Preguntas Frecuentes

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  • Los trastornos de conducta en niños y adolescentes son uno de los principales motivos de consulta en el ámbito de la salud mental. Este tipo de trastorno se caracteriza por comportamientos hostiles y/o agresivos persistentes que alteran la convivencia.

    Para saber si se trata de un trastorno de conducta es importante diferenciarlo de episodios pasajeros. La infancia, y sobre todo la adolescencia, es un proceso de cambio en el que es normal que se sucedan épocas más difíciles que otras, y entraría dentro de lo esperable, pasar por fases de rebeldía. El hecho de vivir situaciones estresantes como la separación de los padres o la pérdida de un ser querido, entre otras muchas situaciones, también podrían provocar cambios de conducta.

    En el caso de los trastornos de conducta, se trata de la instauración de una forma de funcionar marcada por comportamientos agresivos, desafío a la autoridad, oposición a las normas, no aceptación de límites. La agresividad se convierte en una forma de relación y sobrepasa los límites para poder convivir. En ningún caso se debe a un proceso propio de la edad.

    Algunos de los signos que deben alertarnos son los siguientes: - Rabietas o discusiones frecuentes - Hacer daño a personas, animales o a sí mismos - Romper cosas ajenas - Mentir o robar - Fracaso escolar - Faltar a clase - No respetar a padres y profesores

    Si desea más información sobre los trastornos de conducta visite nuestra página sobre Tratamientos de los trastornos de conducta. Ita Salud Mental es un centro terapéutico para el trastorno de conducta que dispone de una amplia red asistencial. Si necesita orientación, puede llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535.

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  • Un trastorno de conducta se considera grave cuando hay un gran número de problemas serios derivados de los comportamientos agresivos y de la transgresión de las normas.

    Con frecuencia, las personas que sufren un trastorno de conducta también sufren otros trastornos mentales que agravan la situación: trastornos depresivos, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, consumo de tóxicos, trastorno de déficit de atención o hiperactividad. Las dificultades en el aprendizaje pronto se hacen evidentes y la convivencia se hace prácticamente imposible. El diagnóstico temprano es básico para poder frenar el deterioro de las relaciones, así como, los problemas con la justicia y el riesgo de sufrir accidentes ocasionados por el estilo de vida imprudente.

    Aunque se muestren como “duros”, hay que tener en cuenta que su autoestima suele ser baja. Las ideas y/o intentos de suicidio son más frecuentes en personas que sufren este trastorno. Tienen más riesgo de fracaso escolar, sufrir accidentes, consumo de drogas, relaciones sexuales de riesgo, … Sin un tratamiento del trastorno de conducta eficaz, en la edad adulta, estos comportamientos pueden desembocar en el mundo de la delincuencia, alcoholismo e incluso problemas psiquiátricos.

    Si cree que alguien de su entorno puede estar sufriendo un trastorno de conducta no dude en contactar con un centro especializado. En Ita Salud Mental disponemos de una amplia red de centros en el territorio español.

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  • Los trastornos de conducta en niños y adolescentes se dividen en: TDH, trastorno de conducta, trastorno negativista desafiante y trastorno explosivo intermitente.

    Cada uno de ellos tiene su propia complejidad y características, pero comparten el hecho que el niño o adolescente que lo sufre tiene conductas agresivas, dificultad para seguir las normas, respetar los derechos de los demás, etc. Estos comportamientos alteran de forma importante la convivencia, afectando, tanto al entorno familiar, como al escolar.

    En el caso del TDH la conducta agresiva, y en general los problemas de comportamiento, están relacionados con la impulsividad. Actúa de forma impulsiva y este “no pensar” le lleva a poner en riesgo su propia integridad o la de los demás, con conductas imprudentes. No habría una intención clara de hacer daño a los demás o al entorno, más bien, los demás o él mismo, sufren las consecuencias de no prever los efectos de sus actos.

    En el trastorno negativista desafiante, las conductas agresivas o la falta de respeto por las normas están motivadas por la frustración. Ante una situación en la que no puede hacer o conseguir lo que quiere, se siente arrollado por un fuerte sentimiento negativo que le lleva a comportamientos violentos o saltarse las normas. En el trastorno explosivo, sería una situación muy parecida. La conducta es una “explosión” que les hace perder los estribos y no tanto un acto planificado.

    Por el contrario, en el trastorno de conducta sí que hay una clara intención de dañar a otra persona o el entorno. Es un acto pensado y planificado. Llevan a cabo conductas como escaparse de casa, no asistir a clase, mentir, robar, crueldad con los demás, etc.

    Por tanto, ante unos comportamientos parecidos, como el acoso a compañeros, agresiones, peleas, robos, huidas, un diagnóstico preciso permite una estrategia terapéutica adecuada. Ita Salud Mental es un centro terapéutico especializado en los trastornos de conducta. El tratamiento está enfocado en la reducción significativa de las conductas agresivas y la construcción de una identidad alejada de la conflictividad.

    Si desea más información puede visitar nuestra página sobre el Tratamiento de los trastornos de conducta.

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  • A lo largo de los años, se han realizado numerosos estudios para determinar las causas de los trastornos de conducta en niños y adolescentes. Se describen las causas como la combinación de características propias de la persona, junto con situaciones ambientales desfavorables. Ambos factores hacen que el niño o adolescente tenga una mayor predisposición a sufrir este tipo de trastorno.

    Factores propios del individuo
    A nivel de rasgos de la personalidad, suele darse en niños o adolescentes que ya presentaban un temperamento fuerte y escasas habilidades sociales para manejar situaciones de conflicto. Generalmente, impulsivos, con un tipo de pensamiento rígido, poca tolerancia a la frustración y dificultades de autocontrol.

    A nivel físico, estaría relacionado con la afectación del lóbulo frontal del cerebro, ya sea causada por una inmadurez en su desarrollo, o bien, por una lesión externa. Esta parte del cerebro es la implicada en la capacidad para planificar, aprender de los errores y evitar situaciones de riesgo. Dificultades propias de este tipo de trastorno.

    Suelen haber tenido dificultades académicas desde el inicio de la escolarización. Haber sufrido situaciones de rechazo por parte de los compañeros o se han sentido humillados, incluso, pueden haber sufrido acoso escolar.

    Si alguien de su entorno no respeta a los demás, ni las normas y la convivencia se hace cada vez más difícil, no dude en consultar. En Ita Salud Mental disponemos de centros terapéuticos para el trastorno de conducta. Puede llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535 o puede reservar una cita presencial, online o visita diagnóstica .

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  • En la última década, ha habido un aumento preocupante de casos. Los trastornos de conducta en la infancia y la adolescencia son el principal motivo de consulta en el ámbito de la salud mental. Las causas son una combinación de factores psicológicos, físicos y ambientales.

    Factores ambientales
    Es frecuente, que hayan crecido en familias que, a causa de sus propias limitaciones, no han sido capaces de ofrecer un estilo educativo eficaz, ni la estimulación cognitiva o el apoyo emocional necesario para el desarrollo del niño. O bien, se trata de familias desestructuradas, con problemas de drogadicción, maltrato, delincuencia u otros tipos de conflictos.

    Por otro lado, además de un entorno familiar deteriorado, también encontramos amistades con conductas disruptivas, donde se prioriza la competitividad, la intolerancia, la superioridad física o la insensibilidad, como una forma mal entendida de fortaleza. Pueden afiliarse a ideologías extremistas.

    La detección precoz es indispensable para evitar que los trastornos de comportamiento y las conductas agresivas desemboquen en la marginalidad y el mundo de la delincuencia. En Ita Salud Mental realizamos un tratamiento integral que incluye la intervención psicológica, médica y social, incluyendo el apoyo familiar a lo largo del tratamiento.

    Si desea más información, puede visitar nuestra página sobre el tratamiento de los trastornos de conducta .

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  • El primer paso para un tratamiento eficaz es un diagnóstico preciso. Además del diagnóstico basado en la sintomatología y en los comportamientos que han llevado a consultar, es necesaria una valoración del entorno. Se analiza la situación familiar, social y educativa del menor.

    Recoger este tipo de información permite ver qué factores pueden estar influyendo, además de los propios de la persona, en el mantenimiento de las pautas de comportamiento, y ver con qué recursos cuentan los profesionales de la salud mental para ayudar y facilitar el cambio en el niño o el adolescente.

    En líneas generales, el tratamiento de un trastorno de conducta implica por un lado el trabajo personal, mediante tratamiento psicológico individual. A menudo, combinado con sesiones de terapia de grupo. El tratamiento farmacológico, puede ser una ayuda en periodos puntuales, pero nunca como tratamiento único.

    Además de este trabajo personal, la terapia de familia es un eslabón clave para conseguir cambios. Los problemas de comportamiento suelen poner a prueba las dinámicas familiares, deteriorándolas cada vez más. El objetivo es cambiar estas dinámicas disfuncionales, mejorar la comunicación y la relación entre los miembros de la familia.

    Evitar el abandono de los estudios es una prioridad dentro del tratamiento. Se realiza una valoración psicopedagógica para determinar si existe algún trastorno del aprendizaje. Paralelamente al tratamiento, es necesaria una coordinación con el centro educativo, o bien, si la situación lo requiere, un cambio en la estrategia de escolarización. En base a nuestra experiencia, el acabar los estudios hace que mejore la autoestima, que se vean a sí mismos como personas capaces y ayuda al tratamiento terapéutico, construyendo una identidad sólida y sana.

    Ita Salud Mental pone a su disposición un equipo interdisciplinar para poder trabajar las diferentes áreas. Si desea más información puede visitar nuestra página sobre el tratamiento de los trastornos de conducta o llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535.

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  • El tratamiento del trastorno de conducta en adolescentes no es fácil, requiere un enfoque multidisciplinar y trabajar en diferentes ámbitos. Son muchos los factores que influyen en este tipo de trastorno, personal, biológico, social,… Además, suele haber otros trastornos como el TDA o TDAH, trastornos del aprendizaje, ansiedad, depresión, consumo de tóxicos, etc....

    Tratamiento centrado en el adolescente
    Se lleva a cabo psicoterapia individual y sesiones de terapia de grupo. Este tratamiento se centra en dotar al adolescente de herramientas de gestión de emociones, resolución de problemas, habilidades sociales para disminuir la impulsividad e ir construyendo una nueva identidad lejos de la violencia.

    Tratamiento centrado en la familia
    Desgraciadamente, a menudo las relaciones familiares están gravemente deterioradas. Ya sea, porque desde la infancia el entorno familiar no ha ofrecido la estimulación, ni el apoyo, para un crecimiento adecuado del menor (conflictos, trato severo, abusos, etc.) o bien, porque los problemas de comportamiento han ido deteriorando las relaciones familiares. Uno de los focos del tratamiento consiste en restaurar las relaciones implicando a los padres o “rescatando” personas del entorno que sean un referente positivo para el adolescente.

    Intervención psicopedagógica
    Una evaluación psicopedagógica permite detectar posibles problemas de aprendizaje que pueden estar alimentando el fracaso en los estudios. Ya sea en coordinación con el centro educativo del menor, o bien, proponiendo un nuevo itinerario formativo, se potencia al máximo la continuidad de los estudios.

    Para más información sobre el tratamiento de los trastornos de conducta, puede llamarnos al teléfono gratuito 600 500 535 o concertar una visita online o presencial . Disponemos de una red de centros terapéuticos para el trastorno de conducta en todo el territorio español.

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  • Es habitual que sean los profesores de educación primaria los que detecten las primeras alteraciones en la conducta de los niños. En las reuniones de seguimiento con los padres, suelen manifestarse los problemas de manejo, con presencia de rabietas, dificultad para seguir las normas y problemas de relación con sus compañeros de clase.

    Al tratarse de edades tempranas, uno de los primeros retos es el de diferenciar si las alteraciones de la conducta se deben a los cambios propios de la edad, a situaciones estresantes que pueda estar viviendo el alumno (separación de los padres, pérdida de un familiar, etc.) o bien, el inicio de un trastorno de conducta. Tras las conductas impulsivas y agresivas de los niños, a menudo se esconden sentimientos de frustración, sufrimiento, miedo, inseguridad.

    Si la conducta sobrepasa los límites, alterando la convivencia y afectando al rendimiento escolar, social y familiar, es muy probable que estemos ante un trastorno de conducta. La detección y tratamiento temprano mejorarán el éxito terapéutico y evitará que la situación puede hacerse mucho más compleja.

    Los niños pasan muchas horas en las aulas, por lo que, los profesores tienen una posición privilegiada para detectar la presencia de alteraciones en el comportamiento que requieran de una atención especial. En Ita Salud Mental disponemos de un Servicio de Asesoramiento Escolar , es gratuito y está enfocado en el manejo de alumnos que sufren trastornos de aprendizaje, trastornos de conducta o algún problema de salud mental.

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  • A continuación, enumeramos algunos de los comportamientos o actitudes que deben alertarnos, agrupados según predominen dificultades de atención, de control de impulsos o aspectos disociales.

    Falta de atención
    Dificultad para mantener la concentración de una actividad determinada Se distrae con facilidad por cualquier cosa (está “en las nubes”, en sus pensamientos) Parece que no escucha cuando se le habla Le cuesta seguir las instrucciones Es olvidadizo, desordenado. Evita hacer tareas que requieran mantener la atención

    Hiperactividad
    Se mueve continuamente de su asiento dificultando el poder realizar una tarea que requiera estar sentado. Es ruidoso, se mueve de forma brusca, habla mucho. Le cuesta participar en actividades tranquilas

    Impulsividad
    Interrumpe, no respeta los turnos al hablar. No es capaz de esperar su turno. Actúa de forma precipitada, sin pensar las consecuencias.

    Trastorno disocial
    Amenaza a profesores y compañeros. Molesta y/o se pelea con sus compañeros. Ha “robado” o roto objetos del aula o de sus compañeros. Miente. Culpa a los demás de lo que hace mal. Tiene mala relación con de sus compañeros.

    Un diagnóstico preciso permitirá poder planificar la estrategia terapéutica más adecuada para cada caso. No olvidemos que los malos comportamientos, las conductas disruptivas, agresivas,… suelen ser la expresión de un sufrimiento emocional importante en el niño. En Ita Salud Mental ponemos a su disposición un teléfono gratuito para consultas 900 500 535, también puede concertar una visita presencial o online para realizar una valoración de su caso.

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  • Entra dentro de lo habitual que los niños pasen por épocas más rebeldes, pataletas, rabietas, etc. Hasta los 3 o 4 años, son comportamientos considerados esperables. Forma parte de la educación, ir corrigiendo estos comportamientos, para que vayan desapareciendo. A medida que el niño va madurando, va desarrollando otras estrategias para gestionar la frustración y aprender a relacionarse con los demás.

    Cuando persisten estas conductas disruptivas y agresivas en niños más mayores y se transforman en insultos, desobediencia, mentiras, amenazas, golpes… son signo de que algo no está funcionando bien. Pronto empieza a ser un tema constante en las reuniones de seguimiento con los profesores. En el ámbito familiar, provoca discusiones entre los padres, gritos, peleas, etc. La actitud por parte de los padres hacia el hijo, también va cambiando, y se va deteriorando.

    Esta situación no mejorará por sí sola y no forma parte de una “época rebelde”, ni es propia de la edad.

    Las causas pueden ser muy diversas. Consultar a los profesionales de la salud mental es el primer paso para poner remedio a esta situación. Un diagnóstico preciso y profesional nos ayudará a poder seguir la estrategia más adecuada para corregir esta situación. En Ita Salud Mental disponemos una red de centros terapéuticos del trastorno de conducta. Puede llamarnos al teléfono gratuito para explicarnos su caso 900 500 535 o puede concertar una visita orientativa online.

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  • Los comportamientos y patrones de funcionamientos agresivos, desafiantes, impulsivos,… propios del trastorno de conducta, van deteriorando el entorno del adolescente. Las relaciones familiares suelen estar deterioradas, los estudios interrumpidos, desempleo. A menudo, la situación se ve agravada por otras problemáticas, como adicciones y/o problemas con la ley.

    Digamos que el proyecto vital se ve interrumpido, o bien, se orienta hacia la delincuencia y la marginalidad.

    Los centros terapéuticos del trastorno de conducta ofrecen una intervención multidisciplinar. Por un lado, ofrecen el trabajo personal psicoterapéutico con el menor, dirigido a modificar los patrones de relación con su entorno, la percepción de sí mismo, adquisición de nuevas pautas de relación, etc. Y por otro, una intervención socioeducativa para recuperar las actividades propias del momento vital. Actúan sobre el entorno, ofreciendo el soporte necesario a la familia y la mediación con los centros educativos para conseguir rescatar estas áreas. También ofrecen alternativas en cuanto a la formación académica. En Ita Salud Mental, tenemos un proyecto de aula propio en nuestros centros de tratamiento, además de las colaboraciones con centros escolares.

    Si desea más información, puede llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535 o concertar una visita orientativa online.

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  • Ya de por sí, la adolescencia suele ser una “revolución” en las dinámicas familiares y pone a prueba la convivencia familiar. Cuando existen problemas de conducta que van más allá de los considerados propios de esta etapa, la situación puede ser muy complicada.

    Recurrir a un centro especializado en el tratamiento de problemas de conducta es un proceso doloroso, implica asumir como padres que las estrategias para manejar la situación han fracasado. La falta de conciencia de los adolescentes sobre sus dificultades, a menudo, hace que los padres tengan que tomar decisiones difíciles.

    Qué puede ofrecer un centro para jóvenes con problemas de conducta

    Ofrece continuidad en el tratamiento y coordinación entre los profesionales implicados. El proceso de cambio requiere tiempo y pasar por diferentes etapas con necesidades diferentes. En un primer abordaje puede ser necesario un tiempo de ingreso, sobre todo, si existen otras problemáticas asociadas como algún tipo de adicción o sintomatología depresiva y/o ansiosa importante.

    Frente al fracaso escolar o el abandono de los estudios es necesaria una reorientación curricular. La continuidad y el éxito en los estudios es una pieza clave en el tratamiento.

    Ita Salud Mental dispone de una red de centros en el territorio español con los siguientes servicios:
    - Tratamiento de trastorno de conducta - Apoyo a las familias ya sea mediante asesoramiento, intervenciones familiares psicoeducativas, Grupos multifamilias y terapia familiar.
    - Formación académica, para ello disponemos de un modelo de Aula propio y un proyecto de formación continuada reglada (ESO y bachillerato). Para formación no reglada, el proyecto de formación profesional y empleabilidad que prepara al paciente mientras está en tratamiento.

    Si desea más información, puede llamar al teléfono gratuito 900 500 535 o concertar una visita online o presencial.

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  • Convivir con un adolescente conflictivo, ya sea en el ámbito familiar como en la escuela, no es fácil. Las mentiras, la transgresión de las normas, los desplantes, la agresividad, las amenazas, la violencia,… deterioran rápidamente las relaciones. Para los adultos es una situación muy frustrante, porque no saben cómo ayudar. Si se enfrentan mal, si evitan las situaciones conflictivas mal, si intentan hablar mal,… y así se van sucediendo las recriminaciones y los gritos. No hay que olvidar que, tras la fachada desafiante y provocadora del adolescente, suelen haber sentimientos de desamparo, de falta de control sobre su vida, miedos, inseguridad, soledad, tristeza. Tienen problemas para gestionar la ira y la frustración. Hay una importante incapacidad para controlar los impulsos que les lleva a conductas de riesgo, frecuentemente se alejan de sus amistades de siempre y encuentran un falso refugio en entornos más marginales. Los problemas y los fracasos se suceden y no saben cómo cambiar.

    Para ayudar a romper esta situación hay que pedir ayuda a los profesionales y cuanto antes mejor, para evitar que empeore aún más la situación.

    Parece que no haya salida, pero la hay. En base a nuestra experiencia, la mayoría de los adolescentes conflictivos que llegan a nuestros centros recuperan su vida. Aunque en un primer momento les cuesta reconocer que tienen un problema, a través del proceso psicoterapéutico conectan con sus emociones y aprenden a gestionarlas sin recurrir a la “huida” o la agresión. El tratamiento se basa en tres pilares que tienen como objetivo el cambio:
    - Trabajo personal de psicoterapia
    - Apoyo/asesoramiento de la familia
    - Reorientación académica

    Si un miembro de su familia tiene problemas de comportamiento que le preocupan, puede consultarnos su caso en el teléfono gratuito 900 500 535 o bien, puede concertar una visita diagnóstica online o presencial.

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  • Si ha observado que su hijo tiene problemas de conducta, es probable que se identifique con uno de los siguientes grupos:

    Predominio de la falta de atención y control de los impulsos
    Es lógico que un niño de 3 o 4 años nos resulte agotador al final de día, pero a medida que va creciendo, esta sensación debería ir disminuyen. Se entretiene más con el juego y va siendo más autónomo en las actividades diarias. Pero cuando hay falta de atención, los padres tienen que estar continuamente insistiendo en que acabe las tareas, se vista, desayune,… parece “estar en su mundo”, “no escucha”. Es frecuente que sea olvidadizo, desordenado y a menudo, pierda cosas. Puede también ser muy movido. Le cuesta estar sentado para hacer una actividad, interrumpe a los demás, es ruidoso, actúa de forma precipitada.

    Predominio de conductas disociales.
    En niños pequeños está dentro de lo normal que reaccionen con rabietas cuando no consiguen lo que quieren. Pasan por la etapa de decir “no” a todo y/o muestran cierto grado de agresividad que hay que ir corrigiendo. Si estos comportamientos continúan en edades posteriores, es un síntoma de alarma. En las entrevistas con la escuela, suele ser un tema constante los problemas de relación con los compañeros e incluso con profesores. No suelen asumir su responsabilidad, la culpa siempre es de los demás. Aparecen las mentiras y las peleas.

    En ambas situaciones, es importante consultar con especialistas en salud mental infantojuvenil. Las causas pueden ser muy diversas. Cuando un niño no se siente bien a nivel emocional, le es difícil explicar con palabras lo que le ocurre. Por una cuestión de madurez, no tiene aún la capacidad para hacerlo. Es por ello, que problemas emocionales (miedo, ansiedad, soledad, celos, estrés, etc.) se manifiestan como comportamientos inadecuados. Somos los adultos los que debemos ver más allá de las etiquetas de “niño travieso” o “niño desastre”.

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  • En nuestra web puede realizar un test del trastorno de conducta. Consiste en 23 preguntas sobre comportamientos y sentimientos basado en los principales signos que caracterizan el trastorno de conducta. Estas preguntas están basadas en los criterios diagnósticos propuestos en American Psychiatric Association, manual que recoge todos los trastornos mentales.

    Responda con sinceridad a cada una de las cuestiones. El resultado es completamente confidencial y aunque no tiene valor diagnóstico, si puede servir como autovaloración. Al final del test, le pediremos sus datos de contacto para enviarle el resultado.

    Si lo desea, puede reservar una cita online, presencial o una primera visita diagnóstica. Una vez elegido el tipo de visita que más se adapte a sus necesidades, podrá seleccionar la fecha y hora disponible y el centro más cercano, en el caso de las visitas presenciales. Podrá seleccionar la aseguradora médica, si dispone de una.

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  • Sin duda uno de los desafíos más importantes que tenemos como padres en la educación de los hijos, es la gestión de las pataletas y la provocación. Aunque no hay un manual de cómo actuar con hijos rebeldes y desafiantes, la psicología y la psiquiatría señalan modelos educativos que pueden favorecer los problemas de conducta en el futuro.

    Una forma de educar a los hijos/as marcadamente autoritaria, a la larga, puede fomentar comportamientos agresivos. Al centrarnos sólo en prohibir y dar órdenes se deja de lado la propia iniciativa del niño. El progenitor/a impone sus normas, sin dar pie al consenso, ni que el niño entienda y gestione dichas normas. Al seguir esta línea, fácilmente podemos caer en la descalificación y el insulto. Digamos que, aunque la intención sea la de “educar” sin darnos cuenta, se establece un modelo agresivo que impone y no se deja espacio para el diálogo. Las muestras de cariño suelen ser muy escasas, normalmente porque son vividas por los padres/madres como muestra de debilidad.

    La postura contraria, en la que no se ponen normas, ni se interviene en los conflictos, supone un abandono. Muchas veces tras estas actitudes hay miedo a traumatizar o a lastimar a los niños. O si intervienen con un castigo, por ejemplo, luego se arrepienten y no hacen que se cumpla.

    La sobreprotección transmite al hijo/a el mensaje de que es débil, que no es capaz. El primer pensamiento del padre/madre sobreprotector es “no sabrá hacerlo” y evitan que el niño pruebe las cosas por sí mismo.

    Que un niño desarrolle un trastorno de conducta como el trastorno negativista desafiante, depende de varios factores. Es una mezcla de las características propias del niño/a y las condiciones en las que crece. Los trastornos de conducta no son exclusivos de chicos y chicas que han crecido en familias desestructuras o entornos marginales. Los patrones de comportamiento desafiantes y rebeldes en niños/as mayores de 5 años no son propios de la etapa vital, son una señal de alarma que nos indica que hay algún problema. Ante esta situación, actuar lo antes posible consultando a los profesionales de la salud mental, evita que se deterioren las relaciones familiares y surjan problemas mayores.

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  • Cuando un niño/a se comporta de forma agresiva de forma sistemática es signo que hay algún problema de fondo. Es importante no quedarse únicamente en el castigo o en la conducta en sí y centrarnos en averiguar qué hay detrás de estas actitudes antes que afecte a las relaciones en la familia y en la escuela.

    En el caso de niños/as que sufren un trastorno por déficit de atención e hiperactividad TDAH, los comportamientos agresivos suelen ser más frecuentes. Aproximadamente el 40% de niños con TDAH tienen comportamientos agresivos. A menudo, es el síntoma que lleva a consultar a los profesionales de la salud mental, y es cuando se detecta el TDAH.

    Las conductas agresivas, tienen que ver con la gravedad del trastorno, entre otros factores. Cuanto más grave son los síntomas de TDAH, más graves suelen ser las conductas agresivas.

    Sus conductas agresivas están relacionadas con la impulsividad, no es tanto una conducta planificada conscientemente para hacer daño. Tienen dificultades para frenar sus emociones y mantener la calma en situaciones que les impactan. Actúan “sin pensar”, de forma impulsiva. Sus reacciones son poco moduladas y la respuesta de los demás suele ser el rechazo.

    En Ita Salud Mental además de centros especializados en el tratamiento de trastornos de conducta, disponemos de la Unidad de Neuropsicología especializada en el tratamiento del TDAH y otros trastornos del neurodesarrollo. Nuestra amplia red de centros en el territorio español nos permite dar continuidad en el tratamiento ofreciendo los recursos necesarios para cada problemática y facilitando la coordinación entre profesionales.

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  • Si tenemos un alumno con una actitud desafiante en el aula, lo recomendable es evitar la confrontación. Intentar imponernos o convencerle será poco eficaz. Si planteamos la situación como una lucha, es probable que acabe en una “pelea” que no beneficiará a nadie, y mucho menos a los compañeros.

    En momentos de crisis, lo aconsejable es mantener la calma y si la situación no comporta ningún peligro para él o para los demás, no prestar demasiada atención en ese momento. Si la situación puede ser peligrosa, lo indicado sería retirar al alumno a un ambiente más relajado durante un espacio corto de tiempo. Una vez haya pasado el momento álgido y en privado, intentaremos hablar de lo ocurrido para poder valorar la situación.

    Si estas conductas desafiantes son recurrentes en niños mayores de 5 años, son indicativo que hay algún problema de fondo que tendríamos que investigar. Cuando es una forma de funcionar instalada en la queja, la oposición a las normas, falta de colaboración, ... puede ser que sufra un trastorno negativista desafiante.

    Los niños con este tipo de trastorno son arrogantes, enseguida se enfadan o incluso sin ningún motivo aparente. Parecen vivir siempre resentidos contra todos, tienen una visión muy negativa. Piensan que son los demás los que tienen la culpa de todo.

    La detección precoz es fundamental. Como educadores no debemos quedarnos en la etiqueta de “niño/a difícil” o “problemático”. Poner en conocimiento esta situación en las reuniones de profesores y al equipo psicopedagógico del centro es el primer paso. Es muy probable que estos comportamientos disruptivos también se estén sucediendo en la familia. La entrevista con los padres nos aportará más información.

    Buscar el apoyo de otros profesionales nos ayudará a mantener la distancia y la profesionalidad, evitando el rechazo del alumno conflictivo. Un profesor solo no puede hacer frente a esta problemática, aunque sí será imprescindible su intervención para ayudarle a acabar con este tipo de comportamientos. Su actuación en el aula, dentro de un marco psicoterapéutico con la implicación de profesionales especializados en problemas de conducta, será un complemento clave.

    En Ita Salud Mental tenemos un Servicio de Asesoramiento Escolar. Es un servicio gratuito para asesorar a centros educativos en el manejo de trastornos del aprendizaje y trastornos mentales infanto-juveniles.

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  • Los adolescentes pasan por épocas en que tienen la necesidad de mostrar su individualidad y ponen a prueba los límites del mundo de los adultos. Estas actitudes ayudan en el desarrollo de su personalidad, forman parte del proceso de creación de su identidad. Es esperable que un adolescente no acate todas las normas siempre. Discutir, mostrarse hostiles o saltarse normas no es alarmante, siempre y cuando sean conductas puntuales.

    Observar la frecuencia y la intensidad de estas conductas nos ayudará a determinar si son propias de la edad o no. Pasa a ser preocupante cuando la actitud negativista y oposicionista se convierte en una especie de “nubarrón” que interfiere en la forma de relacionarse: con la familia, los amigos y en la escuela.

    En el caso de tratarse del trastorno negativista desafiante, seguramente, durante la infancia ya habremos observado comportamientos similares. Al llegar a la adolescencia, se afianza la actitud provocadora y desafiante. Se enfadan con mucha facilidad y pueden ser muy crueles. Humillaciones, gritos, huidas, etc., se convierten en algo cotidiano. Bajo esta capa provocadora, suele haber un concepto negativo de sí mismos, se sienten frustrados y deprimidos, aunque no lo demuestren abiertamente. Es difícil que pidan ayuda por sí solos, porque, aunque se sienten mal, la culpa siempre es de los demás.

    Desagraciadamente los estudios muestran que, si no se trata, su evolución es hacia trastornos mentales mucho más graves y en la edad adulta, puede desembocar en el mundo de la delincuencia y la marginalidad.

    En Ita Salud Mental contamos con programas especializados en trastornos de conducta en adolescentes. Disponemos de una amplia red de centros en toda España: hospitalización, hospital de día, tratamiento ambulatorio, etc. Si desea más información, puede reservar una cita online o presencial, o bien, llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535.

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  • El trastorno negativista desafiante, a diferencia del trastorno de conducta, suele iniciarse en la infancia y raramente se diagnostica pasada la adolescencia.

    Ambos trastornos comparten el desafío frente a las figuras de autoridad, los episodios de ira y conductas disruptivas como mentir o agredir. La diferencia principal es la gravedad de los síntomas. Un trastorno negativista desafiante no tratado en la infancia, puede empeorar hacia un trastorno de conducta.

    En el trastorno negativista predomina un estado de enfado e irritabilidad. Discute y muestra una actitud desafiante, sobre todo con las figuras de autoridad. Molesta a los demás sin un motivo aparente. Acostumbra a culpar a los demás de lo que hace mal y se muestra rencoroso y vengativo.

    En el trastorno de conducta hay un incumplimiento grave de las normas como pasar la noche fuera, absentismo escolar, etc. Peleas o amenazas a los demás, crueldad física a personas o animales. Destrucción de la propiedad y/o robos.

    Las conductas de oposición y falta de cooperación en los niños pueden tener muchas causas. Por ejemplo, los/as niños/as que sufren un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) pueden no hacer las tareas o no hacer caso de las normas. Estas actitudes están relacionadas con su impulsividad, con el hecho de “no tener espera” y requieren un abordaje muy diferente a los niños con un trastorno negativista. También en niños/as que sufren un trastorno el espectro autista pueden observarse comportamientos difíciles.

    Si desea consultarnos su caso, puede llamarnos al teléfono gratuito 900 500 535 o reservar una visita online o presencial.

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  • El trastorno de conducta es uno de los diagnósticos cada vez más frecuentes en la infancia y la adolescencia. Se caracteriza por comportamientos en los que no se respetan los derechos de los demás, ni las normas. Estos comportamientos son un patrón, una forma de funcionar.

    A nivel de conducta
    · Acoso, amenaza o intimidación a los demás.
    ·Empiezan peleas.
    · Uso de armas Muestran crueldad física contra personas o animales.
    · Robos con intimidación Destrucción de la propiedad Robo Incumplimiento grave de las normas


    A nivel emocional
    Muestran una marcada inmadurez emocional. Se muestran fríos o insensibles y no acostumbran a mostrar sus sentimientos. No parecen estar preocupados por las consecuencias de sus actos, más bien, culpan a los demás. Tras la imagen de “valientes” suele haber una baja autoestima alimentada por los múltiples fracasos y las relaciones sociales negativas. Tienen baja tolerancia a la frustración, se irritan fácilmente, son impulsivos. Suelen buscar “emociones fuertes” lo que los coloca en una situación de riesgos constantes y vulnerables al consumo de drogas, prácticas sexuales de riesgo, delincuencia, etc.

    El impacto del trastorno de conducta es enorme, tanto para los que lo sufren como para su entorno. Las conductas de los menores los lleva a experiencias continuas de fracaso tanto en la escuela, con la familia y en las relaciones con los amigos. Sufren el rechazo de sus compañeros y suponen un desgaste emocional a los educadores. No es de extrañar que aparezca sintomatología depresiva y ansiosa. Cuanto antes se intervenga mejor será la evolución.

    En Ita Salud Mental trabajamos para la completa recuperación de los chicos y chicas que sufren un trastorno de conducta. Llevamos a cabo un programa de intervención integral que abarca el trabajo psicoterapéutico personal, el apoyo a las familias y el abordaje educativo.

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  • La pregunta sobre qué medicamentos son eficaces para tratar los trastornos de conducta no tiene una respuesta sencilla. Aunque está ampliamente demostrado que el tratamiento farmacológico como tratamiento único no es eficaz, sí puede ser una ayuda puntual, en según qué casos y circunstancias.

    Bajo un diagnóstico de trastorno de conducta suele haber realidades muy diferentes. Un factor importante es la presencia (o no) de “comorbilidad”, es decir, que el niño o adolescente sufra algún otro trastorno además del trastorno de conducta. Puede haber un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDH), trastornos del aprendizaje, trastornos del desarrollo, problemas de ansiedad y/o depresión, abuso de sustancias, etc. El factor ambiental también marcará diferencias muy importantes de cara al tratamiento que se deberá seguir. No es lo mismo disponer de un entorno colaborador con figuras que puedan ser un referente y participen en el tratamiento, que aquellos casos en los que el entorno sea claramente perjudicial para el menor (delincuencia, marginalidad, etc.).

    Teniendo en cuenta que no existe un tratamiento farmacológico único, el psiquiatra en coordinación con el resto de profesionales implicados en el tratamiento, valorará si puede o no ser de ayuda para reducir las conductas agresivas y el tipo de fármaco más adecuado. Entre los posibles medicamentos está el litio, los antipsicóticos o el metilfenidato. La prescripción de medicamentos será siempre un apoyo al tratamiento multimodal: trabajo psicológico individual, implicación de la familia y reorientación o acompañamiento académico.

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  • La estrategia de intervención en los trastornos de conducta para reducir la sintomatología es multimodal: psicológica, familiar, educativa. Para diseñar la estrategia a seguir en cada caso, los profesionales implicados tendrán en cuenta la edad, la gravedad, el entorno, presencia de otras patologías, etc. El tratamiento de los trastornos de conducta es un proceso que requiere tiempo. Es importante que las personas de su entorno estén implicadas, sobre todo, la familia y la escuela.

    En Ita Salud Mental disponemos de una red de centros en el territorio español que ofrecen tratamiento multimodal para los trastornos de conducta. El objetivo principal del tratamiento consiste en reducir las conductas agresivas y dotar al niño o adolescente de estrategias que le permitan relacionarse sin el uso de la violencia. Trabajamos también con la familia para recuperar el clima familiar y las relaciones deterioradas. Los pacientes y familias que llegan a nuestros centros han vivido situaciones “extremas” de huidas, rechazo, conflictividad, problemas con la justicia. Son problemáticas muy visibles y con un fuerte impacto en el día a día, tanto para las personas que sufren el trastorno como para su entorno.

    Con la ayuda profesional se puede romper el ciclo vicioso en el que se encuentran y llenar el sentimiento de vacío y desesperanza. Las experiencias pasadas se pueden gestionar y se puede aprender a manejar los sentimientos y recuperar un proyecto de futuro. En definitiva, pueden volver a creer en sí mismos.

    Si desea más información sobre el tratamiento de los trastornos de conducta puede visitar nuestra página Tratamiento Trastornos de Conducta - TC

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