El término hipocondría hace referencia a la preocupación o convicción constante de padecer una enfermedad (generalmente grave), interpretándolo a través de una serie de síntomas físicos de mucha diversidad (palpitaciones, pinchazos, dolores, etc.). En la mayoría de casos, estas mismas sensaciones son provocadas por la propia mente, ya que hay una hipervigilancia a las sensaciones y molestias físicas, entrando en un bucle de eternos dolores psicosomáticos. Esto no significa que éstos no sean reales, puesto que la persona los siente físicamente, y nunca hay que hacerle sentir como si fuese imaginario, sino que sepa aceptar que no toda sensación deriva en algo “fatal”.
La persona que sufre hipocondría puede no ir nunca al médico para no recibir la fatal noticia, o por el contrario acudir demasiadas veces para cerciorarse de que no sufre una enfermedad grave (aunque muchas veces, a pesar de que el profesional le diga que no la sufre, pueden estar tranquilos un tiempo, pero sus pensamientos pronto vuelven a llevarle hacia el pensamiento de que padece una enfermedad grave).
A tenor de los tiempos actuales y debido al covid-19, una enfermedad a la que se le ha dado mucho énfasis en el grado de mortalidad, las consultas por hipocondría han aumentado, concretamente, mucha gente sufrió “síntomas”, aún sin sufrir la enfermedad, pero era tanto el miedo y la sobreinformación que tenían, que al escuchar tanto su propio cuerpo, podían llegar a hiperventilar (por la ansiedad) y en ese caso pensar que tenían dicha enfermedad, ya que uno de los síntomas era la falta de aire, o sentir opresión en el pecho.
La conexión mente-cuerpo es muy fuerte. Podemos causarnos dolor físico con pensarlo constantemente, o podemos provocarnos fiebre si tenemos un nivel de estrés y tensión muy elevado, o también tras un esfuerzo prolongado (bajada de defensas).
En muchas ocasiones, detrás de este trastorno hay un miedo terrible a la muerte, ese miedo se debe tratar con psicoterapia, porque frecuentemente responde a mensajes aprendidos (catastrofismo, pesimismo, ver el mundo como un lugar peligroso, etc.), y también responde a miedos diferentes a la muerte pero que la persona no puede detectar.
La muerte es algo desconocido, algo que está fuera de nuestro control, que nunca sabremos cómo y dónde sucederá, es algo que se escapa de su control, como seguramente muchas cosas en su vida, y ahí es donde debemos trabajar, porque muchas veces el miedo a la muerte es el miedo a la vida, a no ser capaz de hacer frente a aquello que nos pone delante el día a día. El trastorno hipocondríaco es un trastorno de tipo ansioso, y en toda base de ansiedad hay inseguridad y baja autoestima, por lo tanto una creencia implícita de que no voy a ser capaz de hacer frente a la vida.
Algunos consejos de utilidad si te sientes identificado con esto pueden ser:
- Intentar no hablar constantemente de enfermedades.
- Practicar mindfulness y descentrar tu atención del dolor para ver que si haces esto, no te duele, y por lo tanto puede ser psicosomático.
- Aceptar las sensaciones físicas y esperar unos días para ver si ese dolor realmente está todo el tiempo o sólo es cuando se piensa en él.
- Acudir a un profesional para trabajar con el origen y el mantenimiento del problema.