Desde hace años se alerta de los riesgos que tienen las Redes Sociales en la salud mental de las personas, sobre todo en los adolescentes, haciendo hincapié en el desarrollo de los Trastornos de Conducta Alimentaria.
Es importante entender una cuestión: las Redes Sociales no son la causa de los TCA. Son un factor más que suma para el empeoramiento cuando una persona ya tiende a desarrollar un TCA. Lo que es bien distinto.
Este matiz es importante, ya que los profesionales de salud mental debemos poner el foco en proporcionar una buena psicoeducación sobre esta nueva forma de relacionarse con los demás y con una misma.
En los talleres que suelo impartir en colegios e institutos hablo de las RRSS y de cómo se distorsionan las imágenes.
Pongo ejemplos comparando las fotografías reales, sin filtros, con las que comparten, con filtros, a las RRSS algunos personajes conocidos por los adolescentes. La reacción siempre es la misma: gestos de asombro, murmullo generalizado, señalan con el dedo…
Me gusta dejarles un margen de tiempo para que puedan debatir entre ellos, reflexionar, y luego continuamos la charla. “¿Se notan diferencias entre unas imágenes y otras?”, la respuesta es clara. “Sí”. Lo que sacamos en claro son dos cuestiones: las fotografías de las mujeres conocidas suelen estar retocadas para parecer “más alargadas, delgadas, con curvas, sin imperfecciones en la cara”, comentan. Las de los hombres conocidos suelen estar retocadas para parecer “más musculosos, más definidos”.
Y ahí yo les pregunto: “¿Cuántas horas podéis estar, al día, en una red social?” Y les invito a pensar por un momento en la cantidad de tiempo que pasan en sus días viendo estas imágenes, y normalizándolas. Sus cerebros toman estas imágenes como una referencia de un “cuerpo real”, y ahí paso a la siguiente reflexión. “Si una persona siente una inseguridad con su cuerpo, porque está en una etapa complicada como es la adolescencia, cuando ve esta imagen retocada y se mira después al espejo, ¿Cómo creéis que se va a sentir?”. De nuevo, la respuesta es clara y unánime: Mal.
¿Esto causa un TCA? La respuesta es clara: no. Pero sí puede empeorarlo.
Lo que sí genera es un mayor malestar, una peor autoestima, y estamos viendo que cada vez tienen menos tolerancia a la imperfección física. Muchos afirman no ser capaces de subir la primera fotografía que toman, sino que necesitan repetirlas varias veces. Lo mismo pasa con los filtros.
Las personas tenemos volumen, imperfecciones, no somos una foto fija con una pose determinada, con una luz muy controlada. Somos movimiento, y eso no aparece en estos medios. Y esto es lo que nosotros, como profesionales, debemos detectar y entender para saber cómo ayudar: las generaciones más jóvenes rechazan más su propia imagen y necesitan retocarla.
Esto está afectando a su autoimagen, a su autoestima y a su forma de relacionarse con los demás.
Hay un tema que me llama especialmente la atención, y que se está extendiendo: cada vez más personas me comentan que suben fotos muy retocadas (aquí suelo utilizar una frase que oí en un capítulo de un maravilloso pódcast, “La vida y tal”, en la que una mujer comentaba que utilizaba “más filtros que Avatar” en las RRSS).
El problema viene después, porque no quieren quedar en persona con los demás para que no vean que son diferentes a las imágenes que suben. Y ahí personas sin, aparentemente, problemas de salud mental, empiezan a ver afectada su vida social.
Nos queda mucho por hacer, pero podemos ayudar, y es nuestro deber.