El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) no es una moda ni una excusa: es una condición neurobiológica que afecta la atención, el control de impulsos y, en muchos casos, la actividad motora. Se estima que entre el 5% y el 7% de niños y adolescentes lo presentan, y muchos lo mantienen en la edad adulta.
¿Cómo se manifiesta?
- El TDAH puede expresarse de diversas formas:
- Dificultad para concentrarse o mantener la atención
- Inquietud motora constante (hiperactividad)
- Impulsividad y dificultades para regular emociones
- Baja tolerancia a la frustración y problemas en relaciones sociales
Acompañamiento desde la terapia, la familia y lo socioeducativo
Desde la práctica terapéutica:
- Terapia cognitivo-conductual para trabajar autoestima, impulsividad y planificación
- Técnicas de mindfulness o respiración para mejorar la regulación emocional
- Establecer rutinas claras y visuales
- Uso de cronómetros para trabajar el tiempo de atención
- Reforzadores positivos y entrenamiento en habilidades sociales
Desde la familia:
- Validar emociones y tener mucha paciencia
- Crear entornos predecibles y tranquilos
- Buscar actividades físicas desde la infancia: el deporte ayuda a canalizar la energía
- Evitar comparaciones y fomentar los talentos únicos del niño/a
- Usar el humor, la música y el movimiento como herramientas de conexión
Desde lo socioeducativo:
- Propuestas pedagógicas con tiempos cortos y metas claras
- Alternancia de tareas para evitar sobrecarga
- Espacios de pausa o cambios de actividad
- Actividades motivadoras donde puedan brillar
- Dinámicas grupales que fortalezcan la autoestima y la pertenencia
Testimonio real
A.C., joven con TDAH residente en Ita Argentona
“Para mí el TDAH es una dificultad de concentración en muchos momentos importantes, como por ejemplo en clase. Por la hiperactividad de la persona, uno se desconcentra con mucha más facilidad que otras personas.
Se puede controlar de forma médica o natural. En el caso natural, desde muy temprana edad los padres tienen que buscarnos alguna actividad deportiva para poder bajar la actividad diaria. También nos ayuda a tener mejor autoestima, porque los niños que tenemos TDAH nos cuestan hacer amigos y tener personas de confianza. A veces se meten con nosotros.
Creo que las pautas y ayudas que nos pueden dar son ofrecernos música, trabajar con un cronómetro la atención, ayudarnos a buscar y tener un objetivo en mente. A veces es necesaria la medicación, pero no siempre. Tener un espacio para respirar o cambiar de actividad.
Sobre todo, que tengan mucha paciencia con nosotros.”
¿Cómo trabajar con las familias?
El acompañamiento familiar es clave en la evolución del TDAH. Desde el ámbito terapéutico y socioeducativo, podemos:
- Ofrecer espacios de psicoeducación: que comprendan qué es el TDAH y cómo afecta el día a día de sus hijos/as.
- Enseñar estrategias concretas: cómo anticipar cambios, reforzar conductas positivas y estructurar el hogar.
- Fomentar la comunicación emocional: ayudar a los padres a validar sin juzgar, y a ofrecer contención en momentos difíciles.
- Reducir la culpa y el aislamiento: muchas familias se sienten solas o juzgadas. Acompañarlas con empatía es esencial.
- Acompañar desde la escucha activa: cada familia tiene su ritmo, sus límites y sus historias. No hay recetas mágicas, pero sí acompañamiento real.
- Crear red: promover el trabajo conjunto entre terapeutas, escuela y familia para asegurar coherencia y estabilidad.