactivo e implique un aprendizaje significativo.

Además, en los espacios grupales, se promueve el entrenamiento de aquellos aspectos trabajados a nivel individual, con el fin de ponerlos en práctica en un contexto natural con un grupo de iguales, para facilitar que el aprendizaje sea lo más ajustado a una realidad diaria. Eso es fundamental puesto que presentan dificultades en la abstracción a la hora de generalizar aprendizajes.

 

En la Unidad de Neurodesarrollo (UND) de Ita Argentona TC se trabaja el área de comunicación y lenguaje con el programa de habilidades sociales a nivel grupal con el fin de poder entrenarlas y adquirir estrategias compensatorias que les permitan tener un rango más amplio a la hora de relacionarse con su entorno de referencia. Así mismo, destacar la importancia de ir ajustando los objetivos a trabajar según van adquiriendo habilidades, adecuándonos a las necesidades individuales de cada persona.

Coordinadora clínica de la Unidad de Neurodesarrollo de Ita Argentona.

 Psicóloga sanitaria experta en intervención y diagnóstico de los Trastornos del Espectro Autista. 

Educadora social. 

Postgrado de Experto en Intervenciones Sistémicas en la Escuela de Terapia Familiar de Sant Pau.

Doctoranda en Psicología