Salud Mental

Estrés académico en periodo de exámenes: ¿Cómo afecta a la salud mental de los adolescentes?

04 de Junio, 2023 Gisel Casals

‘’¡Venga, a por el último sprint!’’, ‘’¡La selectividad está al caer!’’, ‘’¡Quien no apruebe estos exámenes, va a la recuperación!’’. Son las sentenciadoras frases que más se acostumbran a escuchar en las aulas durante el último tramo del curso y que, indudablemente, no dejan indiferentes a la mayoría de estudiantes.

 

Tras ocho meses de estudio, es con la evaluación final del curso donde se pone al alza la oportunidad de aprobar o suspender alguna o varias materias, con todo lo que está en juego (repetir el curso, la clásica amenaza de ‘’castigado/a durante todo el verano’’...). Todo ello suma en cuanto a la presión que muchos de nuestros adolescentes viven, en ocasiones de forma muy extrema, para estas fechas. Maldonado, Hidalgo y Otero (2000, citado en Román, Ortiz y Hernández, 2008) informan que un elevado estrés académico ''(...) altera el sistema de respuestas del individuo a nivel cognitivo, motor y fisiológico. La alteración en estos tres niveles de respuestas influye de forma negativa en el rendimiento académico, en algunos casos disminuye la calificación de los alumnos en los exámenes y, en otros casos, los alumnos no llegan a presentarse al examen o abandonan el aula (...) antes de dar comienzo el examen.’’

 

Así, si vemos al adolescente con dolores de cabeza, fatiga, insomnio, problemas digestivos (reacciones corporales como indicadores físicos); o bien ansioso, con dificultad para memorizar, bloqueo mental, distraído (indicadores psicológicos relacionados con funciones cognitivas o emocionales) y/o incapaz de sostener las tareas académicas o asistir a clase (indicadores conductuales), es posible que esté sufriendo estrés académico


 

¿De qué manera podemos ayudar a los adolescentes a sobrellevar el estrés?

 

 

Para acompañarlos a sobrellevar el estrés, es necesario saber cuáles son los estresores. El estresor es el agente desencadenante del estrés, pudiendo ser un estímulo físico, psicológico, cognitivo o emocional. A continuación, se citarán estresores académicos según Barraza (2003) y Polo, Hernández y Pozo (1996): ambiente físico desagradable, realización de exámenes, exposición de trabajos en clase, participación en aula, sobrecarga de trabajo, masificación en la ratio del aula, falta de tiempo para cumplir con las tareas, competitividad con los iguales, obligatoriedad de trabajos, hábitos de estudio, trabajar en grupo, interrupciones en el trabajo, exceso de responsabilidad, falta de incentivos, problemas o conflictos con el referente de la materia o con los compañeros del grupo, evaluaciones y tipo de trabajo solicitado. Estos estresores son los más experimentados, pero puede ser que se identifiquen otros según la situación personal de cada uno.

 

Es preciso que, para facilitar una buena gestión del estrés, el primer ejercicio pueda ser dedicar un espacio con tu hijo/a para exponer dichos estresores y ayudarles a identificar cuáles de ellos están siendo activadores del desequilibrio sistémico. Identificar también si están apareciendo por exigencias externas (entrega de trabajos, semana de exámenes) o bien por internas (miedo al fracaso, deseo de tener siempre el control, altas expectativas sobre el rendimiento…).

 

Identificados, será vital trabajar en qué valoración los hijos están haciendo de ellos. Hacer una revisión conjunta de estas valoraciones, permitirá reformular aquellas que son desajustadas. El objetivo resulta también en comprobar conjuntamente qué creencia está influyendo en esa valoración y poder incidir en ella, intentando traducirla o reajustarla (si es preciso) para que la creencia y posteriormente valoración, resulten sanas y adaptativas, facilitando así otra gestión del estrés académico.

 

Para enriquecer el ejercicio, se recomienda plantear con tu hijo/a estrategias de afrontamiento, ya que dejar atrás unas creencias no es sencillo y posiblemente harán falta algunas herramientas para combatirlas. Pues puede ser que el estrés vaya atado a falta de organización y planificación; puede ser también que sea la necesidad de complacer lo que desate una intensa ansiedad por pensar que no satisfará las expectativas de padres o profesores si no saca un resultado determinado, etc. Por las diferencias individuales, estas estrategias deberán ser pensadas según cada personalidad, situación y dificultades. Profesionales como maestros o psicopedagogos pueden ayudar a configurarlas y/o trabajar en ellas con vuestros hijos/as.

 

Estamos seguros de que, incidiendo en los puntos especificados, permitirán a vuestro hijo/a mejorar el afrontamiento del inevitable estrés que estos últimos meses de curso conllevan. ¡Ánimo!

 

Psicopedagoga de TCA-UPG de Ita Canet