Trastornos de Ansiedad

Mitos sobre la ansiedad

26 de Octubre, 2025 Montse Pascual

La ansiedad está en boca de todos en este mundo contemporáneo que vivimos. A veces se usa como “cajón de sastre” para referirnos a cualquier incomodidad emocional que sintamos, de manera indefinida y sin poder ponerle nombre. Esto ocurre porque la ansiedad tiene muchas formas y maneras de manifestarse (en forma de pensamientos, en forma de somatizaciones o contracturas musculares, en forma de actos compulsivos, etc). 

Es importante romper algunos mitos alrededor de esta reacción emocional, tan íntimamente relacionada con la emoción del miedo. 

A continuación, vamos a ir desmontando algunos de estos mitos: 

 

  1. La ansiedad puede provocar un desmayo. 

En general, no. En la gran mayoría de casos, los ataques de pánico/ansiedad, provocan una activación del sistema nervioso simpático, aumentando la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo tanto no suelen provocar desmayo. No obstante, en la fobia a las agujas o aspectos médicos, sí puede suceder, ya que la respuesta del cuerpo es diferente y se produce un síndrome vaso-vagal, que curiosamente sí activa en exceso el sistema nervioso parasimpático, produciendo la reacción contraria y pudiendo llegar a provocar desmayos.  

 

En caso de que se detecte sudoración fría, debilidad, visión de puntitos brillantes y palidez, conviene sentarse o tumbarse hasta que la reacción se haya revertido, para evitar caídas. 

 

  1. La ansiedad es un signo de debilidad. 

La ansiedad es una respuesta emocional relacionada con el miedo, y muchas veces con preocupaciones, pensamientos catastróficos y necesidad de control. La ansiedad nos señala que estamos ignorando alguna otra emoción o que hay algo importante en juego. Con psicoterapia se puede descubrir las causas subyacentes. No es ninguna enfermedad ni signo de debilidad, todos la hemos sentido alguna vez, sobre todo ante situaciones de incertidumbre. Algunas personas tienen más predisposición a ello. 

 

  1. La ansiedad sólo se trata con ansiolíticos. 

Si bien es cierto que los ansiolíticos reducen notablemente la sintomatología ansiosa, y que muchas veces es necesaria para realizar el proceso de terapia, si solo usamos medicación, lo que hacemos es enmascarar esa emoción, en lugar de aprender a gestionarla de manera autónoma con técnicas y también aprendiendo a escuchar qué es lo que nos quiere decir, y poder trabajar con nuestra propia mente. 

 

  1. Voy a perder el control. 

Esta sensación general de perder el control o volverse loco es muy habitual en casos de ansiedad, sobre todo cuando ésta escala a ataque de pánico, en el que realmente puedes sentir que te estás muriendo. También es común tener pensamientos intrusivos de que vas a hacer algo que realmente no quieres hacer, etc.  

Esto forma parte del mismo miedo que subyace a la ansiedad, pero justamente en la mayoría de casos las personas que la sufren, son personas que tienden a querer tenerlo todo controlado. 

Con técnicas de manejo de la misma ansiedad, se vuelve a recuperar la sensación de tener el control sobre la misma y aceptarla. 

 

  1. Si algo te da miedo, evítalo. 

Si evitamos las situaciones que nos asustan, lo que haremos será temer cada vez más esa situación, porque le damos a nuestro cerebro un mensaje de que efectivamente esa situación es peligrosa, y cada vez la temeremos más. 

Evidentemente si no me expongo a la situación no sentiré el miedo, pero tampoco habré sanado la ansiedad, además de que esto va a limitar mi vida y mis decisiones. 

 

  1. Si algo te da miedo, exponte directamente, sin necesidad de preparación. 

Si nos exponemos a la situación que nos asusta, sin habernos preparado debidamente con técnicas y estrategias, y con una escala gradual de exposición, es probable que la ansiedad empeore cada vez más. Necesitamos trabajar psicológicamente en lo que nos asusta, para poder exponernos de manera progresiva. El miedo y la ansiedad son emociones que nos avisan de cierto peligro, a veces real y otras veces imaginario, pero que siempre debemos analizar y entender. 

 

  1. La ansiedad es lo mismo que el estrés. 

El estrés es la sensación de no tener recursos para hacer frente a una demanda concreta, tiene una causa definida, igual que la emoción del miedo. Mientras que en el caso de la ansiedad, tiene causas más difusas, y tiene que ver con preocupaciones anticipatorias y muchas veces de peligros “no reales”. En resumen, el estrés tiene causas concretas y suele ser temporal; la ansiedad es más difusa y persistente.

 

  1. Si mis padres sufrieron ansiedad yo también la sufriré. 

Haber crecido en un ambiente familiar en el que la ansiedad formaba parte, puede predisponer a ciertos patrones cognitivos y haber crecido con cierto miedo y negatividad. No es algo que necesariamente vaya a ocurrir, sobre todo si los progenitores han trabajado en psicoterapia cómo manejar su propia ansiedad, y tratar de no transmitirla a su descendencia, de manera inconsciente. 

 

  1. Si ignoras la ansiedad, esta se irá. 

Justamente, debemos mirarla de frente, entenderla, atenderla, escucharla, escuchar el mensaje que nos quiere dar, y aprender a convivir con ella y gestionarla. Si la desatendemos o la evitamos, probablemente empeore, o coja otra forma de presentarse. La ansiedad no es nuestro enemigo, sino una señal que necesita ser escuchada. 

 

Si sufres de ansiedad, y esta interfiere en tu calidad de vida, no dudes en pedir ayuda profesional. La ansiedad tiene muy buena respuesta a la psicoterapia. 

Psicóloga General Sanitaria de Ita Diagonal

Contacta con nosotros