Introducción a la Psicopatía
El concepto de psicopatía ha suscitado -y continúa haciéndolo-, un importante debate en torno a su definición y concreción, lo que ha conducido a variaciones terminológicas en su empleo (Lorenzo y Agustina, 2016). Como regla general, los tribunales españoles identifican dicho concepto con los trastornos de la personalidad, principalmente con el trastorno antisocial de la personalidad y con el trastorno narcisista de la personalidad, no faltando aquellas otras ocasiones en las que las resoluciones jurisprudenciales aluden al mismo bajo el término de “trastorno psicopático” (Jiménez Serrano, 2015; López-Miguel y Núñez-Gaitán, 2008). Sin embargo, y siguiendo el planteamiento de Brooks y Fritzon (2016), estos autores refieren que “hasta la fecha, la psicopatía todavía no es reconocida como un trastorno de personalidad o psicológico independiente por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, ahora en su quinta edición (DSM-5, PAP, 2013)” (López, Agustina, López-Durán y Martín-Fumado, 2016).
Autores como Torrubia Beltri y Cuquerella Fuentes (2008) definen la psicopatía como “una entidad clínica controvertida caracterizada por su carácter frío, manipulador e impulsivo, su agresividad y su violación persistente de las normas sociales”, a lo que añaden que “se trata de personas que entran en conflicto permanente con su entorno social”. Lo que en palabras de McCord y McCord (1964) sería “un individuo peligroso y asocial, guiado por la satisfacción inmediata de deseos primitivos. Es un ser impulsivo, agresivo, que no experimenta culpa ni es capaz de desarrollar vínculos afectivos duraderos con otras personas”.
En este sentido, lo que encontramos descrito en el DSM-5 (APA, 2013) es el trastorno antisocial de la personalidad, que está centrado fundamentalmente en las conductas antisociales (Esbec y Echeburúa, 2010). Lo que se desprende de las diferentes conceptualizaciones y propuestas de distintos autores es que, la psicopatía va más allá de este constructo referente al antisocial, y que está integrada por indicadores conductuales (estilo de vida y faceta antisocial), pero también por rasgos de personalidad (aspectos interpersonales y emocionales). Si bien la psicopatía no figura como tal en el DSM-5, tal y como hemos comentado, en las especificaciones del trastorno antisocial existe la posibilidad de añadir si existen o no manifestaciones psicopáticas.
Conceptualización de la Psicopatía
La psicopatía es definida como un trastorno de la personalidad que se caracteriza por una constelación de rasgos interpersonales, afectivos, conductuales y de estilo de vida como manipulación, grandiosidad, emociones superficiales, carencia de empatía y remordimiento, un estilo de vida impulsivo e irresponsable y la violación persistente de normas sociales (Hare, 2003; Ostrosky-Solís, 2008).
Los inicios del conocimiento sobre la psicopatía se remontan a finales del siglo XVIII, como consecuencia de las observaciones y especulaciones que tanto psicólogos como médicos y psiquiatras obtenían de las consultas con sus pacientes. Fue en 1786 cuando Benjamin Rush publica un ensayo en el que describe un cuadro clínico caracterizado por la ausencia de moral sin deterioro intelectual. A pesar de este trabajo, y posteriores de Rush (Werlinder, 1978), se ha considerado a Philippe Pinel como el autor del origen del concepto de psicopatía; este autor en 1801 acuñó el término de manía sin delirio, para referirse a la alteración que hoy conocemos como psicopatía. Otros nombres han sido “insania moral”, “egopatía”, “sociopatía” y “psicopatía” (Barlow y Durand, 2003). Las psicopatías o trastornos de personalidad antisocial han sido el cajón de sastre de la psicopatología, pues se trata de un trastorno que no permite una fácil asimilación al esquema de síntomas y síndromes. Se trata más bien de problemas referentes a la forma de vida del sujeto (Rodríguez, 1995).
El interés por el término y sus complicaciones ha ido en aumento en las dos últimas décadas, fundamentalmente, con la finalidad de dar respuesta y comprender la problemática de la psicopatía y el trastorno antisocial de la personalidad.
Diferentes autores han intentado establecer posibles diferencias entre los términos psicopatía y trastorno antisocial de la personalidad o sociopatía, que, en ocasiones, se han utilizado y se utilizan como sinónimos.
En general, plantean que el cambio del término psicopatía por el de trastorno antisocial de la personalidad implica una conceptualización más social del mismo; así, cuando se hace hincapié en la conducta como daño social, sería más adecuado utilizar el término trastorno antisocial o sociopatía, mientras que el término psicopatía define mejor las características psicopatológicas de la persona (Luengo y Carrillo, 1995). Para Mora (2004) los sociópatas se diferencian de los psicópatas en algunas características psicológicas y conductuales, a pesar de que ambos manifiesten una clara inadaptación social y agresividad, pero esta última, en el caso de la sociopatía, es reactiva a una situación, mientras que la agresión y violencia sin motivo aparente, dirigida a conseguir un objetivo concreto, caracteriza a la psicopatía. La existencia de una psicopatía primaria, caracterizada por un temperamento innato, y una psicopatía secundaria, con la posibilidad de tener una mayor capacidad de sentir ansiedad y culpa, y que podría ser el resultado de un proceso inadecuado de socialización -aunque sin descartar la influencia de alteraciones biológicas e incluso retrasos madurativos-, incide en la diferenciación entre psicópata y sociópata (Garrido, 2005).
El término de psicopatía es sustituido por el de trastorno antisocial de la personalidad en el DSM-IV, constituyéndose la asocialidad en el rasgo central del trastorno, lo que permite diferenciar a los verdaderos psicópatas del resto de delincuentes, es decir, de aquellos que poseen un correcto funcionamiento dentro de su grupo y son capaces de manifestar sentimientos de culpa, afecto y lealtad.
A pesar de esta diferenciación, algunos autores como Hare (2003), no obstante, consideran que el uso de los términos psicópata o sociópata está determinado por la diferente concepción del trastorno según los distintos profesionales: los que hacen hincapié en que los factores sociales o experiencias infantiles se encuentran en el origen del trastorno utilizan el término sociópata, mientras que aquellos que entienden que también contribuyen elementos biológicos, psicológicos y genéticos, usan el término psicópata. Sin embargo, para el autor (Hare, 2003) ambos términos definen al mismo individuo, considerándose la psicopatía no como un trastorno mental, sino como un trastorno de la personalidad cuyas características negativas se manifiestan en sus relaciones con los demás, en su afectividad y en su conducta (Raine y Sanmartín, 2000; Cañas, 2003).
¿Cómo detectar la Psicopatía?
Ya que el término psicópata no es un diagnóstico oficial, los expertos se refieren a las señales descritas bajo el trastorno de personalidad antisocial. Según el Dr. Masand, algunas de las señales más comunes que se deben conocer incluyen:
- Comportamiento socialmente irresponsable.
- Ignorar o violar los derechos de los demás.
- Incapacidad de distinguir entre lo correcto e incorrecto.
- Dificultad para mostrar remordimiento o empatía.
- Tendencia a mentir con frecuencia.
- Manipular o lastimar a los demás.
- Problemas recurrentes con la ley.
- Indiferencia general hacia la seguridad y responsabilidad.
Otros comportamientos que pueden ser señales de trastorno de personalidad antisocial incluyen una tendencia a asumir riesgos, el comportamiento imprudente, y el engaño con mentiras frecuentes.
El Dr. Masand dice que alguien que muestra este comportamiento también puede carecer de conexiones emocionales profundas, tener un encanto superficial por ellas, ser muy agresivo y algunas veces enojarse demasiado.
Adicionalmente, a las personas con trastorno de personalidad antisocial no les importa si lastiman a alguien, pueden ser impulsivas y abusivas, y carecen de remordimiento. En caso de TPA, ser abusivo no necesariamente significa ser violento.
Además de las señales y comportamientos, el Dr. Masand dice que existen ciertos rasgos asociados al trastorno de personalidad antisocial:
- Se diagnostica más en hombres que en mujeres.
- Técnicamente, para recibir un diagnóstico de trastorno de personalidad antisocial, debes tener 18 años. Sin embargo, algunas personas mostrarán señales de trastorno conductual, que puede ser un indicador temprano de TPA, ya hacia los 11 años.
- Es una afección crónica que parece mejorar con la edad.
- Los índices de mortalidad son mayores en las personas con TPA debido a su comportamiento.
Bibliografía:
- American Psychiatric Association (APA) (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5), Washington D.C., American Psychiatric Association.
- Barlow, D. H. y Durand, V. M. (2003). Psicopatología (3ª ed.). Madrid: Thomson.
- Brooks, N. & Fritzon, K., (2016). Psychopathic personality characteristics amongst high functioning populations, Crime Psychology Review, 2(1), pp. 22 y ss.
- Cañas, G. (2003). Los expertos creen que si España vigilara a los psicópatas se evitarían muchas muertes. http://galeon.hispavista.com/psicopatas/h7-1.htm
- Esbec, E. & Echeburúa, E. (2010). Violencia y trastornos de la personalidad: implicaciones clínicas y forenses, Actas Españolas de Psiquiatría, 38(5): 249-261.
- Garrido, V. (2005). Qué es la Psicología Criminológica. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.
- Hare, R.D. (2003). Sin Conciencia: El Inquietante Mundo de los Psicópatas que nos Rodean. Barcelona: Ediciones Paidós.
- Hare, R. (2003). The Hare Psychopathy Checklist-Revised second edition. Toronto: Multi-Health Systems.
- Jiménez Serrano, J. (2015). Psicología e investigación criminal: Psicología criminalista, Pamplona, Thomson Reuters, pp. 57 y ss.
- López, F., Agustina, J.R., Gómez-Durán, E.L., & Martín-Fumado, C. (2016). Trastornos de la personalidad en la jurisprudencia española, Revista Española de Medicina Legal, 42(2), pp. 62-66.
- López Miguel, M.J. & Núñez Gaitán, M.C. (2008). ‹Psicopatía versus trastorno antisocial de la personalidad, Revista Española de Investigación Criminológica (REIC), 7, 2008, 1-17.
- Lorenzo Garcia, F. y Agustina, J.R. (2016) Sobre el confuso concepto de psicopatía en la jurisprudencia del Tribunal Supremo español: una revisión crítica ante los nuevos retos del Derecho penal de la peligrosidad. Polít. crim. [online]. vol.11, n.21, pp.66-103. ISSN 0718-3399. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-33992016000100004.
- Luengo, M.A. y Carrillo, M.T. (1995). La psicopatía. En A. Belloch Fuster, B. Sandín Ferrero y F. Ramos Campos (Eds.), Manual de Psicopatología (vol. 2, pp. 615- 650). Madrid: McGraw-Hill.
- McCord, W. & McCord, J. (1964). The Psychopath: An essay on the criminal mind, New York, Van Nostrand Reinhold.
- Mora, F. (2004). ¿Cómo Funciona el Cerebro? Madrid: Alianza Ensayo.
- Ostrosky-Solís, F. (2008). Mentes Asesinas. La violencia en tu Cerebro. México: Quo Libros.
- Raine, A. y Sanmartín, J. (2000). Violencia y Psicopatía. Barcelona: Editorial Ariel.
- Rodríguez, C. (1995). Clasificación y diagnóstico de la personalidad. Clínica y Salud, 6 (2), 161-173.
- Torrubia Beltri, R. & Cuquerella Fuentes, A. (2008) Psicopatía: Una entidad clínica controvertida pero necesaria en psiquiatría forense. Revista española de medicina legal. Órgano de la Asociación Nacional de Médicos Forenses, 34(1), 25-35.
- Werkinder, H. (1978). Psychopathy: A history of the concepts. Analysis of the origin and development of a family of concepts in psychopathology. Uppsla, Stockolm: Almqvist&Wiskell International.