Trastornos de la Conducta

Violencia Filio-parental

11 de Febrero, 2024 Anna Duran, Ana Arroyo y Sara Avilés

En el Hospital de Día Ita Anglí atendemos a adolescentes y a sus familias. Una de las problemáticas con las que nos encontramos es la violencia filio - parental.  

 

Roberto Pereira es uno de los autores referentes en la intervención de estas situaciones. Es médico psiquiatra y terapeuta con formación en Terapia Familiar Sistémica; ha ejercido en el Servicio Público de Salud y se ha especializado en la intervención y estudio de conflictos filio - parentales.  

Este autor, ha definido la violencia filio - parental como un conjunto de conductas reiteradas de violencia física, psicológica o económica por parte de los hijos dirigida hacia los progenitores u otros cuidadores principales.  

 

Es importante tener en cuenta que la violencia no es parte del temperamento, sino que se trata de una conducta evitable y controlable.  

 

Se ha detectado que esta dinámica familiar es más prevalente en progenitores mayores, familias monoparentales y es más habitual que se ejerce hacia las madres. Sin embargo, no se han detectado diferencias en relación al nivel socioeconómico. Las denuncias por este tipo de violencia han aumentado en los últimos años.  

 

La violencia filio-parental se suele iniciar con el objetivo de conseguir determinados beneficios (materiales, privilegios, libertad…) para obtener el control y poder en la familia. Paradójicamente, estos adolescentes suelen tener un comportamiento correcto y aparentemente “normalizado” en los otros contextos de su vida: la conducta violenta a menudo se reduce al contexto familiar.  

 

Hay varios factores que propician esta dinámica intrafamiliar (individuales, familiares y sociales).  

En cuanto a los factores individuales, se ha detectado que diferentes trastornos psicopatológicos pueden estar presentes, pero son poco frecuentes. Suelen ser perfiles con una baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, egocentrismo, baja capacidad empática, impulsividad o que encajan con diagnósticos tales como el Trastorno Negativista Desafiante o TDAH. También es habitual que los adolescentes puedan presentar un trastorno de ansiedad cuando hay situaciones de violencia filio-parental. Suelen ser jóvenes supuestamente autónomos pero con una gran dependencia emocional que les dificulta la desvinculación con el progenitor o adulto responsable. 

En relación a los factores sociales, a lo largo de las últimas décadas se ha alterado el equilibrio de poder en la familia y la escuela, pasando de un sistema autoritario a un sistema democrático. Antiguamente, la educación moderna estaba basada en un modelo de jerarquía vertical, en el cual progenitores y profesorado ocupaban y compartían el poder ejerciendo de manera severa frente a los niños/as y adolescentes. Utilizando un estilo comunicativo distante y cognitivo. Mientras que la educación postmoderna se basa en un modelo más permisivo en el cual se elimina la jerarquía de poderes. La familia, la escuela y el adolescente tienen una relación horizontal basada en una comunicación cercana y emocional. Con frecuencia, incluso se crea una alianza entre progenitores y sus hijos/as que invalida el poder de la escuela frente a los adolescentes.  

El concepto autoridad se define como la capacidad para que otro haga eso que uno dice sin ser cuestionado. Implica tener poder sin necesidad de recurrir a la fuerza. Cuando esta autoridad no es ejercida por los progenitores o cuidadores principales alguien del sistema familiar se lo adjudicará. Las maneras más frecuentes de perder la autoridad es ser inconsistentes, no proteger, que haya conflictos abiertos entre los progenitores y temor a poner límites por miedo a perder el afecto de los hijos/as. 

 

En cuanto a los factores familiares, los estilos educativos parentales también han cambiado viéndose influidos por los cambios sociales anteriormente mencionados, en relación a la autoridad. Pasando de un estilo educativo autoritario (más control por parte de los padres y menor nutrición emocional) a un estilo educativo permisivo (mayor nutrición emocional pero menos control). En este último, los padres suelen poner pocos límites y cuando los ponen, no los suelen sostener. Esta situación, dota a los hijos de mucha libertad, lo que los acaba convirtiendo en “pequeños reyes del hogar” y, a la larga, en “reyes tiranos”. 

Finalmente, a nivel familiar, también se ha observado que la violencia filio-parental es más habitual en familias dónde los progenitores han vivido experiencias previas del uso de la violencia para resolver conflictos así como en progenitores insatisfechos con su rol de padres. 

 

Desde Ita Salud Mental, recomendamos que si alguien está viviendo una situación de violencia filio-parental, pida asesoramiento especializado. Es una situación en la que la familia implicada suele tener un sentimiento de culpa y vergüenza, lo que causa que el “problema” se viva en secreto y se mantenga o empeore.  

Con la ayuda especializada adecuada es un problema que se puede solucionar y mejorar la vida de todas las personas implicadas.  

Terapeutas de la Unidad de Salud Mentald el Adolescente de Ita Anglí