Salud Mental

Una inesperada oportunidad para las familias

19 de Abril, 2020 Rita Antón

En las últimas semanas, la amenaza del covid 19, nos ha obligado a enfrentarnos a una situación completamente nueva.

Como sociedad, hemos tenido que exponernos a una serie de medidas extraordinarias, entre ellas, a estar confinados con toda nuestra familia en casa. Una situación así muestra las virtudes y carencias relacionales de las que dispone la familia obligando al individuo a revisarse para poder adaptarse con éxito.

 

Muchos de nosotros nos vemos obligados a compartir con nuestras familias ámbitos de nuestras vidas a los que no estamos habituados y a renunciar a nuestra intimidad con frecuencia. En este contexto, tenemos que redefinir y marcar los límites en la relación con el otro para poder adaptarnos a esta nueva situación de forma efectiva. Esto implica, explicitar y pactar normas y reglas nuevas de convivencia en familia.

En un mismo espacio, tenemos que ser capaces de coordinarnos para cubrir nuestras responsabilidades como padres, nuestras obligaciones laborales, nuestras necesidades personales, intentando al mismo tiempo no interferir en las tareas de los demás. Debemos empatizar con nuestros familiares y tener la sensibilidad para intuir las necesidades del resto de miembros, respetando las distintas formas de expresarlas y manifestarlas para poder resistir al confinamiento de forma saludable. Si ser padre siempre ha sido complicado, en esta situación tendremos que hacer malabares para que el sistema se sostenga en la homeostasis habitual.

En este contexto, para cualquier individuo es más complejo poder empatizar y validar las necesidades del otro, principalmente cuando ante una misma situación los miembros de las familias las manifiestan de una forma distinta.

Es recomendable que el sistema parental haga el ejercicio de revisar y diferenciar lo que ellos necesitan de lo que pueden precisar sus hijos. Si como padres queremos ser un ejemplo, tendremos que empezar por ser sinceros con nuestros hijos, no minimizar la gravedad de la situación y demostrarles que creemos que pueden hacerse cargo y manejar la situación que estamos viviendo. Deberíamos permitirnos expresar nuestras emociones delante de ellos, facilitándoles entonces que ellos también puedan hacerlo.

 

Debido a estos cambios en el funcionamiento familiar, a los que nos tenemos que adaptar a marchas forzadas y teniendo en cuenta que la conducta de cualquier miembro afecta al resto, inevitablemente, se aumenta la probabilidad de que aparezcan conflictos.

La prioridad en una situación así es que, como padres, podamos poner el foco de atención en nosotros mismos. Que intentemos identificar cómo nos está afectando el confinamiento y cómo lo estamos manejando. Para que así, si nos damos cuenta de que estamos teniendo problemas para regularnos y dificultades en la gestión de la situación que repercuten en nuestros hijos, podamos pedir apoyo profesional.

 

Esta situación ha puesto a toda una sociedad materialista a prueba, dando por sentado que los bienes materiales no eran la prioridad. Es un desafío que nos ofrece el tiempo para revisar nuestros valores e intentar trabajar en conocernos mejor a nosotros mismos y a nuestros hijos. El confinamiento está sacando lo mejor de muchas familias.

Asimismo, esta nueva situación nos da la oportunidad para revisarnos en la forma que tenemos de relacionarnos con nuestros familiares y dedicar más tiempo a prestar atención al otro, fijándonos no solo en cómo se comporta nuestro hijo, sino en cómo pensamos que se siente y en lo que creemos que necesita para estar mejor.

 

El confinamiento también nos invita a aprender a ser asertivos, a enfrentarnos a los conflictos: huir ya no es una opción cuando la convivencia es forzada. Nos invita asimismo a verbalizar lo que necesitamos y a reflexionar y explicitar lo que nos molesta del otro.

En el contexto actual, esforzarnos en conseguir que la familia funcione como un equipo servirá para fortalecer vínculos de apego seguros en los hijos, que les facilitará enfrentarse, de forma adaptativa, a posibles adversidades futuras. La familia se enfrenta al confinamiento, a la incertidumbre, a los miedos, a la tristeza.

 

Los padres, deben fomentar que los miembros de la familia compartan las interpretaciones y sentimientos que les provoca y desencadena esta situación, respetando el espacio y la intimidad del otro. Y, sobre todo, han de ocuparse de que toda persona de la familia pueda sentirse acompañada y querida.

 

Psicóloga de Ita Argentona TC