Cecilia: Hoy nos encontramos en Ita Argentona donde vamos a hablar con un a mama que nos va a contar su experiencia.
Francina, por qué estás aquí?
Francina: Buenos días, estoy aquí porque vimos indicios de que Arnau empezaba a tener cambios en el carácter, en el comportamiento, hasta que descubrimos finalmente que consumía cannabis.
Cecilia: Y ¿cuántos años tiene Arnau?
Francina: Arnau tiene 17 ahora.
Cecilia: ¿Y cuánto tiempo hace que está en tratamiento?
Francina: Él entro aquí con 15 años.
Cecilia: ¿Y cómo fue este momento? ¿Cómo te diste cuenta de que algo iba mal en casa?
Francina: El comportamiento. Todo era “no”. Un carácter muy brusco, agresivo. Dijimos: aquí pasa alguna cosa. Y nos pusimos a investigar, y vimos que consumía cannabis.
Cecilia: ¿Cómo era el Arnau de antes de esto?
Francina: Pues Arnau siempre ha sido un niño rebelde, pero desde que empezó a consumir la agresividad le cambió muchísimo. Es cuando dijimos, aquí está empezando a pasar alguna cosa rara. Era un niño dócil. Rebelde, pero él hacía caso, dentro de sus límites él iba haciendo. Pero eso cambió radicalmente.
Cecilia: ¿Y en el colegio también hubo cambios?
Francina: Cuando empezó en el instituto, el primer curso super bien, pero en el segundo año ya empezó a cambiar. Empezó a irse antes del colegio, a quedar con amigos que no eran los amigos de siempre, empezó a tener compañías nuevas. Eso es lo que nos mató a nosotros. No es que yo les eche la culpa a las compañías, él evidentemente es una personalidad propia para decir “eso no”, pero es muy influyente que, si todos hacen eso, él también hace eso. Y lo malo es que eso le gustó. Porque hay niños que lo prueban y les sienta mal, por una cosa u otra. Pero a él le gustaba.
Cecilia: ¿Y cómo descubriste que estaba consumiendo cannabis?
Primero le pillamos, vimos que llevaba encima y luego también nos llamaron un fin de semana, la policía local, que lo habían enganchado con cannabis encima. Y luego ahí ya no pudo decir que no. Y luego te dice que: “no, ya no lo haré más”, pero es una encima de otro hasta que ya se llegó a un límite que dijimos: aquí hay que hacer algo, porque ya no hacía 1 o 2, llegó a hacer 10. Y eso ya era un no parar. Ya no se podía. A lo mejor llegaba a casa y desaparecía dos días y no sabías dónde estaba. Luego también encontró a una chica, que él se enamoró de esa chica, y su mamá era traficante. Osea que todo le llevó a estar todavía más ahí. No le costaba conseguirlo, no le costaba dinero conseguirlo.
Cecilia: Te iba a preguntar por esa parte. Cómo conseguía dinero con 15 años… pero claro…
Francina: No le costaba. Al principio sí. Antes de conocer a esta chica, pues claro, lo típico: los niños tienen su hucha y “mamá quiero esto, mamá lo otro”. Pero es que claro, hoy en día, hay en Internet sobrecitos de cannabis a 5€. Que no es cannabis bueno, pero: 5€. Y lo que se están metiendo no es cannabis, es el doble de porquería de lo que lleva eso y son 5€, que a un niño de 14-15 años para ir al cine o salir, le das 5€. Y por ahí empezó todo.
Cecilia: ¿Y cómo lo llevasteis esto en casa?
Francina: Muy mal. Yo soy separada pero tenía pareja des hace 10 años, y claro, Arnau se comportaba muy mal con mi pareja. Decía que no era su padre, que no dijera nada. Claro, mi pareja tiene unos límites, porque aparte no es su padre, y esos límites no los podía sobrepasar. Pues luego él lo pagaba conmigo, el niño agresivo, decía a todo que no, hacía lo que le daba la gana, iba y venía de casa, cuando desaparecía desaparecía y cuando volvía, pues volvía… Y era llamar cada dos por tres a los mossos, a la policía… Super mal. Muy duro.
Cecilia: ¿Cómo es ese tramo de: desaparece el niño, no vuelve a dormir…
Francina: Yo sabía dónde estaba. Le perseguía. Yo me pasaba fines de semana enteros persiguiéndole para saber a dónde iba. Si él me decía la verdad, sabía dónde estaba. Pero si él no salía de allí por él mismo de allí, yo no podía sacarlo si no le denunciaba. Y evidentemente, yo no voy a denunciar a mi hijo. Cogía otros medios, pero… había días en que bajaba y días en que no bajaba. Y tenía que irme a casa, sabía que estaba allí e irme a casa… no podía hacer nada más.
Cecilia: ¿Y cómo has vivido toda esta parte?
Francina: Muy mal. Muy mal. Lo que pasa es que cuando estás en una situación así, sacas fuerzas de donde no las tienes. Si estás arriba del todo, tienes que solucionarlo de una manera o de otra, lo que pasa es que cuando ahora Arnau está bien, de momento, pues viene el bajón. Te viene el bajón y tienes que medicarte, porque tienes ataques de ansiedad, pero en ese momento tienes que ser dura, porque si tú no estás allí, ¿quién va a ayudarle? Yo he tenido la gran suerte de que toda mi familia, mi pareja, todos me han apoyado mucho: “lo que tú decidas, nosotros estamos aquí contigo”. En ningún momento he estado sola, en ninguno. Ahora, es duro meterte en un sitio como este, pero la suerte es que existen estos sitios. Ahora, el primer día que lo metes aquí el niño te dice de todo: que eres la Francina más mala del mundo. Y luego él me ha llegado a decir: mamá, gracias por meterme aquí dentro, porque ahora soy otra persona.
Fue un poco trágico traerlo aquí. A ellos los traes involuntariamente. Los tienes casi que medio engañar porque tuvieron que venir la ambulancia, los mossos de escuadra… porque tenía que traerlo sí o sí, ya tenía hora y día para traerle. Me las ingenié como pude para que bajara y lo metieron en la ambulancia y cuando se despertó ya estaba aquí. Esa noche también iba un poco tocadito, así que no se dio mucha cuenta hasta que él llegó aquí. Él se lo imaginaba que en un sitio como este lo metería, porque yo llevaba mucho tiempo avisándole: “Arnau, si no cambias te meteré en un sitio para que te pueda arreglar porque lo que estas consumiendo ya no es normal”, y él ya se lo imaginaba cuando lo metieron en la ambulancia. Yo iba detrás de la ambulancia con el coche porque no podía ir dentro por si se ponía muy nervioso y tenían que pincharle. Y bueno, luego ya aquí pues claro, lo sacaron de la ambulancia, a mí me decía: “eres una bruja, eres la Francina más mala del mundo, que no quería estar con él y que por eso le metía aquí” y yo le dije: “algún día me lo agradecerás”. Y ya está, hasta hoy. Eso sí, el proceso es duro. Porque están 15 días que no tienes contacto con ellos hasta que luego llegan los permisos, vienes cada fin de semana aquí a visitarle, sí él te quiere ver… porque claro el primer fin de semana es duro: mi Francina me ha metido aquí, y yo estoy aquí dentro y ella está ahí fuera. Y ahora viene a visitarme un ratito y luego se va. Pero no no, Arnau quiso que lo viera. Eso sí, estaba enfadado, muy enfadado.
Cecilia: ¿Cómo fue ese encuentro?
Francina: Fue duro, muy duro. Porque a la vez que él estaba enfadado también quería que yo estuviera allí. Yo le dije: “si tu quieres que esté, estaré. Si tu no quieres que esté, te respetaré y no vendré”. Y me dijo que sí. Pocas palabras. Lo que pasa es que es duro porque lo ves… Arnau llegó aquí demacrado, Arnau mido 1,80 y pesaba 50kg y tenía unas ojeras negras, solo consumía, casi no comía. Y aquí al principio ganó 14kg, y bueno, yo, estoy super contenta de haber decidido lo que decidí en aquel momento.
Cecilia: ¿Y qué te hizo hacer el “click”? ¿Qué te hizo decir aquel día: ya no puedo más?
Francina: Mi casa era un infierno, no podía ser. Y me fue al CAP, que allí tengo a mucha gente próxima que conozco, y empezamos a mirar centros y me dijeron: “creo que el mejor puede ser en centro Ita en Argentona”. Vinimos aquí a visitarlo, hablamos con Javier el director, y dije: que me cojan hora y día para la semana siguiente, dije: ya no hay vuelta atrás, hay que hacerlo.
Cecilia: Y, ¿cómo fue el entrar?, ¿cómo fue el primer fin de semana, y la evolución? Porque claro, aquí no es fácil. Hay que ir por objetivos, te van dando permisos, ¿cómo lleva esto la familia? Porque sabemos que no es solo duro para ellos.
Francina: La familia lo llevamos mal porque tenemos que bajar cada fin de semana, dos horas, tienes que hacer un trayecto de 1:30h para vero 2h, pero te quedabas satisfecha porque el niño estaba bien aquí, pasabas tu ratito con él y luego era irte, pero hay que ser fuerte porque si él te ve de bajón, pensará que aquí no hay nada que hacer. Hay que ser fuerte y decir: Arnau, esto es lo que hay, si te gusta bien y sino también. Esto es lo que hay ahora mismo. Pero claro, luego vienen las escapadas del centro
Cecilia: Claro…. Porque esto es un centro abierto.
Francina: Esto es un centro abierto, esto no es una cárcel. Esto es un centro abierto y tienen una puerta. Tienen una reja que en dos patadas se abre. Son adolescentes y saben. Y claro, luego llega la noche, la 1am y te llaman diciéndote que “Arnau se ha escapado”, llegan las 2, llegan las 3, llegan las 4, llegan las 5 y el niño no aparece. Al otro día tampoco aparece. Y la otra noche, de ese mismo día, te llaman que el niño ha aparecido en Manresa. Porque claro de eso se hace una denuncia conforme el niño está en el centro y se ha escapado, tu das los datos, una foto y lo buscan. Lo buscan por todo. Y sí. En Manresa. Coge el coche a la 1am, y plántate en Manresa, en los mossos, firmas que ya te lo llevas y vuelve aquí, y que no se te escape a mitad del camino, que también puede pasar. Claro, tú no puedes llevarlo atado hasta aquí, está clarísimo.
Cecilia: ¿Y te ha explicado por qué lo ha hecho?
Francina: Sí, el me ha dicho que él no quería estar aquí. Lo primeros meses decía que ya llevaba un mes allí, que cuando iba a salir. Ya llegará.
Cecilia: ¿Arnau había mentido antes de estar aquí?
Francina: No, mentir así de cosas serias, no. Cuando empezó con eso sí, todo eran mentiras. Por eso ahora, aunque él esté bien, cuesta confiar mucho en él. Lo que pasa es que no queda otra. Nosotros ahora venimos dos horas por la mañana para que él haga sus terapias y tener su analítica de tóxicos. Y luego él en casa tienen tiene un par de horitas todas las tardes para hacer sus salidas. Cuando sale del colegio, cada día sale. Pues claro que tienes que confiar en él, porque lo que no puedes hacer es perseguirlo. Eso te crea esas agonías, esa ansiedad… confío en él y que pase lo que tenga que pasar. Más ya no puedes hacer. Ahora tiene que ser ello quienes se den cuenta.
Cecilia: ¿La terapia familiar os ha ayudado?
Francina: Sí, sí, cada uno ha dado su opinión y a nosotros nos ha ayudado mucho. Ayuda mucho, la verdad.
Cecilia: ¿Todos tenéis la misma visión del problema u opináis diferente?
Francina: En mi familia todos veíamos el problema igual. Todos veíamos que Arnau no tenía otra solución que venir aquí. Todos. Menos Arnau, evidentemente. Mi pareja también. Siempre me ha ayudado y yo he tenido un apoyo, pero absoluto. Porque claro, sola sola también cuesta mucho más. Cuando tienes a todos, a tu familia, a tus amigos… y todos te dicen: para adelante, lo que haga falta que aquí estamos, es muy importante. Tienes tus bajones, eh. Esto es duro y piensas que esto nunca te va a pasar. Lo bueno es que esto tiene solución y hay muchas cosas que no las tienen.
Cecilia: ¿Y en el colegio se dieron cuenta? ¿En algún momento os dijeron: Arnau no va bien?”
Francina: En el colegio vieron que Arnau no se concentraba, que a Arnau le decían una cosa 3 veces y Arnau no… Arnau empezaba a las 8:30 y a las 7 se iba y entraba ya con un porro. Claro, no se podía concentrar de ninguna de las maneras. Y yo ya fui y les expliqué qué pasaba, y que iba a meterlo aquí y las maestras me apoyaron al 100%. Me consiguieron los papeles que necesitaba y todo, me ayudaron, sí.
Cecilia: ¿Y desde aquí siguen en contacto con su escuela?
Francina: Si. Cuando esta en su instituto y ahora que está en PCI, también. Todas las maestras están en contacto con Rita, Flavia, con todos.
Cecilia: ¿Y está contento Arnau?
Francina: Ahora está super contento. Está muy motivado, está contento, ve que está saliendo, lo que pasa es que sigue con los mismos amigos. El problema es ese. Lo que pasa es que claro, no puedes decirle: Arnau no vayas, porque irá igualmente. Si él tiene la madurez como para decir: mis amigos lo hacen y yo no lo voy a hacer porque sé todo lo que he pasado. De momento llevamos un mes y medio y todas las semanas negativo. Eso no quiere decir que la semana que viene no de positivo. Tocamos madera, pero yo por el la mano en el fuego todavía no la pongo.
Cecilia: ¿Cuánto tiempo llevaba aquí?
Francina: Aquí lleva 1 año y 8 meses.
Cecilia: ¿Y ha visto la evolución?
Francina: Sí, Arnau es otra persona. Puedes hablar con él, es comprensivo, no es una persona que te explique todo porque no lo ha sido nunca. Es un adolescente, hace cosas de adolescente. No puedes pedirle ahora que sea perfecto. Pero a mi me han cambiado al niño. Yo si tengo que recomendar el centro Ita, lo recomiendo al 100%. Es duro meter a un hijo aquí pero pueden estar bien tranquilas de que están super bien cuidados. Lo que pasa es que, evidentemente, si no hacen lo que tienen que hacer, tienen sus consecuencias, es lógico. Si hacen cosas muy graves, tienen sus castigos aquí dentro, pero es que eso es disciplina.
Cecilia: ¿A ti te costaba poner límites en casa?
Francina: Sí, él no me dejaba. Sé que no es una excusa, pero él no me dejaba y él podía conmigo completamente. Y como mi pareja limites podía poner hasta cierto punto… él no podía pasar de su límite, y él lo sabía y jugaba con eso.
Cecilia: ¿Y Arnau se ha sentido mal por lo que has sentido?
Francina: Ahora sí. Pero antes no. Él me veía llorar y le daba igual, completamente igual. Pero no no, ahora sí. Ahora ve que me lo ha hecho pasar mal y que yo estoy mal y que él ha hecho las cosas mal. Pero ahora esperemos que todo eso le sirva de mucha experiencia. Esperemos. Seguro que sí, porque él al principio aquí lo tuvo que pasar muy mal. Las cosas como sean. Vienes a un sitio que hay 40 niños, que no conoces a nadie. Arnau nunca ha salido de nuestro pueblo, y verse aquí solo, sin su Francina, sin su padre, sin su abuela… sin conocer a nadie… él lo tuvo que pasar muy mal. Y se ha pasado noches enteras llorando: “es que mama tu tienes la culpa, porque me has metido aquí”. Tú tienes la cupla, porque tú has buscado que yo te meta aquí, no te equivoques. A mi no me pases el muerto, tu estas aquí porque tu has querido estar aquí. Si yo no te hubiera metido aquí, yo no sé donde estarías ahora Arnau.
Cecilia: ¿Cuántas veces le has dicho que no lo hiciera?
Francina: “Arnau, no lo hagas”. “Mama, no lo haré más”. Y veías que venía… “¿otra vez estás así?”. “No, no, no”. Llegaba y veías que se metía en la habitación directamente, no quería comunicarse con nadie. “Lo ha hecho ya”. “Arnau, si no me haces caso, te meteré en un centro”.
Cecilia: ¿Él pensaba que no serías capaz?
Francina: No, “pruébalo” Y al final dije: “pruébalo no, te voy a meter ya”.
Cecilia: ¿Tú te sentías culpable?
Francina: Yo me sentía culpable porque pensaba: qué has hecho mal para que Arnau haya caído en esto. Y yo, a ver, creo que en esta vida lo puedes probar todo, pruebas muchas cosas, pero lo malo es que si te gusta…. Es que no conocía ni el olor del cannabis, llámame ignorante… y mi pareja: la ropa huele rara. Y yo: pero qué dices, por favor. Yo me enfadaba con él porque no quería ver que mi hijo se estaba metiendo eso. Y sí, sí, al final… muy fuerte. Pero tienes que asumir el problema y aceptarlo. Y solucionarlo.
Cecilia: ¿Te ha ayudado esta parte de terapia psicológica de familia, para ver que no es cosa de malos padres, sino que son cosas que pasan?
Francina: Sí, me ha ayudado. Son cosas que pasan en todas las familias, no es porque yo sea una familia que sea separada, son cosas que pasan en familias normales. No es porque tu hayas hecho nada malo, ahora lo veo claramente. Antes si que me culpaba mucho. Pero tú lo has hecho bien y el niño ha caído en eso, y ahora para adelante y que pase lo que Dios quiera.
Cecilia: Pues muchas gracias Francina.