La figura de los abuelos y las abuelas tiene un innegable valor en nuestras vidas familiares. Sin su apoyo no podríamos compatibilizar el trabajo con la crianza, la crianza con algún pequeño rato de ocio o la crianza con tener algo de espacio para la pareja.
El día de la Madre y el día del Padre son días en que agradecemos la labor que hacen por nosotros, y queremos que, en el día del abuelo, aunque es un día menos conocido, se conozca la importancia que tienen en la terapia de familia.
No penséis que en la terapia familiar sólo contamos con la familia nuclear para las sesiones. No sólo vienen los progenitores y los hijos. Los abuelos y abuelas, muchas veces dispuestos a ayudar a la familia, son personas muy importantes, transmisores de patrones, sabiduría, cuidados… Influencia importante también en el paciente, protegiéndolo o siendo crítico con él.
En la primera visita de la familia, y en terapia individual de corte sistémico, recogemos información de tres generaciones atrás (paciente, padres y abuelos) a través del genograma. Consideramos fundamental la relación que han tenido con los abuelos, tanto el paciente como el resto de la familia. Imaginemos que una madre ha tenido una relación mala con su propia madre, que la abuela no ha identificado las necesidades que la madre ha tenido. Esta relación habrá influido en la propia gestión emocional de la madre, y esta forma de gestión habrá influido en la forma de ejercer la maternidad con su propio hijo o hija, ahora con síntomas.
Otra cosa que observamos en Terapia Familiar es la fuerza que tiene la palabra de los abuelos. Es inevitable que después de toda una vida con ellos haya frases, normas o vivencias que marquen nuestra forma de fundar una familia. Es común en terapia escuchar frases muy potentes como "A nosotras no nos toca ni el sol", de una abuela sobreprotectora con su hija y su nieta formando una especie de triángulo simbiótico.
También hemos tenido abuelos en terapia que culpaban a sus propios hijos de los síntomas de sus nietos, alimentando sin darse cuenta, el sentimiento de culpa que tienen los padres ante la dificultad de ayudar a su hijo.
En la Unidad de Terapia Familiar trabajamos con todos los miembros significativos para la familia. Preparamos la sesión para recibir a los abuelos con la mayor comprensión y el mayor cariño del que disponemos, puesto que en el momento cultural en el que nos encontramos, nuestros abuelos no están acostumbrados a este tipo de espacios. Nos acompañamos entre todos, familia y terapeutas, a ingresar en la historia familiar de una manera más profunda, en los pilares que establecieron lo que se nos presenta claro y cristalino en forma de síntoma y que a veces es complicado tratar. Los abuelos nos arrojarán luz en las sombras que vemos y nos darán más piezas para completar el puzle, con la inocencia que tiene alguien que no sabe a qué viene a sesión, con las defensas férreas por miedo a ser juzgado, pero con esperanza de que podamos ayudar a su nieto o nieta.
Si pensamos en nuestros propios abuelos, sin necesidad de haber ido a ninguna Terapia de Familia, concluiremos que han influido en la forma y la dirección que ha tomado nuestra familiar de origen (nuestros padres) y nuestra familia nuclear (nuestra pareja e hijos).
Por ello, gracias abuelos por establecer los pilares de las familias. Gracias abuelos por ser cómplices en el trabajo en las sesiones de terapia familiar.
Felicidades en vuestro día.