Trastornos de la Conducta Alimentaria

Abuso sexual y TCA

01 de Diciembre, 2019 Mónica Muñoz

Dos de cada diez mujeres y casi uno de cada diez hombres han sido víctimas de abuso sexual en la infancia. Para muchas de ellas el abuso tendrá consecuencias graves a lo largo de su vida. En algunos casos incluso las llevará a enfermar.

 

La experiencia de abuso sexual suele generar en la víctima sentimientos confusos y abrumadores que pueden influir profundamente en la percepción que tiene de sí misma, y contribuir de forma negativa en la formación de su autoconcepto y autoestima. Los sentimientos de vergüenza, la mal atribuida culpa… pueden llegar a atormentarla.

 

La confianza en los demás, y las relaciones personales en general también pueden verse afectadas, por no hablar de la sexualidad y la relación con su propio cuerpo.

 

Síntomas alimentarios, abuso de alcohol y drogas, autolesiones, insomnio, rituales obsesivos de limpieza, síntomas psicosomáticos… forman parte de la larga lista de consecuencias que el abuso puede tener en la salud mental de la víctima.

 

 

Abuso sexual y TCA

 

La literatura científica señala el abuso sexual como uno de los factores de riesgo para desarrollar un TCA.

No nos extrañará si miramos los datos. Según diferentes estudios, entre el 20% y el 50% de pacientes con TCA han sufrido un abuso sexual.

 

¿De qué manera afecta el abuso en el posterior desarrollo del TCA?

Por un lado, englobaríamos las consecuencias en la percepción de su cuerpo que el abuso provoca en la víctima: insatisfacción con el mismo, disfunciones sexuales… En algunos casos, los síntomas alimentarios buscarían reforzar el autoconcepto persiguiendo una figura o peso más delgado/atractivo. En otros casos, la víctima “culpa” al cuerpo de haber sido objeto de deseo y logra a través de adelgazar de forma extrema dejar de ser “deseable”.

 

En segundo lugar, a través de la sintomatología alimentaria la víctima puede lograr “manejar” las dificultades psicológicas consecuencia del abuso: evadirse del malestar y de los sentimientos desagradables, por un lado. O en otros casos, a través del control sobre la comida y el cuerpo puede pretender recuperar el control perdido durante la experiencia de abuso.

 

En resumen, podríamos entender los síntomas alimentarios como un intento de solución para lidiar con las consecuencias que el abuso ha tenido en la víctima.

 

¿En qué consiste el tratamiento?

La víctima puede mantener el abuso en secreto por diferentes motivos: la vergüenza, el miedo a las consecuencias que la revelación puede ocasionar, etc… Pensemos que en la mayoría de casos, el abusador es una persona conocida por la víctima, un vecino, un familiar muy cercano... Por tanto, el primer paso para recuperarse es romper el silencio: pedir ayuda, hablar de lo ocurrido. A partir de ahí el tratamiento psicológico tratará de ayudar a la persona a elaborar lo que le ha ocurrido y a movilizar recursos para afrontar las consecuencias que ha sufrido. 

 

Algunos de los puntos en los que se centrará son:

 

  • Estabilización y control de los síntomas propios del TCA
  • Desarrollo de habilidades autorregulación emocional
  • Reelaboración de la experiencia traumática
  • Reconstrucción de la autoimagen y el autoconcepto
  • Trabajo con los límites interpersonales

 

En última instancia, el tratamiento tendrá como objetivo acompañar a la persona en la reconstrucción de un proyecto de vida autónomo centrado en sus fuerzas y sus recursos.

 

Para lograr estos objetivos, no solo trabajaremos con la persona afectada, también con los diferentes sistemas de los que forma parte y que pueden facilitarle parte de estos recursos, especialmente la familia.

 

Psicóloga y directora del centro Ita Canet TCA.

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