Trastornos de la Conducta

Educación Social

28 de Marzo, 2021 Sílvia Navarro

El trabajo socioeducativo con los adolescentes con trastornos de conducta es uno de los ejes del tratamiento de recuperación en los centros especializados del grupo Ita.

 

En la adolescencia la manifestación del trastorno de conducta viene a trastocar totalmente el proceso evolutivo vital, la construcción de la identidad de los chic@s y hace surgir conductas disruptivas que ponen a prueba a las personas del entorno social y familiar. La trasgresión de las normas y de los límites choca con los derechos de los demás y dificulta la convivencia, rompiendo a menudo los vínculos de interacción con el grupo de iguales, el centro escolar, los otros centros de interés y de socialización y, sobre todo, la familia.

 

En algunos casos la distancia, el ingreso en un centro especializado, es la única opción para reconstruir los puentes de relación y convivencia. Primero para que los adolescentes entiendan lo que les pasa y les podamos ayudar terapéuticamente. Segundo, para que la familia se oxigene, se empodere y adquiera herramientas de parentalidad positiva para crear el cambio necesario y ayudar en el proceso de recuperación de su hij@. Y tercero, para que el entorno también entienda el problema y de opciones de ayuda y crecimiento cuando el adolescente vuelva a sus rutinas.

 

Y en todo este proceso el acompañamiento, el trabajo socioeducativo es fundamental. Los educadores e integradores sociales de Ita diseñan un conjunto de intervenciones individuales y grupales que, siempre mirando hacia el medio comunitario, acompañe a los adolescentes en la vuelta a su entorno más próximo, a su barrio, a su escuela, a sus actividades extraescolares, a sus aficiones de tiempo libre, a la familia. Esos son su medio natural, su espacio de crecimiento personal y social, y a ellos se deberá reincorporar paulatinamente para retomar su proyecto de vida.

 

Ese proyecto de vida es el que deberán re-construir con la ayuda de los profesionales socioeducativos. Con la mirada puesta en la vuelta al medio comunitario, desde la hospitalización, nos valemos de la motivación para poder retomar el contacto con el exterior para trabajar con los adolescentes sus dificultades y ofrecerles oportunidades.

Fundamental, y una de la prioridades y preocupaciones de la familia, es retomar el contacto con el centro escolar, la vuelta a sus estudios. Aquí, el profesional ofrece un acompañamiento con tres actores: el alumno, el centro escolar y la familia. La coordinación, el compromiso de colaboración y unos objetivos académicos ajustados serán el motor para motivar, para aumentar la autoestima y fomentar el aprendizaje por competencias para el diseño del proyecto académico del adolescente. El trabajo con los referentes de la comunidad educativa tiene ser un facilitador para cuando esté preparado para volver a su centro escolar. La reincorporación paulatina a la escuela o el instituto debe cuidarse al máximo, para evitar nuevamente malas experiencias y asegurar nuevas vivencias de éxito. La fuerza socializadora de la escuela es inigualable en el proceso de crecimiento y de construcción de las personas, de los adolescentes. Trabajamos en base a tres itinerarios educativos en función del perfil y de las necesidades de los adolescentes que tratamos: uno para aquellos con una escolarización preservada; otro, para aquellos que necesitan de una preparación previa para consolidar rutinas, hábitos de estudio y motivación; y, por último, un prelaboral.

 

En el trabajo socioeducativo con los adolescentes con trastornos de conducta hay un aspecto clave en su recuperación: descubrir motivaciones, intereses, competencias, autoconocimiento para facilitar nuevas formas de ocio saludable, nuevos modelos para ocupar su tiempo libre sin conductas de riesgo. Y a la vez, abrirse a la posibilidad de conocer nuevas amistades, de ampliar el grupo de iguales, y alejarse así, las de relaciones tóxicas del pasado. Este es un aspecto clave y una de las mayores dificultades con la que lidiaremos.

 

¿Cómo hacerlo entonces? ¿Cómo conseguir que los adolescentes se abran a hacer nuevas amistades en la adolescencia? No hay una única solución, es uno de los mayores retos al que nos enfrentamos. Todos los profesionales del equipo de tratamiento deben de ser un modelo, un referente a seguir. El profesional socioeducativo, especialmente. Desde el trabajo tutorial debemos hacer un acompañamiento educativo para mejorar su autoestima, empoderarle, ofrecerle alternativas para la resolución de problemas, debemos preguntarle, hacerle protagonista y el centro de proceso de cambio, y ellos, los adolescentes tienen mucho que decir.

 

Si se conocen, si son conscientes de sus destrezas, de sus intereses, de sus competencias podremos ofrecerles alternativas que les interesen, que les ofrezca un ocio en su tiempo libre sano, enriquecedor, de crecimiento; y su vez, tendrán la posibilidad de hacer nuevas amistades de su misma edad. El educador social ayuda en el proceso de decisión de elegir actividades extraescolares fuera del centro (de idiomas, deportes, de baile, de música) que les motiva en su día a día, en sus rutinas diarias del tratamiento, que son un motor para “querer hacerlo bien” y salir del centro, ¡esa gran recompensa! Sabemos que no es fácil, que renunciar a los amigos, aunque sean una mala influencia, no es una opción escogida por los adolescentes. Pero al final, ellos también deberán aprender a valorar lo que ganan y lo que pierden, y como todo, es un proceso, un camino que deben recorrer para ganar en experiencias, en madurez y en libertad desde el respeto y la responsabilidad. Un difícil equilibrio en ese momento vital. Y eso requiere tiempo.

 

Tanto la vuelta a la escuela como retomar actividades extraescolares o de ocio supondrán ganar en autonomía. El equipo socioeducativo de los centros de conducta de Ita fomenta con un acompañamiento tutorial y grupal las competencias sociales y de relación con los otros, potenciando las actividades externas y de interacción con el medio y la utilización de los recursos comunitario y de la red social. Así, “exponemos” a nuestros jóvenes a un posicionarse al estar en contacto con otros modelos positivos.

La vuelta a casa paulatina, ordenada, mediante permisos terapéuticos, requiere de hacer una buena planificación, una agenda ocupacional que contemple las responsabilidades del día a día cuando vuelven a casa a nivel escolar, de tiempo compartido con la familia, de tareas domésticas, de tiempo libre y ocio será un factor de mejora en la convivencia y el buen clima familiar. Y aquí volvemos a hablar de consensuar, de decidir, de negociar para que el adolescente y su familia llegue a un acuerdo pactado. El diálogo padres-hijos ayudará a encontrar un equilibrio entre las responsabilidades y las libertades en la convivencia diaria. En algunos casos la figura del educador social o del referente terapéutico del adolescente hará falta como mediador, como facilitador en esa negociación. Y en renegociar, si no funciona.

 

Otro elemento insignia en el proceso rehabilitador de estos adolescentes tiene que ver con la educación en valores. Y en los centros del Grupo Ita tiene un valor y una presencia destacada. Abrimos ventanas al mundo, les ponemos en contacto con entidades del mundo social, con personas con experiencias vitales difíciles, de superación ante la adversidad, con otros modelos de ser, sentir y actuar. En nuestros programas socioeducativos el voluntariado y las experiencias de aprendizaje-servicio son nuestra herramienta para vivir y crear una mente crítica que escuche, que valore, que decida, que comparta y respete las opiniones de los demás, la diferencia, para que los adolescentes formen una consciencia crítica, solidaria y cívica. Dentro de los centros lo trabajamos abriendo la puerta a testimonios de personas y entidades sociales. Y ya en el exterior, lo ponen en práctica participando como voluntarios en proyectos solidarios y sociales.

 

Únicamente sumando las sinergias de los adolescentes, las familias, el equipo de profesionales y las entidades de la red comunitaria podremos ofrecer nuevos modelos, nuevas experiencias y formas de vivir que ayude a nuestros jóvenes a recuperar el control de sus vidas y a crear un proyecto de vida con calidad y plenitud.

Directora de Rehabilitación Psicosocial de Ita Argentona TC