Terapia Familiar

La llegada de un hijo/a: cambios en la dinámica relacional de pareja y cómo puede ayudar la terapia de pareja.

16 de Noviembre, 2025 Cristina González Antón

La pareja es un sistema que se encuentra en un proceso de desarrollo continuo y cada etapa del ciclo vital implica una serie de desafíos a los que el sistema debe hacer frente, pudiendo ser uno de ellos, el inicio de la maternidad y paternidad.

La llegada de un primer hijo o hija, suele vivirse como un momento transformador, asociado a ilusión y una profunda alegría, pero también implica un conjunto de cambios emocionales y estructurales, tanto a nivel individual como relacional, que pueden generar confusión, tensión y cierto distanciamiento emocional, ya que, en general, esta etapa implica una reconfiguración en la forma en que la pareja se vincula, se organiza y se comunica.

 

Cuando nace un bebé, también nace una madre y un padre. Por un lado, se abre una nueva puerta a múltiples cambios a nivel individual, en los que se deben integrar aspectos relacionados con la identidad, el cuerpo, la propia historia y la forma de vincularse y por otro lado, modifica todo el sistema relacional, apareciendo nuevos roles, reglas y retos para la pareja, siendo uno de los más complicados, el intentar reencontrarse en ese nuevo rol, mientras intentan seguir siendo la pareja que hasta el momento habían construido, en una realidad totalmente distinta.

Una realidad en la que cambian los ritmos, las prioridades, la distribución de tareas, las expectativas y las necesidades que se le despiertan a cada uno, y a su vez, una realidad en la que se presenta un cambio en el modo de expresar los afectos, una reducción del tiempo de calidad y de intimidad, así como de necesidades tan fundamentales como el descanso.

 

 

En consulta, es común escuchar frases como “siento que ahora solo hablamos de cosas que conciernen la crianza de nuestro hijo/a y ya no tenemos espacios de pareja”, “desde que nació el bebé han surgido más conflictos”, “antes teníamos más facilidades para ponernos de acuerdo”. Estos relatos no implican lo que comúnmente llamamos una crisis de pareja, sino son reflejo de un sistema que está intentando adaptarse a una transformación profunda y que necesita reorganizarse.

 

Esta transición, a menudo puede resultar muy compleja y, junto a la crianza, puede dar lugar a que se reactiven dinámicas disfuncionales de la relación que ya estaban latentes, como la desigualdad de roles, estilos de apego diferentes y diferencias en la manera de ejercer los cuidados. Es posible que también puedan aflorar heridas de la historia de vida de cada uno de los miembros de la pareja no resueltas, o incluso, aparecer dinámicas heredadas de la familia de origen, que junto a otros factores, pueden ser la causa de que surjan patrones de interacción problemáticos en la relación.

 

En un momento de vulnerabilidad emocional, como es la llegada de un recién nacido, en el que aparecen muchas ambivalencias, es importante poder encontrar espacios en los que la pareja pueda dejarse sostener y acompañar. En este sentido, la Unidad de Terapia Familiar y de Pareja, ofrece un espacio seguro para hablar de lo que cuesta compartir en casa, para nombrar lo que duele, lo que se está moviendo y lo que cambia, con el objetivo de entender juntos qué está pasando en el vínculo y cómo se pueden generar nuevos patrones de bienestar relacional para la pareja y por extensión, para el bebé, ya que el bienestar en la relación impacta directamente en su desarrollo emocional.

 

¿Y cómo lo hacemos?

En la UTF, se trabaja desde el encuadre de la coterapia, con dos terapeutas especializadas en terapia familiar y de pareja, que acompañan el proceso de forma colaborativa con una mirada respetuosa y amplia.

 

El proceso terapéutico no es lineal y se adapta a la demanda que aporta cada pareja y a sus particularidades, pero suele incluir algunas sesiones que ayudan a comprender el sistema relacional en profundidad, ya que para entender lo que sucede en el momento actual, a menudo es necesario indagar en la historia de la familia de origen de cada miembro y en la historia de amor de la pareja.

 

Por otro lado, el foco de la intervención se centra en primer lugar en cuidar el vínculo, y después en identificar y transformar los patrones relacionales que puedan estar ligados al problema o al núcleo del malestar, y que por tanto, pueden actuar como mantenedores.

Otro foco del proceso, consiste en rescatar las dinámicas de relación constructivas, las áreas conservadas de la pareja, los recursos con los que cuenta y que muchas veces aparecen difusos, consecuencia del momento vital que están transitando.

 

A lo largo del proceso, se trabaja también con tareas entre sesiones y espacios para volver a conectar desde lo emocional y afectivo.

 

Desde la UTF por tanto, se ayuda a las parejas a fomentar, recuperar o volver a experimentar, espacios que promuevan dinámicas más amables para la relación, facilitando que la pareja pueda reconstruir su narrativa, reconectar con su proyecto y reconocerse nuevamente en sus nuevos roles, disolviendo las posibles tensiones y creando una estructura más sólida para afrontar el cambio vital que implica el proyecto parental y el desarrollo del nuevo sistema familiar

Psicóloga de ITA Diagonal

Psicóloga General Sanitaria y Psicoterapeuta especializada en Terapia sexual y de pareja, psicología perinatal y Trastornos de la Conducta Alimentaria.

 

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