La adolescencia trae cambios rápidos, biológicos, emocionales y sociales, que son parte del desarrollo, pero también pueden esconder dificultades que requieren atención. Como director del centro terapéutico Ita Mirasierra, veo cada semana a jóvenes y familias que llegan confusas y preocupadas. Identificar señales de alerta a tiempo y acompañar con calma puede marcar la diferencia.
Señales a observar
No siempre el sufrimiento se muestra de forma evidente. Algunas señales que recomendamos valorar son:
- Cambios persistentes del ánimo: irritabilidad continua, tristeza que no cede o ansiedad que impide realizar actividades diarias.
- Retiro social: pérdida de interés por amigos o hobbies que antes le motivaban.
- Bajo rendimiento escolar: dificultad para concentrarse, ausencias reiteradas o bajada notable de notas.
- Alteraciones del sueño o la alimentación: dormir en exceso o muy poco, pérdida o aumento de peso elevadas en poco tiempo.
- Conductas de riesgo: consumo de sustancias, autolesiones o exposición a conductas de riesgo.
Detectar una o varias señales no implica automáticamente un diagnóstico, pero sí justifica consultarlo con profesionales.
Cómo acompañar desde la familia
Las familias son el primer recurso terapéutico. Algunas pautas prácticas que proponemos en Ita Mirasierra:
- Escuchar sin juzgar: crear un espacio donde el adolescente pueda expresar lo que le pasa sin miedo a castigos o reproches.
- Mantenimiento del diálogo: pequeñas conversaciones cotidianas son más útiles que interrogatorios intensos.
- Estructura y límites claros: las rutinas y normas coherentes proporcionan seguridad.
- Vigilar cambios: anotar comportamientos relevantes y consultar con profesionales ante la duda.
- Autocuidado familiar: el estrés parental afecta al adolescente; buscar apoyo también es necesario.
Nuestro compromiso en Ita Mirasierra
En Ita Mirasierra trabajamos tanto con niños y adolescentes como con sus familias. Acompañamos en la identificación temprana de señales, ofrecemos pautas prácticas para el día a día y diseñamos planes terapéuticos que combinan intervención individual, terapias grupales y trabajo con la familia y la escuela.
Pedir ayuda es un acto responsable y valiente. Si detectas cambios que te inquietan en un hijo/a o alumna/o, no esperes a que la situación empeore. Puedes ponerte en contacto con nosotros para una orientación inicial y valorar la mejor vía de intervención.