El Apoyo Conductual Positivo (ACP) es un enfoque para hacer frente a los problemas de conducta que implica remediar condiciones ambientales y/o déficits en habilidades.
Un problema de conducta, según Emerson (1995) puede definirse como una conducta culturalmente anormal de tal intensidad, frecuencia o duración que es probable que la seguridad física de la persona o de los demás corra serio peligro, o que es probable que limite el uso de las oportunidades normales que ofrece la comunidad, o incluso se le niegue el acceso a esas oportunidades.
Este enfoque puede aplicarse en cualquier contexto, contando con un fuerte componente de prevención dentro del abordaje terapéutico. Este aspecto es muy importante y así mismo, le da mucho valor, ya que habitualmente, se interviene de forma reactiva y se actúa cuando la persona con Trastorno del Espectro Autista (TEA) ya ha presentado una alteración conductual. Aún así, es importante realizar un apoyo y soporte antes de que se haya presentado dicha alteración conductual, y para eso, como profesionales y personas que acompañamos a las personas con TEA en su día a día, debemos estar pendientes y saber identificar las señales de alarma que nos indican que aquella persona empieza a mostrar signos de nerviosismo o desregulación emocional.
De esta forma, se proporcionan soportes y se actúa de una forma proactiva y preventiva, adaptando el entorno, y proporcionando a la persona con TEA, estrategias y herramientas para que sepa autorregularse. Además, como objetivo final se busca fomentar la autonomía y funcionalidad de cada persona con la que se aplica este enfoque. El pilar fundamental de este enfoque es la realización de un análisis funcional de la conducta que ayude a los profesionales a comprender los factores que desencadenan y mantienen las conductas desafiantes, para después plantear diferentes estrategias de intervención, siempre desde una perspectiva positiva, basada en promover el desarrollo de habilidades.
Además, cabe mencionar que es un enfoque muy interesante y significativo, ya que puede llevarse a cabo a lo largo de su vida. El ACP busca conseguir cambios en el estilo de vida del paciente que le permitan volver a participar en actividades de la comunidad de las cuales fue anteriormente excluido o a las que nunca tuvo acceso.
Así mismo, el ACP nos permite a los profesionales tener una mirada más amplia y holística de la persona, ya que se realiza una recogida de información y evaluación de cada área, así como de los puntos fuertes y débiles de cada uno. De esta forma, se busca ofrecer a la persona con TEA actividades que puedan ser de su interés, además de beneficiosas y compensar sus puntos débiles proporcionándole soportes.
En nuestra Unidad de Neurodesarrollo de Ita Argentona seguimos los principios del Apoyo Conductual Positivo, ya que el equipo multidisciplinar procura fomentar el respeto hacia la persona con TEA, se realiza un plan terapéutico y de atención individualizada para cada paciente, entendiendo previamente por qué adopta comportamientos o reacciones problemáticas en determinados contexto y así poder intervenir de forma significativa