La reducación psicopedagógica consiste en ayudar a los niños y adolescentes a superar sus dificultades de aprendizaje, ya sea con la lectura, la escritura, las matemáticas, o incluso, para mejorar la atención y el comportamiento.

Si bien con las reeducaciones mejora el rendimiento académico, el objetivo es mucho más amplio. Se tiene en cuenta el desarrollo de habilidades sociales, la confianza en uno mismo y el manejo de la frustración, por lo que suele haber una mejoría en el funcionamiento general del niño o adolescente.

El primer paso es hacer una evaluación completa para ver en qué áreas hay más dificultades.

Con los resultados de la evaluación, se crea un plan personalizado adaptado a las necesidades específicas. Se planifican unas metas claras y actividades diseñadas para mejorar cada una de las áreas con dificultades.

Además de las sesiones individualizas con el niño o adolescente, se trabaja en estrecha colaboración con los profesores y los padres. Se crea un entorno de apoyo integral. Normalmente las estrategias no se aplican solo en el ámbito escolar, sino también se extienden a las actividades de la vida cotidiana. Se suelen realizar reuniones regulares para ver el progreso e ir ajustando el plan de actuación.

Si cree que su hijo podría beneficiarse de la reeducación psicopedagógica, puede hablar con el orientador escolar o buscar un especialista en el tratamiento de trastornos del aprendizaje. Puede llamarnos al teléfono gratuito 902 500 535, en Ita Salud Mental podemos ayudarle y apoyar a su hijo en su camino hacia el éxito académico y personal.

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Todos los niños pasan por periodos de dificultades en la escuela o bien, hay áreas que les resultan más complejas, pero cuando hay un retraso general, es cuando sería recomendable realizar una valoración psicopedagógica.

Las reeducaciones psicopedagógicas son intervenciones muy orientadas a niños o adolescentes con trastornos del aprendizaje o del neurodesarrollo, aunque también pueden beneficiarse alumnos con dificultades académicas transitorias. Por ejemplo, tras largos periodos de desconexión del mundo académico o alumnos a los que su rendimiento académico les genera ansiedad y frustración.

Algunas señales son problemas en la lectura, la escritura, la ortografía y la comprensión lectora. Las dificultades con conceptos matemáticos básicos también señalan la necesidad de apoyo adicional.

Las dificultades en la atención y la concentración, como mantener el foco en tareas escolares o seguir instrucciones, podrían ser síntomas de trastornos como el TDAH.

Problemas en la memoria, ya sea para recordar información recién aprendida o anterior, también son indicativos de posibles problemas de aprendizaje.

Igualmente, carencias en la comunicación y el lenguaje, como dificultades para entender a otros o expresarse claramente, y la alteración de la coordinación motora, como la precisión manual necesaria para escribir o la torpeza en actividades físicas, son signos que requieren atención.

Si estas dificultades son persistentes, el primer paso es hablar con los profesores para tener más información y solicitar una evaluación inicial. Nos permitirá ver cuál es la naturaleza de los problemas y si es necesario consultar a un especialista en reeducación.

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Las reeducaciones psicopedagógicas las llevan a cabo psicólogos y psicopedagogos especialistas en dificultades del aprendizaje. Al ser un tipo de intervención individualizada y diseñada según las necesidades de cada persona, puede que el tipo de carencias haga necesaria la implicación de otros profesionales como neuropsicólogos o logopedas.

El trabajo de reeducación requiere una coordinación estrecha entre la familia y la escuela. Si existen dificultades cognitivas que van más allá del contexto académico, se orientan las sesiones también hacia actividades de la vida diaria y no sólo al contexto escolar. En el caso de estar siguiendo algún otro tratamiento además de las reeducaciones, es importante coordinarse también con el resto de los profesionales implicados.

Las reeducaciones no sólo ayudan a mejorar a nivel académico, suponen también una mejora en el al desarrollo general al incidir en la autoestima y fomentar el desarrollo de habilidades sociales. Una Intervención temprana evita que las dificultades de aprendizaje se conviertan en problemas mayores en el futuro.

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Sí, un psicólogo puede hacer reeducaciones psicopedagógicas.

Si su hijo tiene dificultades para aprender, un psicólogo con formación y experiencia en problemas de aprendizaje puede personalizar sesiones de reeducación psicopedagógicas que se ajusten a sus dificultades y capacidades. Este profesional evaluará a su hijo y creará un plan personalizado que no solo mejore sus habilidades académicas, sino que también tenga en cuenta los factores emociones vinculadas al aprendizaje.

Acudir a un centro especializado donde haya un equipo compuesto por profesionales de diferentes disciplinas como psicólogos, logopedas y neuropsicólogos permite implementar intervenciones más completas. Si el niño o el adolescente con problemas de aprendizaje sufre un trastorno del neurodesarrollo, acudir a una unidad especializada en este tipo de patologías permite una mayor cobertura. Recordemos que bajo un mismo diagnóstico hay realidades y necesidades muy diversas, además de fluctuaciones en la intensidad y el nivel de afectación, especialmente durante momentos difíciles o de estrés.

La Unidad de Neurodesarrollo de Ita está formada por un equipo multidisciplinar especializada en niños y adolescentes con sufren alteraciones neurológicas y del desarrollo que presentan dificultades de aprendizaje, alteraciones conductuales y emocionales.

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Cuando nuestros hijos tienen un bajo rendimiento académico podemos ayudarlos con refuerzo escolar, acudiendo a una academia de estudio o con sesiones de reeducación psicopedagógica. A priori, todas las opciones pueden ser útiles, pero para saber cuál es la mejor opción, necesitamos saber la causa del bajo rendimiento y qué tipo de ayuda ofrece cada opción.

La reeducación psicopedagógica es una ayuda especializada para niños y jóvenes que tienen problemas para aprender, como dislexia, TDAH u otros trastornos. También es útil para quienes quieren mejorar su rendimiento sin tener problemas específicos, y para aquellos con altas capacidades.

A diferencia del refuerzo escolar, la reeducación no solo se enfoca en las notas, sino también en aspectos emocionales y de comportamiento. Ayuda a mejorar la autonomía, la autoestima, la motivación y los hábitos de estudio.

El refuerzo escolar, por otro lado, se centra en repasar lo que se enseña en la escuela. Es para estudiantes que necesitan entender mejor algunas materias. El objetivo es mejorar las calificaciones y asegurarse de que el estudiante siga el ritmo.

La reeducación psicopedagógica trata problemas de aprendizaje más profundos y personalizados, incluyendo aspectos emocionales, mientras que el refuerzo escolar se enfoca en mejorar el conocimiento de las materias específicas. Elegir una u otra depende de lo que necesite el estudiante para alcanzar su mejor rendimiento académico.

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Las reeducaciones psicopedagógicas en el caso de los adolescentes tienen algunas peculiaridades profundamente relacionadas con esta etapa vital.

En la adolescencia, hay un desarrollo cognitivo significativo. Se consolidan habilidades de pensamiento abstracto, tienen capacidad para reflexionar sobre su propio aprendizaje. Las reeducaciones deben adaptarse a estas capacidades avanzadas, fomentando el pensamiento crítico y la autoreflexión.

Los adolescentes están en un proceso constante de búsqueda de identidad. Esta fase de exploración influye en cómo perciben y participan en las intervenciones psicopedagógicas. Es importante respetar su individualidad, ayudándoles a construir una identidad positiva y sólida.

La necesidad de autonomía es una característica destacada de esta etapa. Los adolescentes pueden mostrar resistencia a la autoridad y es importante que las reeducaciones fomenten la independencia y la autogestión del aprendizaje, evitando enfoques demasiado directivos.

El contexto social y relacional cobra una relevancia particular durante la adolescencia. Las relaciones con sus pares son fundamentales y las dinámicas de grupo, así como la influencia de los amigos, pueden tener un impacto significativo en su comportamiento y actitud hacia la reeducación. También, las relaciones familiares juegan un papel importante. Es necesario involucrar a la familia en el proceso, asegurando que comprendan y apoyen las intervenciones, creando un entorno de apoyo.

Relacionar los intereses y aspiraciones personales con lo que se está aprendiendo ayuda a mantener el compromiso y la motivación del adolescente.

Es común que durante la adolescencia se manifiesten o se agraven problemas específicos como el TDAH, la dislexia, la ansiedad y la depresión. El riesgo de abandono escolar es una preocupación particular en esta etapa. Los adolescentes en riesgo requieren intervenciones específicas que aborden tanto las causas académicas como socioemocionales de este riesgo.

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El Trastorno de Atención con Hiperactividad, TDAH, es un Trastorno del Neurodesarrollo que puede afectar al lenguaje, la comunicación, el aprendizaje, la atención y la gestión de las emociones. Las reeducaciones psicopedagógicas pueden ayudar a las personas con TDAH a desarrollar su máximo potencial.

Por ejemplo, se trabaja en la organización del tiempo y de las tareas, técnicas para mejorar la atención y concentración, y maneras de controlar la impulsividad. Estas reeducaciones son personalizadas, teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada niño o adolescente.

Los profesionales que realizan estas reeducaciones, como psicólogos, psicopedagogos y neuropsicólogos, utilizan diferentes métodos que pueden incluir juegos educativos, actividades de refuerzo positivo y ejercicios de autocontrol. Además, se involucra a los padres en el proceso, proporcionando pautas y consejos para que continúen apoyando a sus hijos en casa.

Las reeducaciones psicopedagógicas ofrecen un enfoque integral que ayuda a los niños con TDA o TDAH a superar los desafíos asociados a estos trastornos, proporcionando herramientas prácticas y apoyo continuo tanto en el entorno escolar como en el familiar y social.

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La reeducación y rehabilitación del lenguaje tiene como objetivo mejorar las habilidades lingüísticas de los niños, reduciendo el impacto de las dificultades en su vida diaria. Esto se logra recuperando o compensando las habilidades lingüísticas que no se han desarrollado de forma natural o que se han perdido.

Los trastornos del neurodesarrollo, como el TDAH, el TEA o la discapacidad intelectual, aunque diferentes entre sí, comparten un factor común: son causados por alteraciones en el neurodesarrollo y generan dificultades en el lenguaje, la comunicación e interacción social.

Las dificultades en el lenguaje pueden variar desde simples problemas con la sonoridad hasta la incapacidad para comprender o comunicarse. Algunas de las características más comunes suelen ser el uso inadecuado de palabras y sus significados, dificultad para expresar ideas, estructuras gramaticales inusuales y problemas para entender el significado de las palabras.

El primer paso es un diagnóstico preciso realizado por un especialista en neuropsicología infantil, quien determinará las áreas del lenguaje afectadas. A partir de este diagnóstico, se establecerán los objetivos y se diseñará la estrategia de rehabilitación más adecuada.

Cada niño es único, por lo que es esencial desarrollar un plan personalizado que se adapte a sus necesidades individuales. Esto implica considerar su edad, nivel de desarrollo y las características específicas de su trastorno.

En Ita, realizamos un diagnóstico exhaustivo para conocer sus necesidades y puntos fuertes, y así planificar un tratamiento individualizado. Nuestro abordaje terapéutico incluye intervenciones individuales, grupales y familiares, con el objetivo principal de dotar a la persona de estrategias que le permitan un funcionamiento más adaptativo en su entorno y contexto natural.

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El desarrollo del lenguaje en los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), además de ayudar en la comunicación, influye en su comportamiento y aprendizaje. No todos los niños con TEA desarrollan el lenguaje de la misma manera.

A veces, usan pocos recursos para expresar lo que sienten o piensan, o interpretan literalmente lo que se les dice, lo que puede llevar a malentendidos. Para algunos niños, el lenguaje verbal no es la mejor forma de comunicación. Cada niño necesita un enfoque personalizado en su tratamiento.

En casos donde los niños no hablan, se utilizan Sistemas Alternativos y Aumentativos de la Comunicación (SAAC). Estos sistemas incluyen el uso de imágenes, gestos o dispositivos electrónicos para ayudarles a comunicarse. Pero el enfoque no debe ser solo en enseñarles a hablar, sino también en crear espacios donde puedan interactuar y comunicarse de otras maneras.

Para los niños que sí hablan, puede haber otros retos. Algunos pueden usar un lenguaje muy avanzado para su edad o repetir frases sin entender su significado. Es importante trabajar en la comprensión de metáforas, bromas y en cómo usar el lenguaje de manera adecuada en diferentes situaciones.

En la Unidad de Neurodesarrollo de Ita Salud Mental, se les enseña a los niños estrategias para comunicarse mejor y se ajustan los objetivos según sus progresos. Practicar en grupo ayuda a que estos aprendizajes sean más naturales y aplicables en su día a día.

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